Pandolo, nombre de guerra de un peligroso delincuente

Tiroteó a una familia en Ordes, a dos agentes en Sarria... Ahora es sospechoso de algo sobrecogedor: matar y descuartizar a dos varones desaparecidos cuando estaba de permiso
Pandolo, en la Audiencia de Lugo por disparar a una patrulla en Sarria. PEPE ÁLVEZ (EP)
photo_camera Pandolo, en la Audiencia de Lugo por disparar a una patrulla en Sarria. PEPE ÁLVEZ (EP)

José Manuel Martínez Quintáns son nombres y apellidos que se repiten en decenas de sumarios policiales y judiciales. Quizás por sí solos no digan nada, pero la cosa cambia si se menta a Pandolo. Ese es el nombre de guerra de un delincuente que atemorizó durante años a buena parte de la provincia de A Coruña, con sonados episodios como el tiroteo de una familia en Ordes, y cuyas andanzas llegaron incluso a la provincia de Lugo, pues en 2007 abrió fuego contra dos guardias civiles en Sarria, lo que le valió una condena de 20 años de cárcel que sigue cumpliendo en Teixeiro.

Pero el 5 de mayo y el 15 de diciembre del año pasado, Pandolo disfrutaba de sendos permisos penitenciarios. Y justo en esas fechas desaparecieron Antonio Tuñas y Javier Iglesias, cuyos restos óseos aparecieron recientemente repartidos en bolsas muy cerca de la casa de la madre de Pandolo. Para colmo, los dos tenían o habían tenido algún tipo de relación con el delincuente, y estas no habían acabado precisamente bien.

Tal cúmulo de coincidencias llevó a la Guardia Civil a apuntar a José Manuel Martínez Quintáns, un nombre que, una década más tarde, vuelve a abrir las planas de la crónica negra gallega, corroborando —por desgracia— una vez más que la máxima penitenciaria de la reinserción es más una fantasía que una realidad, al menos en lo que se refiere a delitos graves y sujetos peligrosos.

El instituto armado no alberga ya dudas de que Pandolo, de 48 años, es responsable de estas desapariciones. Eso, dicho de forma sutil. Porque la realidad es mucho más cruda: mató supuestamente a estos dos hombres, despiezó sus cadáveres —se cree que con una sierra o similar— y los metió en varias bolsas que repartió por montes cercanos a su hogar materno.

Pero, ¿quiénes son Javier Iglesias y Antonio Tuñas? El primero, vecino de Culleredo, había sido compañero de Pandolo en la prisión de Teixeiro, donde una aparente buena relación habría desencadenado en varios conflictos que Pandolo, supuestamente, zanjó de la peor manera posible. Con el segundo, Antonio Tuñas, también habría tenido conflictos, en este caso por uno de los motivos de disputa más ancestrales de Galicia: los marcos de sus leiras, ya que la finca del fallecido linda con la casa de la madre de Pandolo, una precaria construcción de ladrillo visto donde el delincuente pernoctaba cuando no lo hacía en una celda.

En las proximidades de esta infravivienda, ubicada en el remoto lugar de Gosolfre, en el límite entre Mazaricos y Outes, aparecieron una serie de bolsas dispersas por el monte con un contenido de lo más macabro: el cráneo de Antonio Tuñas en una, una tibia de Javier Iglesias en otra... Fueron estos unos hechos que sacaron en las planas a Mazaricos, un apacible municipio ganadero poco acostumbrado a salir en los telediarios. Ahora los vecinos pueden respirar tranquilos, ya que por motivos obvios, a la vista de los graves hechos que se le atribuyen, este delincuente mazaricano está a buen recaudo en Teixeiro, ya que le han suprimido los permisos penitenciarios.

Según la Guardia Civil, el crimen de Iglesias ya está cerrado con Pandolo como sospechoso, aunque todavía no se ha iniciado judicialmente la acusación contra él. Al encontrarse recluido se considera que no hay riesgo para la población y por eso no urge su arresto como en otros casos. Por el momento los investigadores están recabando el máximo número de pruebas posible. Cuentan con un casquillo de bala y una muestra de restos de sangre que apareció en casa de la víctima, en Culleredo.

Según fuentes próximas al caso, que los especialistas en criminalística llevan con un hermetismo absoluto para no perjudicar la investigación —no se descarta la implicación de posibles compinches de Pandolo—, se da por hecho que Iglesias murió por herida de bala. Hay, con todo, incógnitas por despejar, que los investigadores, no obstante, podrían tener ya claras. Por ejemplo, si la víctima fue asesinada en su casa en Culleredo y posteriormente trasladado ya cadáver a Mazaricos para ser descuartizado o si, por el contrario, Pandolo le habría dado muerte en la comarca de O Xallas.

Colillas incriminatorias 

En cuanto a la muerte de Antonio Tuñas, está en ciernes de cerrarse. Este varón, de 72 años, desapareció el 15 de diciembre de 2022 tras salir de su casa con su coche, un Nissan Almera que días más tarde fue localizado estacionado cerca del tanatorio de Carballo, con un asiento en una posición inusual y varias colillas en el cenicero, un elemento extraño habida cuenta de que su dueño ni fumaba ni dejaba hacerlo a bordo.

El que sí fuma es Pandolo, al que además se le ha relacionado con la delincuencia del área de Carballo. Esos pitillos fueron llevados a analizar, aunque no se han hecho públicos los resultados, en consonancia con el secreto de las actuaciones policiales. Con la aparición del cráneo de Antonio Tuñas saltaron todas las alarmas. Fue el pasado mes de noviembre, cuando la crónica gallega de sucesos pareció retrotraerse una década devolviendo a los titulares el nombre de Pandolo. Y se esperan más noticias sobre él a medida que se vayan resolviendo estos casos.

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