Un relámpago de vitalidad

El focense Francisco Lestegás llegó este jueves a los 107 años con una salud y un humor de hierro

 

Francisco Lestegás, con su tarta de cumpleaños. AMA
photo_camera Francisco Lestegás, con su tarta de cumpleaños. AMA

Apenas puede dar dos pasos sin que la gente le pare por la calle, ya que es sin duda alguna el vecino más famoso de la parroquia focense de Marzán, no en vano Francisco Lestegás, Pancho do Relámpago, como le conocen por el apodo familiar, cumplió este jueves 107 años. Una cifra de la que pocos pueden presumir y más aún con esa vitalidad.

Sin apenas arrugas que delaten sus años y con un protector de estómago como única medicina, Pancho goza de una salud y un humor de hierro, que sin duda alguna han sido los mejores aliados para llegar donde ha llegado. Siglo y pico de vida en los que alternó de joven el trabajo en el mar con el del campo, duros ambos, si cabe más el mar "onde íamos case desnudos", recuerda Pancho, aludiendo a que los medios de antes no eran ni parecidos a los de ahora. "Íamos ao chicharro e a sardiña e chegabamos ata Navia", recuerda.

Aunque le echan una mano para levantarse, Pancho es completamente autónomo para comer y vestirse. Este jueves desayunó un café con leche con pan, que prefiere a las galletas, y comió callos, uno de sus platos favoritos y con el que su familia le quiso obsequiar en un día tan especial, que prosiguió por la tarde con una merienda en la que no faltó la tarta con las velas, aunque Pancho es poco dulcero.

Lo que sí le gusta es tomar un vaso de vino a la comida, una costumbre que sigue manteniendo, aunque ha reducido los paseos que antes no perdonaba hasta Foz para reencontrarse con sus amigos en las chabolas del puerto. "Cando ía a misa non chegaba comer ata as dúas da tarde", cuenta su nieto Francisco, hijo de Ramona, la única hija que tuvo Pancho. Tiene otra nieta, María José y tres bisnietos.

Pancho es una persona inquieta y para poco sentado y cuando el tiempo lo permite cuida de sus ovejas "e doulles de comer", cuenta, mientras su familia recuerda que el verano es un trasiego de gente, a la que le encanta posar con la persona más longeva de la comarca, que es todo un icono de como llevar con serenidad los años. "Eu firmaba por chegar así", dice el nieto.