¿Comprar o no comprar seguidores? Opiniones para todos los gustos

La práctica de comprar visitas, me gusta o followers para redes sociales suele estar penalizada porque las propias redes ofertan publicidad para llegar a su público

No son pocos los influencers, políticos, famosos y revistas que compran seguidores para sus perfiles sociales. Se sabe porque a muchos les han pillado, pero también porque es un secreto a voces en el mundo del marketing on line. Menos conocido es la versión low cost de esta práctica entre microinfluencers, si bien es tan frecuente o más que en los casos que han causado revuelo.

La práctica de comprar visitas, me gusta o followers para redes sociales suele estar penalizada porque las propias redes, en general, ofertan publicidad para llegar a potenciales clientes o al público objetivo. Muchos no recomiendan comprar seguidores, pues se corre un gran riesgo si se confía en sitios poco serios o se realiza con poca estrategia.

Pero no todos los seguidores fraudulentos se obtienen a golpe de talonario y, sin embargo, cuentan con el visto bueno del público (no así de algunas redes sociales).

Veamos cómo se suelen aumentar las visitas y los seguidores en una red social y, después, el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra (habrá quien sí pueda).

– Sub4sub o subforsub. Es el "sígueme y te sigo", el "nómbrame y te hago un RT" o "comenta en mi blog y me paso por el tuyo". Habitual entre quienes desean abrirse un hueco como microinfluencers en caso cualquier temática monetizable. Los nuevos emprendedores que desean vender infoproductos no suelen ser ajenos a esta práctica.

– Conseguir seguidores mediante sorteos en los que la participación implica el cumplimiento de unas normas. No permitido en muchas redes sociales, salvo si se realiza a través de unos pocos intermediarios autorizados. No siempre legal, pero habitual.

– Compra de seguidores fantasmas o zombies, lo que antes se conocía en twitter como "cuentas huevo". Se paga por seguidores que proceden de cuentas inactivas o abandonadas y jamás interactuarán con el sitio.

– Compra o venta de grupos o fan pages. De nuevo no permitido, aunque real como la vida misma.

Páginas que venden seguidores para instagramers e influencers. La forma que se le viene a todo el mundo a la mente. El pago puede ser con dinero o mediante acciones sociales y no siempre las cuentas son inactivas.

– También se pueden comprar las acciones de compartir en redes sociales, seleccionando en ocasiones perfiles activos de temática relacionada a la que indique el cliente. En este caso, el influencer que comparte el contenido y la empresa intermediaria se reparten las ganancias económicas.

Está claro que si no es de una forma es de otra, pero son muchas las cuentas que desean incrementar sus seguidores pese a que pueda repercutir negativamente en su engagement. ¿Por qué motivo? 

Pues, en ocasiones, como campaña de SMO negativa, es decir, para dar a entender que la competencia está comprando seguidores y hacerles perder credibilidad ante sus posibles clientes. 

Otras veces por ego y otras por experimentos. Lograron crear dos cuentas de Instagram a las que llegaron a ofrecer suculentos contratos por publicidad y, en realidad, eran una prueba para ver hasta qué punto las agencias se siguen fijando en este dato más que en la influencia real de cada perfil.

También para lograr arrancar un nuevo proyecto. Esto se relaciona con el caso de los dos experimentos en IG. Los usuarios de las redes sociales desconfían de los perfiles sin apenas seguidores, no digamos con 0 followers. 

Para finalizar, en el caso de youtube, el número de seguidores de un canal es una de las variables que intervienen a la hora de determinar la visibilidad de un vídeo.

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