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El enigma Caballero

La aparente inacción del nuevo líder del PSdeG tiene descolocado a todo el mundo, incluso a aquellos más cercanos a él

Gonzalo Caballero. G.G.
photo_camera Gonzalo Caballero. G.G.

EL BAJÍSIMO perfil que está adoptando el vigués Gonzalo Caballero desde que se convirtió en secretario general del PSdeG me tiene completamente descolocado; a mí, a sus rivales políticos e incluso a algunos de sus colaboradores más cercanos. La inacción —al menos aparente— llega por momentos a rozar lo desesperante y alcanza tal calibre que es totalmente imposible pensar que no sea una estrategia intencionada. Yo al menos me inclino más por esa teoría que por la que apunta a que, una vez conseguido el objetivo por el que peleó buena parte de su vida, se encuentra totalmente desbordado y superado por las circunstancias. Aun admitiendo que es más fácil ser un outsider y dirigir un pequeño rincón crítico que gobernar y poner orden en un partido como el PSdeG, me inclino a pensar que Gonzalo Caballero está, simplemente, esperando a que acaben los procesos de renovación provinciales para actuar.

Sin embargo, ese compás de espera no tiene por qué estar reñido con alguna aparición pública en un momento en el que la política gallega tiene varios frentes abiertos. La oposición a la Xunta en el asunto de la sequía la capitalizó el tío y alcalde de Vigo, Abel Caballero, mientras que en el caso de la AP-9 y los peajes fue más bien cosa del grupo parlamentario, con Xoaquín Fernández Leiceaga al frente. Ambos casos afectan directamente a su ciudad natal, por lo que el Caballero sobrino podría aprovechar para hacer algo de ruido en busca de ir consolidando poco a poco su figura ante la opinión pública. Su única aparición esta semana fue una rueda de prensa tras la reunión de la ejecutiva y, el sábado, en el Parlamento de Galicia en las jornadas sobre la financiación autonómica. Quizás demasiado poco para un líder que todavía tiene que buscar una casilla libre en un tablero político que está más saturado de piezas que nunca.

Es imposible, en este escenario, que no se venga a la cabeza la figura de su predecesor en el cargo, José Ramón Gómez Besteiro, que aunque no era nada amigo de meterse en líos —en eso sí que es igual que Caballero—, sí lo era de los focos. Aunque las comparativas siempre son odiosas, el lucense fue ratificado líder por el socialismo gallego en septiembre de 2013 y en menos de un mes ya se había reunido con el entonces portavoz del BNG, Xavier Vence. Unos días después lo hizo con los sindicatos, un encuentro más simbólico que útil, pero que goza de tal tradicción en el PSdeG que ya hay quien se está impacientando porque Gonzalo Caballero no da el paso. Y dos días después de esa reunión, Besteiro se entrevistó con Xosé Manuel Beiras, líder de Age. Un año después, en noviembre de 2014, lo hizo con Alberto Núñez Feijóo, pero para esto Caballero todavía tiene tiempo. Lo que falta por saber es si tiene ganas.

El problema de las provincias

Lo que nadie le puede reprochar a Gonzalo Caballero es la coherencia de sus actuales acciones con su discurso durante las primarias. Llegó a la dirección del PSdeG con una particular cruzada contra los viejos aparatos, las maniobras en la sombra, los tutelajes y la acumulación de poder en las provincias. Que Caballero tuvo y tiene líderes afines en las primarias de A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra es tan cierto como que, aparentemente, no movió medio dedo por ellos en los distintos procesos. Esa es una de las razones por las que los candidatos más cercanos a él, véase Patricia Otero en Lugo y Eduardo Reguera en Pontevedra, salieron trasquilados. Lo mismo que le ocurrirá el domingo, salvo sorpresa mayúscula, a la compostelana de origen lucense Mercedes Rosón en A Coruña frente a Valentín González Formoso. Solo en Ourense le quedarían opciones de colocar a un peón amigo si se impone Rafa Villarino a Noela Blanco. A Pachi Vázquez lo dejo fuera porque, apretado por la Justicia y la falta de apoyos, parece que sopesa la retirada. Se cuenta que, de hecho, ya está ofreciendo sus votos a cualquiera de los otros dos candidatos a cambio de ser nombrado presidente provincial del PSOE, una figura simbólica que en Ourense ocupaba hasta ahora el alcalde de O Barco de Valdeorras, Alfredo García.

Esa falta de tutelaje de los procesos de primarias por parte de Gonzalo Caballero es la que irrita a algunos colaboradores, que entienden la política en general y el PSdeG en particular —y quizás no se equivoquen— como una batalla de buenos contra malos. Para ellos, la pasividad del nuevo líder puede resultar letal para sus intereses futuros, porque los nuevos barones provinciales ejercerán de contrapoder interno, tendrán potestad para decidir las listas y, sobre todo, serán los encargados de designar a los candidatos de las diputaciones.

Visto así su enfado está justificado. Pero desde la óptica de Gonzalo Caballero, por lo menos a nivel teórico, nada de eso tendrá mucha importancia en un partido en el que no quiere bandos sino unidad y en el que las viejas estructuras provinciales deberían ceder poco a poco el paso en favor de las comarcas. Eso sí, tiene que ser consciente de que cambiar oficialmente las direcciones provinciales por unas comarcales exigirá un congreso, ya que una decisión de tal calado parece que se le quedaría grande al comité nacional. En su cónclave, el que lo ratificó como líder, no tocó el asunto.

De todas formas, será a partir de ahora, una vez terminen las primarias, cuando se vea la verdadera capacidad del nuevo secretario general de dialogar para coser el Partido Socialista en Galicia. Si no quiere enfrentarse a una guerra de guerrillas que podría resultar letal para el PSdeG de cara a las municipales, a Caballero le tocará, de una vez por todas, pasar a la acción. Este mismo sábado, Emilio Pérez Touriño avaló en el Parlamento la estrategia de Caballero de "mirar moito para afora e pouco para adentro"; o lo que es lo mismo, pasar de los líos internos. Por mucho que les pese a algunos.

Vacunas contra las cuerdas

LA EURODIPUTADA lucense Lidia Senra publicó el segundo número del boletín periódico informativo sobre su actividad en el Parlamento Europeo. Llega unos días después de la polémica por una iniciativa sobre la eficiencia de las vacunas, que además de alentar a los colectivos antivacunas desembocó en una tormenta interna en la que las fuerzas políticas que auparon su candidatura en las elecciones europeas, mayoritariamente Anova y Esquerda Unida, acabaron por desautorizarla. Fue a raíz de esta polémica cuando trascendió que Senra lleva meses desvinculada del grupo español de Izquierda Plural, integrado en la Eurocámara en GUE/NGL. Sin embargo, ni las críticas más feroces doblegan a esta veterana sindicalista. "Sigo sendo independente e con liberdade de voto", espetó. Parece vacunada contra las críticas.

Tiranteces contra la AP-9

LA CONCESIONARIA de la AP-9, Audasa, tiene que entender que sea marca o empresa non grata en Galicia. Aunque es cierto que la culpa de que sea una de las autopistas más caras de España es una responsabilidad puramente política cocinada a medias entre nombres como José María Aznar, José Blanco o Ana Pastor, la verdad es que lo de ofrecer un servicio totalmente deficiente es únicamente atribuible a la concesionaria. Cada domingo de sol y playa se colapsan los peajes, si graniza se para el tráfico en Ordes y ahora, para colmo, se les incendian las obras de ampliación de Rande y se destensan un par de tirantes del puente, lo que ofrece sensación de inseguridad e incertidumbre alrededor de la obra. Si fuera mal pensado diría que trabajan contrarreloj para acabar y poder aplicar la subida del peaje del 3,8% el 1 de enero.

La sequía gotea en Vigo

LA LLUVIA arregló buena parte del problema de la sequía de Vigo, pero la cuestión política sigue goteando. Miguel Tellado, secretario general del PPdeG, dio el sábado otra vuelta de llave al asunto al preguntar a Abel Caballero si hubo "desvío de fondos" de la concesionaria y el Concello, ya que el compromiso de invertir en la mejora de la red el 40% de los ingresos no se cumplió en esta última década, lo que supone que 180 millones han acabado en otro lado y no en las tuberías y potabilizadoras viguesas. "Nin toda a auga caída estes días poderá tapar a neglixencia do Concello", lamentó el político popular, que acusa al alcalde de ser "un trileiro capaz de escapar do que non pode resolver con tobogáns, dinosetos e barcos en rotondas". Eso sí, no hay que olvidar que el trilero, aunque sea haciendo trampas, de momento va ganando la partida.

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