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El PSdeG es la gran incógnita de estas elecciones

El PSdeG ve con pánico una baja participación el 18-F ya que sabe que la mayoría de la gente que se queda en casa es su electorado durmiente que nunca vota a la Xunta
Pedro Sánchez y José Ramón Gómez Besteiro. MONCHO FUENTES
photo_camera Pedro Sánchez y José Ramón Gómez Besteiro. MONCHO FUENTES

A menos de un mes de las elecciones autonómicas, tanto las encuestas como las sensaciones invitan a pensar que Alfonso Rueda está en disposición de repetir la mayoría absoluta del PPdeG, que el BNG está bastante afianzado como segunda fuerza de Galicia, que Podemos y Vox no entran ni de lejos en O Hórreo y que Sumar y Democracia Ourensana tendrán que sudar para conseguir representación. ¿Y el PSdeG? Pues a día de hoy parece la fuerza con un comportamiento electoral más difícil de calibrar a nivel demoscópico. Algunas encuestas lo sitúan al borde de su peor resultado histórico en Galicia mientras que otras quieren aproximarlo incluso al Bloque.

A diferencia de la estabilidad histórica del PPdeG en el voto desde 1981 en todas las elecciones autonómicas, los socialistas gallegos tuvieron oscilaciones de hasta 15 puntos porcentuales, entre menos del 18% de apoyo de Leiceaga en 2016 hasta el 33,64% que llevó a Touriño a la Xunta en 2005. No es que de cara al 18-F se mueva en horquillas tan amplias, pero sí existe una enorme incertidumbre electoral alrededor del PSdeG.

Primero, porque nadie sabe cuál será el tirón de José Ramón Gómez Besteiro después de tantos años fuera. Y después, porque es imposible saber si el lucense tendrá que asumir en las urnas algún desgaste por la amnistía. Pero sobre todo, porque el socialismo gallego lleva años luchando en las elecciones gallegas contra un problema al que no acaba de encontrarle solución: la desmovilización de su gente cuando se vota a la Xunta. Un electorado durmiente que no se ilusiona desde aquel 2005, cuando la participación superó el 65%. O peor todavía, que vaya a votar pero que elija la papeleta del BNG, como sin duda ocurrió en 2020.

La diferencia entre un PSdeG que en el mejor de los casos se quede como está o un PSdeG que pueda recuperar parte de ese electorado que se le fugó al BNG o que sea capaz de levantarlo del sillón el domingo 18 de febrero es la que va a determinar, en buena medida, el futuro Gobierno de la Xunta. Por eso el socialismo gallego vive con auténtico pánico el escenario de una participación baja o muy baja, asumiendo que por debajo del 60% la izquierda no tendrá mucho que rascar y que, posiblemente, augure un revés de en las urnas. Y es ahí donde Besteiro –y no Sánchez ni el Gobierno central– tiene que demostrar que es el político con capacidad de arrastre: el Messi de la política.

Casi todas las encuestas que se van publicando tienen intencionalidad. Las que presentan al BNG como único voto útil en la izquierda, las que meten a DO en la ecuación, las que reaniman a Sumar... El PSdeG también tiene las suyas. Dicen que su tendencia es al alza y que se acerca al BNG. Pero también que votará poca gente. Es decir, que puede quedarse en 14 escaños o subir a 18 o 19. Lo dicho... ¡Una incógnita!

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