SI CRECE el número de jóvenes —entendiendo por tales de 15 a 29 años— que tienen en la familia la mayor fuente de ingresos, significa que su situación económica empeora. Entre 2008 y 2016 crece un 10% el número de jóvenes que dependen de la ayuda económica de sus familias.
Aunque se vayan del hogar familiar siguen sin independizarse económicamente, dado que los salarios que perciben no alcanzan para cubrir sus necesidades de vivienda, alimentación y vestido. Se pasa del 14% de jóvenes en esa situación en 2008 al 24% el pasado año, 2016, según el Estudio sobre la Juventud del MInisterio de Sanidad. Algo que económica y socialmente empeora a ritmo preocupante.
Hay que insistir una vez más, la prolongación de estas situaciones cuando la crisis se da por finalizada trae efectos sociopolíticos como los que puede reflejar el cambio que se registra en el comportamiento electoral o la ruptura con el sistema y la España que siguió a la transición que expresa esa juventud.
La censura del mono
Una vestimenta absolutamente discreta en una mujer merece la censura en la televisión iraní. La presentadora rusa del sorteo del mundial de fútbol no pudo ser vista en Irán. Vestida con un mono negro, sin mangas como máxima ‘provocación’, no pasó la censura. A tanto no se llegó en España bajo el franquismo cuando todo era pecado, ni siquiera con Arias Salgado de ministro de Información, que velaba con absoluta dedicación por la salvación de los españoles.
¿Cómo se llama a esto que sucede en Irán? No entra, parece que no debería, en el respeto que se debe a la diversidad cultural y religiosa. La intolerancia y la represión, se produzca donde se produzca, es cuestión diferente a las expresiones culturales diferentes o al respeto que merezcan las tradiciones particulares. Esa censura de la presentadora, vestida con un mono ajustado, es la expresión de la imposición de una norma. Niega la libertad.
