Menos caladas, más caras

La venta de cigarrillos ha caído un 44% en nueve años en Galicia, pero los ingresos que genera el tabaco son mayores que en 2008

Un empleado de una tabaquera coloca cigarrillos para el empaquetado en cajetillas. AEP
photo_camera Un empleado de una tabaquera coloca cigarrillos para el empaquetado en cajetillas. AEP

La ley antitabaco, la concienciación sobre el daño que provoca fumar, la crisis económica, las subidas de precios y hasta el contrabando se han sumado para restar. Por todos esos elementos y puede ser que alguno más, las ventas de cigarrillos llevan nueve años seguidos cayendo en España y en Galicia, y lo han hecho de tal forma que los 126 millones de cajetillas despachadas en 2017 en la comunidad son un 44,3% menos de las que se contabilizaron en 2008. Las estadísticas del Ministerio de Hacienda, que se remontan a 1989, no son lo suficientemente antiguas para encontrar un año en el que se vendiese menos.

Así es que 2017 ofrece una nueva referencia mínima, fruto de una caída de un 4,4% en relación al ejercicio anterior, cuando el retroceso parecía que se había frenado. Con ese renovado impulso en el descenso, la reducción de las ventas del producto que genera 88 de cada 100 euros que mueve el negocio del tabaco se hizo notar en la facturación del sector, aunque con una caída menor. El motivo es que a finales de 2016 se elevó el impuesto especial que grava el tabaco y hubo después una subida generalizada de los precios.

Gráfico que muestra la evolución de las ventas de tabaco en Galicia. M.BASCUAS

Entre unas cosas y otras, los datos de Hacienda sitúan en 647,79 millones de euros los ingresos generados en Galicia en 2017 por cigarrillos, cigarros, picadura para liar y para pipa, una cifra un 2,5% inferior a la de 2016. En un año en el que solo creció la demanda de la versión para pipa, el descenso de los ingresos en la comunidad fue mayor que el registrado en España, donde se contaron 11.652 millones de euros (-1,7%). Y hasta representa una novedad, porque es la primera vez desde que hay estadísticas que el valor de las ventas se reduce dos ejercicios seguidos.

Ya no ocurre como en algunos de los últimos años, en los que las alzas fiscales y de precios, sin olvidar que productos como la picadura ganaron adeptos, compensaron el impacto que tenía en las cuentas la caída del consumo. Basta con ver que en el período en el que las ventas de cajetillas se desplomaron un 44,3% —nueve años— la facturación creció un 6,7%. Eso sí, ha dejado atrás su máximo, los 678,7 millones de 2010. La importancia del dato va más allá del sector, porque tres cuartas partes del dinero que entra en la caja de los estancos acaba en Hacienda.

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