El rastro del móvil sitúa a El Chicle en la nave de Asados más de una hora

El tiempo en el interior apunta a que Diana pudo llegar viva. "Nadie tarda eso en esconder un cadáver", dice el abogado Pedro de Bernardo
 

 

Registro en la nave de Asados. LAVANDEIRA JR
photo_camera Registro en la nave de Asados. LAVANDEIRA JR

Una hora y cinco minutos. Ése es el lapso que, según los repetidores de telefonía, permaneció José Enrique Abuín Gey ‘El Chicle’ en la nave de Asados en la que ocultó el cadáver de Diana Quer y donde, a juzgar por el tiempo transcurrido, pudo haber llevado a cabo otras acciones que apuntan a que la joven llegó con vida a este emplazamiento.

Concretamente, el autor confeso de los hechos arribó a la antigua fábrica de gaseosas reconvertida a almacén de muebles en compañía de Diana a las 3.04 horas del 22 de agosto de 2016 y se marchó de allí, ya solo, a las 4.09. ¿Qué sucedió mientras? Se sabe que Abuín la desnudó y también que quemó sus ropas —aunque no indicó dónde—, a excepción de un tanga negro que fue hallado en el fondo del pozo y que se atribuye a Diana.

Si hubo agresión sexual o no se desconoce por el momento, y según los expertos es posible que nunca se llegue a saber, al haber estado el cuerpo y la prenda de ropa interior sumergidos un año y cuatro meses. En este sentido, ayer trascendía que el informe preliminar de la autopsia concluye que no se hallaron restos de semen en el cadáver, un punto que, sin embargo, entraba dentro de lo esperado por uno de los encargados de efectuar la necropsia, el forense del Imelga Fernando Serrulla Rech. «El esperma no perdura más allá de siete días en el interior de la vagina en una persona viva. Detectarlo en una fallecida se complica mucho más y al haber estado en agua cien o mil veces más», sintetiza el doctor.

No se encontró semen en el cuerpo y es "complicado" que pueda hallarse tras 500 días sumergido, indica uno de los forenses del Imelga 

Pero, a estas alturas de la instrucción del caso y a medida que van trascendiendo nuevos detalles sobre el ‘modus operandi’ de El Chicle, se da por hecho que sí hubo intencionalidad sexual y gana cada vez más fuerza la hipótesis de que Abuín intentó abusar de Diana, incluso aunque al final no consiguiese su propósito por la resistencia opuesta por ella.

Y este extremo retrotrae a una de las cuestiones clave del caso: ¿Llegó viva la joven a la nave de Asados? «Si estuviese muerta, nadie tarda una hora en esconder un cadáver», observa Pedro de Bernardo, abogado de la madre de Diana hasta que esta decidió fiar la acusación particular al letrado ferrolano Ricardo Pérez Lama conjuntamente con el padre de la joven. «Lo que tarda El Chicle es un indicio de que ella llegó viva al viejo almacén y refuerza todavía más el móvil sexual», insiste De Bernardo.

Pero lo que pasó en el interior de la ‘nave de los horrores’ —como la bautizaron algunos medios y vecinos— solo lo sabe Enrique Abuín, que hasta ahora ha guardado un hermetismo total al respecto, quizás consciente de que será difícil que las pruebas forenses arrojen aculuz. Únicamente se refirió a este aspecto en la declaración policial: dijo que había entrado en el inmueble con Diana ya cadáver, pero también que la había atropellado, por lo que sus palabras perdieron toda credibilidad.

¿UNA RUTA PLANIFICADA? Tras descartarse completamente que El Chicle arrolló accidentalmente a la madrileña —tanto por la autopsia como por la ausencia de marcas en la carrocería del coche—, pasó a considerarse que la raptó intencionadamente y que seguramente tenía en mente el recorrido a realizar con ella dentro del coche. Una teoría que no hace más que respaldar la señal del iPhone 6 de Diana obtenida por la Guardia Civil de A Coruña tras la desalinización del terminal hallado por una mariscadora bajo el puente de la AG-11 sobre la ría de Arousa.

El programa Espejo público accedió a los datos del móvil, que sitúan a Diana a las 22.30 del 21 de agosto de 2016 en el parque de O Castelo, el pulmón verde de la localidad barbanzana que las noches de fin de semana o fechas señaladas acoge entre sus bancos a jóvenes que hacen botellón o simplemente acuden allí a relacionarse. Entre ellos estaba Diana hasta que en torno a las 2.30 comunicó a sus amigos que se marchaba a casa. Fue la última vez que la vieron.

En el trayecto de vuelta transitó por el paseo de O Areal, pasando por delante de las atracciones de feria y de una pizzería donde dicen haberla visto. Dejó atrás la parte más iluminada de la pasarela para adentrarse en un camino más oscuro y menos transitado que discurre paralelo a una sucesión de naves abandonadas. En algún punto de este segundo tramo del paseo acecha El Chicle.

Se desconoce si Diana tuvo tiempo de enfilar la subida a casa de sus padres, en Cabío, o si fue secuestrada ya en O Areal. Eran las 2.44 cuando alertó por whatsapp o de que «un gitano» la está «acojonando», en lo que se toma como una alusión a El Chicle. Este condujo con Diana en su Alfa Romeo 166 gris hasta la nave de Asados. Durante el viaje, de 20 minutos y realizado en su mayor parte por la autovía de O Barbanza, una cámara grabó el coche a las 2.58 a la altura del viaducto sobre la ría, donde Abuín arrojó el móvil de la joven al mar. Las imágenes demuestran que para facilitar esta maniobra aminoró la velocidad.

El resto del trayecto lo cubrió deprisa, aunque pasó por dos radares y, quizás a propósito, no lo hizo tan rápido como para que los cinemómetros registrasen sus placas de matrícula, lo que apunatría también a una planificación.

A las 3.04 horas, tras salir de la AG-11 y pasar por una serie de angostas y serpenteadas pistas, llegaron a la nave. Lo que pasó allí hasta las 4.09 solo lo sabe El Chicle.