LOS RESULTADOS de las elecciones catalanas, incluida la catástrofe del PP, parece que no suponen advertencia alguna de cambios para Mariano Rajoy. Al menos, eso da a entender ante las cámaras y los micrófonos. Cierto, como dijo Rajoy, que interpretaciones hay muchas. Algunas son incuestionables: el electorado catalán no entendió al PP como solución y lo ignoró o castigó hasta dejarlo como residual. Cs crece con fuerza inimaginable como consecuencia del descrédito ante el electorado del centroderecha tradicional. Y el problema catalán con el secesionismo unilateral con un iluminado con probabilidad de ser confirmado de nuevo como presidente de la Generalitat sigue como mínimo donde estaba, sino peor. Los gurús mediáticos que desde 2005 (reforma del Estatut) alimentaron la bestia secesionista desde Madrid interpretan la derrota como consecuencia de la debilidad en la aplicación del 155. Quieren más madera. Como Puigdemont.
Indemnización anulada
El Tribunal Constitucional anula la indemnización de 1.350,7 millones de euros que el Gobierno otorgó por real decreto en 2014 a las empresas promotoras del almacenamiento de gas en Castor. La principal es ACS. Allí se registraron movimientos sísmicos. Esos 1.350,7 millones de euros iban con "cargo al sistema gasístico". Dicho de otra forma, se repercutirían durante 30 años en el recibo del gas. Así se van inflando los recibos al consumdior. A ver si se traduce con detalle algún día el de la luz y el de los combustibles.
Destitución
La destitución de Ángel María Villar como presidente de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol) por el Tribunal Administrativo del Deporte es la respuesta que pide la impertinencia de la Fifa con la amenaza a la selección española de fútbol por injerencia del Gobierno en la RFEF.
