Opinión

Los principios de ida y vuelta

LOS ESPERPENTOS del secesionismo catalán traen estos lodos de la competición por ver quién es más duro frente a esta inestable situación política e institucional, que mantiene su carnaval tras Puigdemont. Las consecuencias para toda España llevan al arriesgado camino de desandar lo que se había avanzado. Lo escribió Gaziel en El Sol sobre las influencias entre Madrid y Barcelona. Cuando una tiene fiebre, la otra también. Y "lo transmiten a todo el organismo". Quizás no estaría de más, en cuestión lingüística, por ejemplo, mirar algo hacia Suiza y menos al afán uniformista. No se entiende muy bien que los partidos digan que tienen un modelo de España y un proyecto político para la misma, cuando súbitamente emprenden el camino en dirección contraria ante el primer movimiento del competidor o de algunos opinadores. Son los "principios" de los Hermanos Marx. El corrimiento a los extremos en todos los campos es un riesgo para la convivencia. ¿Ha de ser indiferente que entienda gallego o no el médico o el juez que ejerza en el medio rural de Galicia? La lógica dice que no. ¿Dónde están los autonomistas —constitucionalistas, por supuesto— frente al giro recentralizador y uniformista que se anuncia como eje de campaña compartido?

Defensa de la libertad

Adolfo Mesquita Nunes, vicepresidente del CDS, es el primer alto dirigente político portugués que confiesa públicamente su homosexualidad. Lo hace, dice en una larga entrevista en Expresso, por defensa de la libertad. Un detalle: durante la última campaña en Portugal, alguien escribió sobre una valla con la imagen de este dirigente, situada en un cruce muy transitado, "gay", como un insulto, como un ataque. El político ordenó que no se cambiase la valla, que no se borrase la pintada. Y ahí siguió durante cuatro meses.

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