Opinión

¡Que Dios salve al país!

SE NOS fue Forges, el maestro del periodismo sintético que con una imagen y una leyenda hacía pensar y reír a los lectores. Pero queda su obra genial de la que rescato una viñeta de 2016 que viene como anillo al dedo para este comentario. En ella, sus dos personajes mantienen el siguiente diálogo: "Pienso –reflexiona uno– en qué pasaría si se hicieran sorpresivas pruebas de alcoholemia a determinados políticos". "Y a los que les votan", añade su compañero.

No sé en quien estaría pensando Antonio Fraguas, pero seguro que volvería a publicar hoy esta viñeta al ver como tres partidos, PSOE, Podemos y Ciudadanos, se aliaron en la Subcomisión de calidad democrática del Congreso para consensuar una propuesta que obliga a los partidos a celebrar primarias y –esta es la noticia– que el coste de la organización de esas primarias corra a cargo del Estado. Vamos, que se pague con dinero público, es decir, con nuestro dinero. "Creemos –justificó el socialista Artemi Rallo– que a la hora de financiar a los partidos debe tenerse en cuenta el esfuerzo que hacen para ser más democráticos y dar respuesta a una demanda de la sociedad".

Que les hagan la prueba de la alcoholemia, porque esta última desfachatez de PSOE, Podemos y Ciudadanos solo es posible después de la ingesta de una copas

¡No me lo puedo creer!, no puede ser verdad que PSOE y Podemos, que acaban de levantarse de la Subcomisión del Pacto por la Educación porque el Gobierno destina pocos recursos a la enseñanza, y Ciudadanos, que parece levitar después de algunos sondeos favorables, tengan la desfachatez de proponer que el Estado les asigne una prima dineraria para cumplir con su obligación que es "ser más democráticos y dar respuesta a las demandas de la sociedad".

Con la que está cayendo en pensiones, empleo y salarios precarios, ¿qué pasa por la cabeza de los políticos para pedir más dinero? Una explicación a esta sinvergonzonería es que sus dirigentes y asesores son jóvenes amamantados en la política –algunos nunca cotizaron a la seguridad social– que, desde la confortabilidad de sus escaños, solo piensan en cómo fastidiar –hay un verbo más castizo y expresivo– a los ciudadanos. Viven fuera de la realidad.

Que les hagan la prueba de la alcoholemia, también "a los que les votan", porque esta última desfachatez de PSOE, Podemos y Ciudadanos –los demás tienen otras desvergüenzas– solo es posible después de la ingesta de una copas. Si la regeneración que traen estos nuevos políticos pasa por mantener y aumentar la mamandurria de los partidos, parafraseando la letra del himno inglés, ¡que Dios salve al país!.

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