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La transparencia del agua

La Pokemon sembró dudas sobre algunas concesiones municipales que están a punto de renovarse con la causa sin cerrar

Embalse de Belesar este octubre. AEP
photo_camera Embalse de Belesar este octubre. AEP

DE PEQUEÑO me enseñaron en el colegio que el agua era incolora, inodora e insípida, pero el tiempo y la experiencia me demostraron que cualquier parecido con la sustancia que salía por el grifo era mera coincidencia. Más tarde, en el instituto, un profesor aventuró que la próxima gran guerra del planeta sería por el agua, una teoría sobre la que siempre fui escéptico. Y, de nuevo, el tiempo y la experiencia me llevaron a comprobar como podía ser cierto: si Vigo y Ponte Caldelas están así por un trasvase, no quiero imaginar a lo que llegarían en caso extremo. Después, ya en la universidad, aprendí que el agua era un bien vital y el acceso a él, un derecho universal; pero una vez más, el tiempo y la experiencia me sacaron de mi error. El agua es otra cosa; es un negocio.

Galicia viene de cerrar un año de sequía histórica que ha puesto de manifiesto varias realidades: el cambio climático está aquí para quedarse; el país de los mil ríos ya no es más que un eslogan turístico; y durante décadas nadie gastó ni un euro en lo que hoy los modernos llaman el ciclo del agua, que no dejan de ser las captaciones, potabilizadoras y conducciones que los no tan modernos llamamos abastecimiento.

→ El debate público-privado
Este último aspecto reabre el debate sobre la conveniencia o no de privatizar asuntos de interés social. Aquí nos ocupa el agua, pero es aplicable a otros ámbitos; de hecho está muy reciente el escándalo de la nieve en la autopista AP-6. En épocas de vacas flacas, la Administración tiró de empresas privadas para realizar grandes obras a cambio de concesiones eternas y millonarias cuya financiación suele salir siempre de los mismos bolsillos: los del contribuyente.

En el caso concreto del agua, aunque hay estudios para todos los gustos, es cierto que al peso ganan aquellos que defienden que los operadores públicos son más eficientes a la hora de gestionarla. Sin embargo, la fiebre neoliberal de los años 80 empujó a las primeras privatizaciones, que se agravaron durante los periodos de crisis, ya que los concellos usaban la cesión de competencias para hacer caja de forma rápida y sencilla.

Y así llegamos a donde estamos: más del 50% del agua está en manos privadas, especialmente en las de dos gigantes, Agbar y FCC, que operan en Galicia bajo las marcas de Viaqua y Aqualia. Las dos consecuencias más inmediatas de este cambio de modelo fueron el incremento de tarifas y la baja inversión en mantenimiento —un cuarto del agua se pierde por fugas, dice el Ine—.

→ La irrupción de la Pokemon
Fue en septiembre de 2012, al estallar la operación Pokemon, cuando se empezó a poner el foco judicial —y social— sobre estas adjudicaciones. Luego vendrían la Zeta, la Patos, la Hormigón y otros casos sonados que fueron extendiendo las sospechas sobre determinadas prácticas en distintos niveles de la Administración, pero el antes y el después lo marcó sin duda el operativo iniciado en Lugo por la jueza Pilar de Lara.

Aunque no es ni mucho menos una investigación de corrupción ligada al ámbito del agua —de hecho aborda negocios de grúa, aparcamiento, parques y jardines, etc.—, sí que es cierto que el sumario de la causa salpicó las concesiones de ciudades como Ourense, Pontevedra o Santiago, todas de Aquagest, empresa que a raíz del escándalo se rebautizó como Viaqua.

Y es aquí adonde quería llegar tras este amplio ejercicio literario de contextualización, ya que en Galicia está a punto de abrirse un lote de adjudicaciones del agua tras caducar los contratos vigentes y sobre los que conviene pararse por varias razones: porque son cifras millonarias, porque son los primeros de grandes ciudades en mucho tiempo y porque sobre el sector privado planea la amenaza de la remunicipalización de estos servicios por parque de algunos gobiernos como los de las mareas. Ocurre por ejemplo en Santiago, donde el ejecutivo de Martiño Noriega, al que le toca renovar concesión a principios de 2019, se plantea seriamente asumir la gestión. Y es ese riesgo el que explica que al concurso del Ayuntamiento de Pontevedra, el primero en abrirse de este lote y del que podría haber novedades inmediatas por estar muy avanzado, hayan concurrido quince empresas de toda España, algunas auténticos gigantes, interesados en los más de 200 millones en los que se estima el valor del contrato.

Solo que algunas participan con la mosca detrás de la oreja, después de que a finales de 2015 la Pokemon irrumpiese de lleno en el Concello de Pontevedra para investigar precisamente movimientos alrededor de este concurso. Según el sumario, «presuntas adjudicaciones ilícitas a dicha empresa [Aquagest] (...) a cambio de la entrega de dinero, regalos y viajes a funcionarios». Los tiempos de la Justicia y los de la política rara vez coinciden, pero es justo reconocer que si se han sembrado dudas sobre un proceso como el del agua de Pontevedra —o el de Ourense, cuya renovación toca en marzo—, resulta cuando menos sorprendente que ahora ese proceso siga adelante sin más, con la causa todavía abierta y generando incertidumbre alrededor del mismo. La parte troceada de la Pokemon correspondiente a Aquagest, igual que la de Vendex, va camino de Madrid, donde será la Audiencia Nacional la que tenga la última palabra por afectar a varias provincias. En una quiniela, yo apostaría porque todo quedará en nada, pero ni esto es un juego de azar ni yo soy jurista, por lo que entiendo el malestar de unos con las sospechas vertidas sobre la hoy Viaqua, y el de otros con una investigación que parece llevar meses durmiendo el sueño de los justos en algún cajón.

Y en medio estoy yo, que lo único que pido es que no solo sea transparente el agua del grifo, sino también su gestión.

EL CARAMELO DEL XACOBEO. "Este Goberno sabe o que é chegar ao poder cun Xacobeo para o que non se movera nin un só papel e ter que organizalo de cero. Por iso queremos empezar a preparar tres anos antes un evento que lle dará a Galicia unha dimensión mundial". Con esta frase Miguel Tellado, secretario general del PPdeG, recordaba la improvisación a la que tuvo que hacer frente su partido cuando recuperó la Xunta en 2009. El ferrolano elogió por ello la decisión del Consello de activar desde ya la comisión organizadora del Xacobeo 2021, que tendrá al frente a una especie de comisario ‘omnipotente’ en la materia, un cargo que para muchos es un auténtico caramelo. Serán tres años recorriendo Galicia, dándose a conocer y repartiendo dinero y buenas noticias, el mejor trampolín para construir un futuro candidato a algo.

FERNÁN VELLO ASUME LA VOZ. El Diputado lucense Miguel Anxo Fernán Vello, de Anova, asumió este viernes de forma oficial la portavocía del grupo de En Marea en el Congreso, cargo que ostentará hasta el próximo mes de junio, dentro del acuerdo interno con Podemos y Esquerda Unida para rotar ese puesto. "Asumo o desempeño da portavocía de En Marea no Congreso este primeiro semestre de 2018 con plena responsabilidade e cun compromiso político activo con Galiza e coas demandas e necesidades que cada día nos fan chegar os cidadáns", escribió el propio Fernán Vello en su cuenta de Twitter. La primera portavoz fue Alexandra Fernández, también de Anova, a la que le tocaron los encuentros con el Rey dentro de la ronda de contactos tras las elecciones. Después le tocó el turno a Antón Gómez Reino, de Podemos, y a la ferrolana Yolanda Díaz, de EU.

EL INCOMBUSTIBLE BEIRAS. Tanto pasa una temporada alejado de los focos como reaparece con renovadas energías para agitar a las masas. Xosé Manuel Beiras participó este viernes en una de las jornadas de debate y reflexión que su partido, Anova, bautizó como Xeiras, en este caso en Pontevedra. Allí volvió sobre su discurso habitual del régimen del 78, la transición cocinada por el bipartidismo y la monarquía y otros clásicos de sus intervenciones públicas. Pero también dejó reflexiones interesantes, como el papel que debe asumir la izquierda rupturista. "Estamos nunha situación onde a esquerda —a la que acusó de estar demasiado ocupada en batallas electorales e internas— ten que redinamizar a sociedade e recuperar formas de loita que se foron abandonando nos últimos tempos; se non, acabaremos escravizados". Para tomar nota.

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