El Teatro Real abrió sus puertas a las 8,00 horas de la mañana de este sábado para celebrar el Sorteo de Navidad. En la lucha por conseguir el mejor asiento, algunos de los variopintos seguidores de esta cita navideña han hecho cola desde la madrugada del viernes.
Es el caso de Jesús Manuel, vestido cual novia de blanco y que ha llegado desde Santander, como lleva haciéndolo desde hace trece años.
No se explica muy bien de dónde le viene esta tradición que esta vez le ha hecho guardar cerca de treinta horas de cola.
Aunque en este caso, por la noche no han pasado demasiado frío porque no ha llovido y algunos se han podido ir resguardando por turnos en un párking en la cercana plaza de Oriente, mientras otros se refugiaban entre cartones y mantas.
La cola de forofos de este tradicional sorteo está llena de personajes variopintos que confían en poder ver la suerte de cerca.
Este año Jesús Manuel ha convencido a su hijo Sergio de 12 años (vestido de burbuja dorada) para que le acompañe y siga la tradición si él quiere.
Entre los primeros en entrar al recinto –esperaban en la puerta entre 400 y 500 personas– también está el conocido seguidor de famosos Mocito feliz, que llegó de noche desde Málaga a las puertas del Real vestido de superhéroeespañol porque "ahora hace mucha falta", ha recalcado.
Una rana verde de la suerte, un Quijote quitamanchas, un rey mago, un papa, un payaso, una bola del sorteo...los disfraces para acudir al Real son de lo más diversos.
Al igual que otros años, Loterías ha habilitado una carpa donde ofrece chocolate con churros gratis.
SORTEO. Es el séptimo año que el Teatro Real acoge este sorteo, que se celebra por el tradicional sistema de dos bombos, uno para premios y otro para números. Para la cita los espectadores pueden entrar sin más limitación que la del aforo del salón.
Sobre las 8:30 horas se constituyó la mesa que preside y autoriza el comienzo del sorteo.
Después, las bolas, previa autorización del presidente, podrán ser comprobadas por los asistentes que lo soliciten. Seguidamente son transportadas mecánicamente en la tolva, donde han sido depositadas previamente, hasta el bombo. Esta operación se efectúa tanto con las bolas de números como con las de premios.
Por último, los bombos son cerrados y a una señal del presidente se voltean simultáneamente.
La suerte está echada.
