Desde Noruega a Compostela

El toledano Félix Ávila, de 74 años, dedicó gran parte de su vida a la construcción y, desde que se jubiló, ha recorrido el Camino de Santiago hasta en 23 ocasiones. Ahora se encuentra en Sarria como parada en su peregrinación desde Noruega
Félix Ávila posa con su bicicleta en la escalinata de Sarria. R.V.L.
photo_camera Félix Ávila posa con su bicicleta en la escalinata de Sarria. R.V.L.

FÉLIX ÁVILA reside en Barcelona desde los siete años, pero es natural de Toledo. Dedicó la mayor parte de su vida al mundo de la construcción y desde su jubilación mantiene un idilio con el Camino de Santiago, que ha llevado a este peregrino, de 74 años, a recorrer la ruta en más de 20 ocasiones.

Llegado un día, con 57 años "y muchas" obras a mis espaldas me planté y dije: "Félix, vive la vida porque para ser el más rico del cementerio no vale la pena estar siempre trabajando", indica.

A partir de la fecha decidió que era el momento de viajar por todo el mundo, algo que siempre disfrutó pero para lo que nunca dispuso del tiempo, y comenzó su vinculación con el Camino. Desde el 2007 ha completado la ruta jacobea hasta en 23 ocasiones, incluso desde Roma, pasando por todas sus variantes. "Un año la hago caminando, otro en bicicleta, y así llevo desde aquel momento. Únicamente me queda el Camino de Invierno y el Olvidado", afirma.

A la dificultad que supone de por sí tener que enfrentarse a la ruta, tuvo que luchar contra la leucemia dos años atrás, y recientemente estuvo 84 días con fiebre a causa del covid-19. "En enero no era capaz de caminar un par de metros por la debilidad que me provocó el covid, los médicos lo achacaron al proceso de quimioterapia por el que pasé", explica.

NORUEGA. Lejos de hundir su moral, ambas enfermedades lo fortalecieron mentalmente y lo llevaron a prepararse este año más que nunca para viajar desde Noruega hasta Compostela en bicicleta, cruzando siete países diferentes a través de 5.300 kilómetros.

Este año viaja desde Noruega a Compostela en bicicleta, cruzando siete países diferentes a través de 5.300 kilómetros

"Desde febrero a mayo empecé a entrenar y para junio ya estaba listo, estar todos los días encima de la bici te permite adquirir una forma que, a pesar de que eches una temporada sin entrenar, vas a mantener siempre un mínimo de condiciones", cuenta.

En concreto, se trata de la ruta denominada Eurovelo 3, que contempla una variante que comunica el país nórdico con la capital gallega a través de varias rutas. "Una vez entras en la comunidad, en algunos tramos peregrinas por el Camino Francés, y en otras ocasiones te mete por aldeas pequeñas que son una pasada y en las que es imposible perderse", señala.

Para completar la hazaña, aprendió a usar el traductor con ayuda de su nieto y así poder comunicarse con la gente que iba conociendo en Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania, Bélgica, Francia y España. "También tengo un amigo que me elaboró mapas con una serie de listados que incluían todos los contactos de hoteles que necesitaba en cada final de etapa", añade.

Cuando planteó recorrer el Eurovelo 3 a su círculo lo tomaron por una locura, "pero el loco lo fue madurando y aquí está", comenta orgulloso este peregrino.

La clave para mantener la fuerza física y mental es, según asegura, la disciplina diaria. "Soy una persona que se levanta todos los días a las seis de la mañana, independientemente de si llueva, truene, haga frío o aire", indica.

Toda esa preparación le ha llevado a no tener que sufrir ningún tipo de lesión ni contratiempo físico en estos 15 años. "Cuando estoy peregrinando me levanto dos horas antes de comenzar la etapa, sobre las cuatro de la mañana, para acondicionarme. Desayuno bien, caliento y voy sin ningún tipo de prisa ni presión", afirma.

MOTIVACIÓN. Para Félix Ávila, el Camino de Santiago forma parte de su vida. "Me encanta, primero de todo porque me obliga a estar todo el año concentrado, es un motivo para no dejar de entrenar", dice. Además, es una forma de terapia "porque te permite cargar con la mochila de problemas que todos tenemos, y que puedes compartir con la gente que te vas encontrando".

Por último, pero no menos importante, está la conexión religiosa que la ruta ha creado entre este peregrino y Compostela. "Considero que me ha puesto un ángel en cada hombro, me ayuda a no sufrir accidentes y a estar siempre sano", manifiesta.

En lo que se refiere a sus preferencias, confiesa que la mejor manera de disfrutar la ruta es andando. "Los amigos que tengo los he hecho a pie. La bicicleta haces muchas menos amistades porque no tienes tiempo para hablar con la gente", comenta. Todo ello lo ha llevado a tener conocidos por toda España, de Madrid a Málaga, pasando por Huesca. También en Italia, donde tiene "dos amigos que, cuando hice la ruta de Roma a Santiago en el 2015, hicieron 400 kilómetros para estar conmigo un par de horas", concluye este peregrino que seguro que muy pronto regresará al Camino.

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