"A los que nunca han hecho el Camino les diría que se lancen. Afloran muchas cosas"

El escritor y columnista Jorge de Vivero se embarca en un proyecto que tiene el Camino de Santiago como hilo conductor. Desde el sábado en las páginas de El Progreso abrirá las puertas a una experiencia que "a mucha gente le cambia la vida"
Jorge de Vivero. XESÚS PONTE
photo_camera Jorge de Vivero. XESÚS PONTE

JORGE DE VIVERO, escritor, ecologista y profesor durante cuarenta años en el Ies Virxe dos Ollos Grandes de la ciudad de Lugo —donde dio clase a la consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz— es un apasionado de los viajes y la naturaleza, como él mismo confiesa, sus grandes inspiraciones a la hora de escribir.

¿Por qué engancha el Camino? Son muchas las personas que repiten.
Muchísimas. Incluso hay gente que empieza por un camino y luego se va a conocer otro. Engancha por eso, por nuestra vida de hombres y mujeres occidentales que viven en ciudades, porque rompe con la monotonía y uno se encuentra con nuevas experiencias y quieres volver a repetirlas.

¿Le cambia a uno la vida?
Depende del animal que lo haga (ríe). Pero a mucha gente sí, parece un poco de cuento, de fantasía, pero sí. Es cierto que echarte a cualquier camino, el encontrase solo, sin el entorno cotidiano, sin la seguridad ni la monotonía cotidiana, nuevas personas, nuevos paisajes, hace que te enfrentes a las dificultades que tiene siempre el viajero.

Son muchas las personas a las que el Camino les cambia la vida. Parece algo de cuento, de fantasía, pero es así

¿Qué le diría a alguien que nunca lo ha realizado?
Que se lance a los caminos, a cualquier camino. No hace falta que sea el Camino de Santiago, que coja alguna 'corredoira' y que ande. El andar es un contacto natural con el espacio, y eso te renueva y te hace recobrar cosas que están olvidadas y que no afloran si te limitas a estar en casa todo el tiempo. Afloran cosas que ni la persona misma sospechaba.

El sábado comienza un nuevo proyecto en El Progreso, la sección 'Puertas del camino'. ¿Qué se van a encontrar los lectores?
Es un proyecto que consiste en escoger, a lo largo de un año, 50 puertas o portadas, unas más conocidas, otras menos, de los distintos caminos de Santiago que hay por España. Esa puerta se convierte en el centro de un viaje que hacemos los tres que realizamos la sección: Pepe Tejero, Roberto Díaz —que hace las fotografías— y yo, que escribo el texto. A partir de ese motor de partida, vamos puliendo los distintos viajes y excursiones que cubren todos los caminos: el Inglés, el Francés, el Primitivo...

El objetivo es convertirlo en un libro.
Sí, esto acabará convertido en un libro. La finalidad última es esa, además de salir en El Progreso, por supuesto. Creemos que vale la pena y además estamos satisfechos de cómo está quedando.

¿Le gustaría señalar alguna portada en especial?
Si tuviera que escoger una, pues lo lógico es irte a la del Obradoiro, aunque las hay mucho más humildes y también muy bonitas. Por ejemplo, en la Ribeira Sacra la de Nogueira de Riba de Miño o incluso la de la catedral de Tui, que es una portada espectacular. En Portugal también las hay maravillosas y poco conocidas. Pero si tuviera que escoger alguna, a lo mejor me quedaría con la de la catedral de Astorga, es un gusto personal. Me gusta mucho porque es un alarde de decoración, no hay un hueco sin decorar. Aunque probablemente otro día podría decir otra cualquiera.

Si tuviera que escoger una portada lo lógico sería irte al Obradoiro, pero las hay mucho más humildes y muy bonitas

¿Ha recorrido alguno de los caminos?
Completo no lo he recorrido, pero he hecho el Camino Francés, y el Camino Primitivo lo he recorrido a tramos. El Inglés también, que viene de la costa. Conocer, los conozco casi todos, pero el recorrido sistemático de muchos peregrinos no lo he hecho.

¿Qué sensaciones y emociones le acompañan todavía hoy de lo que usted ha caminado?
Hay experiencias personales, por ejemplo el día que conocí a fulanito y nos pusimos a charlar. Son pequeñas cosas, porque no son encuentros decisivos, pero van echándole sal al Camino. Soy un apasionado de la naturaleza, entonces evidentemente estos caminos me permiten estar en contacto con el entorno natural. Y siempre te encuentras alguna joya artística. No se puede pedir mucho más.

¿Usted cree en la depresión post- Camino?
Es lógico que tras una experiencia fuerte, honda y nueva, cuando se acaba y se vuelve a la cotidianidad, pues que uno eche de menos esos pequeños sobresaltos, esas compañías que ha encontrado, esas sorpresas, la naturaleza, los distintos paisajes... Sería como un equivalente de la depresión postvacacional.

El exprofesor reconoce que nunca ha recorrido ninguna de las rutas al completo, pero sí tramos

"Cuando me falta la inspiración acudo a lo que me rodea. Solo hay que mirar con atención"

Como amante de los viajes y la literatura, ¿ha leído alguna vez El peregrino de Compostela, de Paulo Coelho?
Sí, hace ya cierto tiempo. No soy un entusiasta de Coelho, pero me pareció interesante. Mi literatura va por otros caminos, yo soy menos metafísico, más cotidiano. Mi modelo sería Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela.

Se podría decir que la literatura es el valor de un escritor para enfrentarse a una hoja en blanco. ¿Cómo supera usted ese miedo?
Lo que hay que hacer es empezar a escribir en la hoja en blanco, salga mejor o peor, o sea una cosa cualquiera. Un paso tira de otro cuando vas andando y una línea tira de la otra cuando vas escribiendo. Cuando te des cuenta, ya no tendrás la hoja en blanco, por lo que no le tendrás que tener miedo.

Cuándo falta la inspiración, ¿a dónde acude?
Yo acudo a lo que me rodea. Lo que puede parecer una insignificancia es lo que te hace coger el vuelo y van surgiendo cosas. Hay una frase de Flaubert que dice: "No hay nada que mirado con atención no sea interesante". Lo que hay que hacer es mirar con atención. Si pasas por todo sin fijarte en los detalles, nada parecerá importante. Concéntrate en un pájaro, en una nube, en una mano... A partir de ahí ya va surgiendo la cosa, y si no surge, te retiras del oficio (ríe).

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