Superando barreras en el Camino

Hervé de Lantivy recorre más de 1.700 kilómetros de la ruta jacobea desde Bretaña tras serle amputada una pierna a raíz de un accidente
Hervé de Lantivy, en el Camino, en el concello de Paradela. EP
photo_camera Hervé de Lantivy, en el Camino, en el concello de Paradela. EP

Hace cerca de tres años la vida del francés Hervé de Lantivy cambió por completo al serle amputada una pierna por diversas complicaciones derivadas de un grave accidente de tráfico. Tras una larga rehabilitación y una prótesis electrónica, se marcó como objetivo completar el Camino de Santiago desde su Bretaña natal, lo que le lleva a recorrer "más de 1.700 kilómetros".

El caminante comenzó su aventura el pasado 8 de marzo desde la basílica de Sainte Anne d"Auray (el mayor lugar de peregrinación de la Bretaña) y la pasada semana discurrió por la comarca de Sarria siguiendo su recorrido hasta Santiago de Compostela y, después, a Fisterra. Hervé de Lantivy explica que tras la amputación quería hacer el Camino para mostrar su agradecimiento a su esposa, hijos, el resto de la familia y los profesionales médicos, desde cuidadores hasta enfermeras, cirujanos, rehabilitadores y el especialista protésico. Todos ellos lo "apoyaron durante estos dolorosos años" y "siempre han estado atentos" a su evolución.

Su pesadilla comenzó allá por el año 1987, cuando se vio involucrado en un accidente de tráfico en el que sufrió "múltiples fracturas" en la pierna izquierda y se le seccionó el nervio ciático en la cadera, derivando en una "parálisis completa del pie".

Entre 2011 y 2018 tuvo "numerosas" infecciones, que derivaron en múltiples operaciones. "Hospitalización tras hospitalización no vi la luz al final de túnel, por lo que tomé la decisión de amputarme la pierna, a nivel femoral, en noviembre de 2018", relata. Después de una "intensiva" rehabilitación y tres prótesis, ahora cuenta con una «electrónica, imitando madera».

vivir sus sueños. Recorriendo la ruta jacobea no quiere completar una hazaña o un desafío, sino «demostrar que una persona con discapacidad puede vivir normalmente». "Mi prótesis no debería impedirme vivir mis sueños", afirma el francés, para quien peregrinar también es un "deseo espiritual, que me permite profundizar en mi fe cristiana".

En su ruta se encontró con algunos problemas, cuenta, pues, cuando llevaba casi un mes caminando, Francia inició un confinamento. El bretón decidió continuar, pero tuvo "dificultades" para hallar alojamientos, que estaban cerrados. La ayuda de los demás hizo posible que siguiera su peregrinación. "Se produjo una increíble solidaridad gracias a mi página de Facebook, "Una prótesis hacia Compostela", y decenas de personas se ofrecieron a recogerme por la noche para acomodarme y darme una buena comida", explica muy agradecido.

También tuvo algunos problemas en su pierna, como lesiones en el muñón por el sudor y el roce de la prótesis. Estas dificultades las manejó "con filosofía, como cualquier otra persona", apunta el francés, quien camina unos 20 kilómetros diarios con la ayuda de unas muletas.

sin peregrinos. La pandemia del coronavirus llevó a que en las primeras semanas andara completamente solo. Entre el 8 de marzo y el 20 de abril no se encontró a ningún otro peregrino, una situación "muy sorprendente", asegura. Tres días antes de llegar a Saint Jean Pied de Port vio los primeros caminantes.

Hervé de Lantivy no cruzó la frontera con España hasta el 10 de mayo, una vez que se levantó el estado de alarma. Por ello, para hacer tiempo, acudió a Lourdes, por supuesto, a pie. Ya en España, a partir de Zubiri, comenzó a ver más peregrinos, para los que es una «sorpresa" ver al francés "caminar con prótesis y sobre cualquier tipo de terreno". "Y se sorprenden más cuando descubren que camino desde Bretaña", señala el hombre, quien afirma que no pasa «desapercibido con mi pierna pata de palo".

Espera poder llegar a Fisterra el próximo jueves, coincidiendo con su cumpleaños. En la localidad coruñesa está previsto que lo reciba su esposa.

El bretón agradece la acogida que se da a los peregrinos en España, un país "hermoso y magnífico, lleno de bonitas sorpresas y pueblos y ciudades con encanto". Se irá de España, dice, "con mucha nostalgia" después de esta aventura, que vive con pasión y superando barreras kilómetro tras kilómetro.

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