Mariano Gómez-Ulla: "Precisamos asentar industrias en zonas despobladas para retener el talento"

Mariano Gómez-Ulla lleva cuatro años presidiendo el Club Financiero Atlántico, la entidad que ayudó a fundar en 1989 y a la que aspira a convertir en referente empresarial y social en Galicia

A Coruña
Mariano Gómez-Ulla Presidente do Club Financiero de A Coruña
19/06/2017
Foto: Moncho Fuentes / AGN A Coruña
photo_camera Mariano Gómez-Ulla, presidente del Club Financiero Atlántico. Moncho Fuentes (Agn)

En unos días, Mariano Gómez-Ulla sellará con el director general de la Mobile World Capital Barcelona, Carlos Grau, la celebración en noviembre de la segunda edición de la Mobile Week Coruña, un evento destinado a acercar los últimos avances tecnológicos a la sociedad para "reducir la brecha digital". Tras el éxito cosechado en 2018, que se ha traducido en un premio que el Colexio Profesional de Enxeñaría Informática de Galicia entregará al Club Financiero Atlántico el día 28, el presidente avanza que este año el foco estará puesto en el 5G y aspira a lograr que más concellos se involucren en las actividades, que repasarán los avances y retos que rodean la robótica, los móviles o la inteligencia artificial.

¿Qué temas son los que centran las preocupaciones de los empresarios miembros del club? 

La incertidumbre política es uno de los grandes problemas que tenemos encima de la mesa y también la enorme burocratización de la administración, que retrasa de forma importante todos los proyectos en desarrollo. Otros retos son la formación y la inversión en tecnología. En este último punto hay mucho que avanzar, aunque, afortunadamente, en Galicia tenemos empresas en primera línea. Nos preocupa también el problema demográfico, pues llevamos décadas perdiendo población. 

¿Cuál puede ser la receta para revertir la crisis poblacional?

Hay que asentar industrias en zonas despobladas para que la gente vuelva. Eso permitirá retener y repatriar el talento. La gente se marcha porque no tiene donde trabajar. Precisamos generar más industria y trazar un proyecto integral de desarrollo de Galicia en el que se analice qué sectores son los que más nos interesa desarrollar y enlazarlos entre sí. No se trata de seguir trabajando en el cortoplacismo, que es lo que hacen algunos políticos. Nos quejamos de la deslocalización de empresas del sur de Galicia al norte de Portugal. Actuemos en consecuencia para retenerlas. Se van allí porque se les facilita suelo, temas fiscales y, sobre todo, se les eliminan trabas burocráticas. Tenemos dos grandes motores: Inditex y PSA, pero necesitamos muchas más empresas potentes. Para eso precisamos tener un proyecto global para las cuatro provincias, porque, como dicen los franceses, "l’union fait la force" [la unión hace la fuerza]. 

Todo indica que las factorías de Ferroatlántica en Cee y Dumbría y la de Alcoa en A Coruña acabarán en manos de fondos extranjeros...

En mi opinión, y hablo a título personal y no como presidente del club financiero, ya está bien de apagar incendios cuando se producen. Debemos prevenir los fuegos y adoptar medidas para que las empresas no enfermen y acaben en manos de fondos. No se ha trabajado en un marco adecuado de la energía, pese a ser importantísimo. Hace años que debíamos procurar soluciones para Alcoa, Meirama y otras compañías, sobre todo para sus trabajadores. Hay familias que viven de esto, auxiliares y zonas que, si las plantas desaparecen, están condenadas a la desertización. Precisamos un proyecto de país teniendo claro cuáles son los sectores en los que podemos ser punteros. Si tenemos magníficas empresas en tecnología, posicionémonos en el mundo. Lo mismo debemos hacer con la madera o el sector marítimo. En casos como el de Alcoa, precisamos estudiar si la compañía puede desarrollarse adecuadamente en el futuro. Nos sirve de poco que venga un fondo y garantice el trabajo por dos años, pues prolongar la muerte es un problema. Debemos ser capaces de generar el ambiente para que si un negocio debe cerrar, los empleados tengan opción de recolocarse en un máximo de un mes. El problema hoy es que no hay trabajo. 

Tenemos dos grandes motores: Inditex y PSA, pero necesitamos muchas más empresas potentes

La CEOE y el Banco de España alertaron de los efectos nocivos de la subida del salario mínimo a 900 euros, pero hasta ahora no se han producido. ¿Cree que se darán? 

No comparto ese criterio. Si una empresa es fuerte, tiene una gestión adecuada y se ha actualizado buscando nuevos medios de venta online o de desarrollo y gana dinero, es evidente que debe pagar salarios adecuados para que la gente pueda vivir y consumir. Otro asunto diferente es que haya negocios que no soporten incrementos de sueldos porque están en pérdidas. Hay que alcanzar un nivel de lógica entre el salario base, el desarrollo del país, los trabajadores y el mundo empresarial. Una vez más, es un tema de políticas de consenso.  

El BBVA presentó esta semana un informe que indica que el ritmo del crecimiento económico de Galicia caerá este año al 2,2% tras avanzar un 2,7 el pasado año. ¿Hay riesgo de estancamiento?

No estamos en la época brillante de hace unos años. Posiblemente porque entonces vivíamos en muchas burbujas, no solo en la de la construcción, y no todas han reventado. Además, países como Italia, Francia, Alemania o Gran Bretaña no van tan bien y eso nos influye, al igual que el precio del petróleo, porque estamos en un mundo global. No nos hemos recuperado del todo y no me extrañaría que tuviésemos otro ciclo regresivo, pese a que soy de las personas más optimistas del mundo. Nuestro país sufre como sufren otros y, a mayores, tenemos inseguridad política. Con este numerito que nos han montado los partidos, parece que solo se interesan por ellos mismos y no por la ciudadanía.

Hay nubarrones en el horizonte próximo para la economía y la inestabilidad política no ayuda nada

El riesgo de terminar el año sin presupuestos generales es elevado. ¿La parálisis política nos pasará factura?

La situación es francamente complicada. España tiene un problema brutal de liderazgo y hemos sufrido una pérdida de valores terrible.  Hay una desafección de la política por parte de la sociedad. Sumado a lo que sucede en el resto del mundo, esto propicia un problema muy serio. Vamos a crecer menos, nuestra deuda pública va a seguir aumentando y lo cierto es que no podemos pagarla. El momento es complicado, mejoramos mucho con respecto a 2008, pero queda mucho por andar. Hay nubarrones en el horizonte próximo y la inestabilidad política no ayuda nada.

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