Conocidos por el eslogan ‘A vaquiña polo que vale’, la compañÃa de electricidad y gas Xenera, con sede en Vigo, tiene 40.000 clientes concentrados mayoritariamente en Galicia, aunque ya tiene adeptos entre los usuarios del mercado liberalizado en el resto de España a sus tarifas, que arrancan desde los 3 euros al mes que cobran en conceptos de costes de gestión en potencias contratadas de hasta 10 kW, más la energÃa eléctrica a precio de mercado y los impuestos.
Fundada en 2013, la comercializadora es el proyecto personal de Ulises Varela, representante de una saga familiar cuyos inicios en el sector se remontan al siglo XIX. Su tatarabuelo construyó en Tui una central hidroeléctrica para alimentar su aserradero, un invento que conoció en primera persona en Inglaterra. En 1896 le darÃan autorización para distribuir aquel novedoso servicio, llevando la luz a las casas. Hoy la quinta generación pilota Energalicia, un grupo que abarca la generación —eólica (socios de Engasa), hidráulica y fotovoltaica—, la distribución y la comercialización energética.
¿Qué diferencia a Xenera del resto de comercializadoras de electricidad?
Hay mucha variedad de comercializadoras. Queremos ser referencia en Galicia a través de un producto que sea lo más transparente posible, que enseñe cuál es nuestro margen y hacerlo a un precio lo más ajustado posible para toda aquella gente que está con tarifas que no son lo suficientemente ajustadas. Eso es todo: transparencia, precio justo y ser gallegos.
¿Con qué base de clientes contáis?
Tenemos 40.000 clientes, de los cuales 2.500 son empresas y el resto, domicilios. Básicamente el 98% está en Galicia.
Los sucesivos informes de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia apuntan que la tarifa regulada sigue siendo, en términos generales, la más económica. ¿Xenera compite en el mercado libre?
La tarifa regulada, la llamada precio voluntario al pequeño consumidor (PVPC), solo puede ser vendida por las grandes comercializadoras. Nosotros no tenemos autorización, por eso, evidentemente, estamos en el mercado liberalizado. Ahora mismo, el 67% de la población española ya tiene contrato en el mercado libre. Nuestro precio, que es muy ajustado, sà que compite con el PVPC en cuanto a costes. Entonces, nuestro hueco lo encontramos en el mercado libre, entre aquella gente que ha firmado con otras comercializadoras y que encuentra en nosotros un precio más bajo y muy similar al PVPC.
El eslogan ‘A vaquiña polo que vale’ lo dijo alguien del equipo como una tonterÃa. Unos dÃas después supe que era el apropiado
El lema de ‘A vaquiña polo que vale’ ha calado entre el público. ¿Cómo se os ocurrió?
Tuvimos muchos quebraderos de cabeza para darle un ‘packaging’ que representase los valores del producto: galleguidad, transparencia y precio ajustado. Le dimos montones de vueltas a la cabeza con el departamento comercial y de márketing y, un dÃa, hartos del tema, alguien del equipo lo dijo como una tonterÃa y al cabo de dos o tres dÃas, de repente, me di cuenta de que era lo que habÃa que elegir.
¿Tenéis planes de salir fuera de la comunidad?
Realmente, ya tenemos clientes en todas las provincias de la España peninsular, no sé si es porque hay gente que busca precios y compara en internet o si es porque, realmente, hay gallegos por todos lados.
¿En vuestro grupo empresarial también sois productores de energÃa?
En el grupo tenemos sociedades que trabajan en las tres ramas del sector eléctrico: la producción, la distribución —que es la propiedad de los cables, de los transformadores, y las subestaciones, que van de la generación al punto de consumo, que puede ser una casa o una empresa—, y la tercera pata que es nuestra comercializadora, Xenera. Esta última es la que necesita darse a conocer.
Su tatarabuelo puso los cimientos del grupo. ¿Cómo fueron sus inicios?
Mi hermano y yo somos la quinta generación. Mi tatarabuelo cortaba madera y escuchó que en Inglaterra habÃa una tecnologÃa nueva que permitÃa aserrar usando la fuerza del rÃo sin tener que comprar carbón. Viajó a Gran Bretaña, compró unos planos y, ya en Tui, con el herrero del pueblo construyeron una máquina que pudiese hacer esto, es decir, una máquina de generación hidráulica: una turbina y un alternador. Y asà comenzaron a cortar madera con esta fuerza novedosa. A partir de ahÃ, los usos variaron y se lanzó una lÃnea para dar luz a unos vecinos, a la PolicÃa y a las fuerzas vivas de la ciudad, como el alcalde o el farmacéutico. Y, poco a poco, empezó asà a crecer el negocio de distribución eléctrica.