Ocho años después, Julio Araújo sigue siendo el principal sospechoso de la desaparación de Sonia Iglesias

El crimen más mediático ocurrido en la historia reciente de Pontevedra continúa lejos de resolverse en su octavo aniversario ► La policía y el fiscal jefe exploran nuevas vías tras la reapertura y posterior archivo de la investigación acordado hace dos meses ► Julio Araújo, expareja de Sonia, sigue siendo el principal sospechoso

Sonia Iglesias, desaparecida en 2010 en Pontevedra. AEP
photo_camera Sonia Iglesias, desaparecida en 2010 en Pontevedra. AEP

"Me voy con una espina clavada: no haber podido esclarecer la desaparición de Sonia Iglesias". La frase salió de boca de los jefes de la Comisaría y de la Subdelegación del Gobierno que ostentaron los cargos en el período comprendido entre el 18 de agosto de 2010 y la actualidad. El fiscal jefe, Juan Carlos Aladro, el único que permanece en su puesto desde entonces, es de los que no se dan por vencidos. "Cada día le doy vueltas a ese asunto y te aseguro que no descansaremos hasta resolverlo". Habla en su nombre y en el del nuevo equipo de policías nacionales conformado para investigar el caso desde mediados de 2017 en busca de nuevas vías que, por el momento, no han arrojado los resultados que se aguardaban. La dependienta, cuyo último rastro fiable se perdió en la zapatería Vila de Arcebispo Malvar, pareció esfumarse de la faz de la tierra minutos después de las nueve de la mañana del citado 18 de agosto de 2010. Las horas posteriores, críticas en estos casos, no sirvieron a los investigadores para obtener un hilo del que tirar, lo que provocó que las huellas se fuesen borrando y que la esperanza de sus familiares languideciese.

Última concentración por la desaparición de Sonia Iglesias, en agosto de 2017. DPLos vecinos de Pontevedra se volcaron con ellos tras lo sucedido, conscientes de que Sonia no iba a irse dejando atrás a su hijo Alejandro, que entonces tenía apenas ocho años. Batidas por el entorno del río Lérez y del embalse de O Pontillón, recorridos por los montes que rodean el casco urbano y, sobre todo, apoyo moral, fueron los argumentos que puso sobre la mesa la ciudadanía, que nunca olvidó a Sonia: cada año, cientos de personas se congregan en A Ferrería para manifestarse en su recuerdo en una estampa que se repetirá el próximo viernes.

La Policía analizó, con los medios de los que disponía en aquel momento, el entorno más próximo de Sonia. Siempre sospechó del que era su pareja, de quien pretendía separarse, el pontevedrés Julio Araújo. Sin embargo, no reunió las pruebas suficientes para investigarle hasta 2012. Con anterioridad había sido interrogado solo como testigo.

Araújo es el único imputado por la desaparición de Sonia IglesiasSu presencia en el ojo del huracán tampoco sirvió para obtener luz sobre lo sucedido. Cierto es que es la última persona que estuvo con Sonia el día de su desaparición (sin contar al zapatero) y que su coartada tiene algunas lagunas, pues su teléfono móvil repitió en zonas como Monte Castrove cuando él decía que se hallaba en su casa de Campo da Torre, minutos después de los hechos. A esto se añadió un informe psicológico elaborado por especialistas de la unidad de Homicidios y Desaparecidos de la Comisaría General que, llegados desde Madrid, analizaron el perfil del sospechoso. Sus conclusiones apuntaban a que podría ser el autor del crimen.

Sin embargo, la suma de ambos indicios no sirvió en absoluto para enervar la presunción de inocencia de Araújo, que, tras meses investigado por la supuesta detención ilegal de su expareja, fue exonerado, lo que conllevó el archivo provisional de las actuaciones. Aladro tiró de imaginación e intentó que se sometiese al sospechoso al test de la verdad, una opción que la jueza instructora acabó por rechazar. Sucedió en abril de 2015.

De ahí en adelante, y aunque el fiscal siguió en el asunto, nada hacía presagiar que Alejandro Iglesias y Carmen Eirín, vecinos de Monte Porreiro y padres de Sonia, estuviesen cerca de recuperar el cuerpo de su hija.

Sin embargo, cuando el asunto parecía caminar hacia el olvido, los investigadores dieron un golpe de mano que reavivó la esperanza: las imágenes de las cámaras de seguridad que en su día habían sido analizadas podían ofrecer una pista que serviría para desmontar la coartada de Araújo: un vehículo de las características del suyo se intuía en un vídeo registrado en el puente de Os Tirantes sobre las 10.00 horas, cuando el sospechoso aseguraba que había regresado a Campo da Torre.

Dos agentes utilizan el georradar. JAVIER CERVERA-MERCADILLO - Caso Sonia IglesiasLas autoridades emplearon toda la tecnología que se halla en sus manos para estrechar el círculo y la jueza decidió autorizar un nuevo registro en la finca de la familia de Araújo en las inmediaciones del cementerio de San Amaro, una zona a la que podría haber acudido si la hipótesis de Os Tirantes fuese la buena. Un despliegue sin precedentes con la ayuda del georradar sirvió para hallar restos de cortical (corteza cerebral) aún por analizar, vestigios que una vez más fueron insuficientes para mantener el caso abierto. Así, a finales de junio de este año, las diligencias volvieron a sobreseerse de forma provisional.

El último coletazo del asunto, que incluyó la declaración en Comisaría de Araújo por un supuesto homicidio, acabó con la expareja de Sonia ingresada en un Hospital de Santiago, víctima de una afección pulmonar que superaría semanas más tarde.

El abogado que defiende al sospechoso, Jesús Santaló, lo tiene claro: "No tienen nada sólido que aclare lo sucedido.

Manifestación
El viernes a las 21.30 horas desde A Ferrería
Maricarmen Iglesias Eirín, hermana de Sonia Iglesias, promueve, con el apoyo de su familia, vecinos y amigos de la desaparecida, una nueva marcha en recuerdo de la dependienta. La cita se desarrollará el viernes, 24 de agosto, para evitar hacerla coincidir con la semana grande de A Peregrina. La familia convoca a todos los pontevedreses en la Praza de A Ferrería par efectuar el recorrido habitual, que incluye el paso por la Comisaría y por Massimo Dutti

 

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