Asunta sigue en la memoria cinco años después

En la pista en la que apareció el cadáver se renuevan peluches y flores ► Sus padres siguen en la cárcel: Rosario en el módulo de enfermería y Alfonso plenamente integrado

El altar improvisado en memoria de Asunta todavía se renueva. LUIS POLO
photo_camera El altar improvisado en memoria de Asunta todavía se renueva. LUIS POLO

Cinco años después del asesinato de Asunta Basterra, en el lugar exacto en el que apareció el cuerpo sin vida de la joven, un lúgubre camino del municipio de Teo, todavía se mantiene el mausoleo que amigos de la niña y particulares levantaron en su memoria. 

Algunos de los objetos que recuerdan a la niña que hoy estaría a punto de alcanzar la mayoría de edad están ya desvencijados por el paso del tiempo. Es el caso de ese cartel de madera que recuerda con su mensaje una de las muchas teorías que en el apogeo de la investigación llenaron tertulias televisivas y páginas de periódicos: "Dinos Asunta, desde el cielo, qué pasó con tus abuelos". Estos habían fallecido meses antes del crimen de la pequeña y hubo quien quiso vincular a Rosario Porto con la muerte de sus padres.

En el altar improvisado se renuevan peluches y flores en memoria de Asunta

Al lado de ese cartel cada vez más ilegible, juguetes, peluches y flores sí que dan cuenta de que hay una renovación más o menos constante de ese altar improvisado. Varios de los objetos que recuerda a la niña han sido colocados recientemente. Y es que Santiago y su comarca no olvidan un caso que les marcó profundamente.

Fueron unos frenéticos meses de investigación, informaciones, detenciones e incógnitas los que sucedieron a la desaparición de la niña de origen asiático el 21 de septiembre de 2013. 

Un lustro ha transcurrido desde la desaparición y posterior hallazgo del cadáver de Asunta, un hecho que forma parte de la crónica negra de España y por el que fueron condenados sus padres adoptivos, Rosario Porto y Alfonso Basterra, que se encuentran hoy en prisión.

La condena que se les impuso por el crimen de esta niña de altas capacidades, que bailaba, tocaba el piano y el violín y se manejaba con cierta destreza en hasta seis idiomas, fue de 18 años entre rejas.

La vida en la cárcel de Charo y Alfonso
Rosario Porto, abogada, cumple la pena en la prisión de A Lama, en Pontevedra, donde, según ha contado su entorno próximo a Efe, lleva en el módulo de enfermería una vida tranquila. Allí habita "acompañada", lee, escribe, recibe muchas cartas, acude a la biblioteca, goza con la radio, participa en algunas actividades y asiste a misa.

Alfonso Basterra, periodista, está en el otro extremo de Galicia, en el penal de Teixeiro, en A Coruña, y de puertas adentro su día a día prácticamente transcurre de la misma manera, tal y como han desvelado fuentes conocedoras de su estado.

El padre adoptivo de Asunta está totalmente integrado en la cotidianidad carcelaria, en un módulo tranquilo, y no es conflictivo, pese a que en un inicio sí tuvo una actitud más desafiante; además, da muestras de su nivel intelectual y ya ostenta algún puesto de confianza, de responsabilidad, e incluso remunerado, como ocurre con el reparto de comida del que se ocupa.

El cadáver de la niña fue localizado el 22 de septiembre de 2013 por dos viandantes en una cuneta del municipio de Teo, próximo a Santiago de Compostela, y el truculento y sórdido final de esta menor de 12 años, cuyo rastro se perdió un día antes, acrecentó la sensación de orfandad entre todos aquellos que en verdad la querían.

Las incongruencias testificales de Rosario Porto y Alfonso Basterra, y sus teorías imposibles de probar, desencadenaron muy pronto las sospechas, lo que provocó sus detenciones por homicidio, una calificación que posteriormente se elevó.

Asunta fue drogada y posteriormente asfixiada: las contradicciones de los padres supusieron su detención

En el endurecimiento de la condena pesaron las pruebas forenses realizadas a la víctima y que revelaron que era sedada con Lorazepam, un ansiolítico cuyo registro más alto correspondía al día 21, la jornada en la que ella desapareció.

Los análisis mostraron, igualmente, significativas concentraciones de este tranquilizante durante el mes de julio de ese año, fecha en la que dos profesoras de música de Asunta detectaron en la alumna un preocupante estado de somnolencia, que su familia atribuyó a su supuesta condición de alérgica, patología por la que, decían, estaba en tratamiento. La pediatra, no obstante, siempre negó tal padecimiento.

Sin permisos penitenciarios... por ahora
En el juicio se consideró probado que los padres de Asunta tenían un plan acordado para finiquitar su existencia, según el cual él se encargaría de drogarla hasta el aturdimiento para facilitar con ello una asfixia que ejecutaría la madre.

Alfonso y Rosario, para poder disfrutar de permisos, según detalla Instituciones Penitenciarias, han de tener cumplida una cuarta parte de la condena, ser un reo en segundo o tercer grado y contar con el beneplácito de la junta de tratamiento y la autorización del juez de Vigilancia Penitenciaria. Se espera que, dada la gravedad del crimen, tengan que esperar al menos cuatro años para poder disfrutar de uno.

En esas están y, mientras, no se sabe la razón que los llevó a acabar con la vida de  Asunta, el móvil, el porqué la mataron.