"Caballero lo que hizo en Vigo fue copiar el modelo que yo misma empecé"

La política "tiene situaciones injustas", admite Corina Porro
Corina Porro. DP
photo_camera Corina Porro. DP

Corina Porro es secretaria de la mesa del parlamento y presidenta de la gestora del PP de Vigo. Lleva 25 años en primera línea política, tiempo en el que fue "de todo": concejala, alcaldesa, senadora, diputada, conselleira, presidenta del CES y del Puerto de Vigo, líder orgánica... Confiesa que su secreto está en la ilusión y en oír a la gente. Ahora inicia una nueva etapa en el Parlamento, aunque siempre con un ojo en Vigo, donde el PP "se recupera". 

¿Qué tal su vuelta al Parlamento?

Pues muy bien. Mi otra etapa como parlamentaria coincidió con mi paso por la consellería, así que fue distinta. Ahora yo misma tenía mis dudas porque soy una política de gestión y de bregar en la calle, pero estoy muy a gusto, tanto en el trabajo de la Mesa, por la enorme responsabilidad que implica, como por la presidencia de la comisión quinta [sanidad, servicio sociales y empleo], que si bien todas las comisiones son importantes esta, en estos momentos, más todavía.

Al fin y al cabo usted es de la rama sanitaria. ¿Se ve capaz volver al hospital a echar una mano?

¡Seguro que podría, pero llevo demasiados años fuera! Yo fui una enfermera de vocación. Estuve en el área de Hemodiálisis y aunque no fue mucho tiempo, sí fue muy intenso. Todavía hoy me encuentro con compañeros de aquella época y mi hija es enfermera. Una de las cosas buenas de cumplir años es la experiencia que acumulas al pasar por muchos sitios.

Sobre todo Corina Porro, que pasó por casi todos.

¡Y siempre me vinieron a buscar! Yo jamás di un codazo a nadie. A veces ni me daba tiempo a estar en un sitio, porque en cuanto lo tenía controlado, tocaba cambiar.

¿Y cuál es el secreto para llevar 25 años en política y, además, en lugares tan diferentes?

La clave es hacer lo que uno en conciencia cree que debe de hacer. Tenemos que tener claro que servimos a los ciudadanos y tenemos que estar cerca de ellos, porque son los que nos dan las claves para acertar. Pero si queremos permanecer en un puesto, luchar por él y meternos en otras cosas, pues es un error. Por eso yo no me desconecto de la gente y siempre que puedo, un día a la semana, se lo dedico a los ciudadanos como parlamentaria por Pontevedra y por Vigo. Sigo con reuniones, me siguen llamando… ¡En política, si pierdes esa conexión, pierdes la perspectiva!

Hablando de cambios, dicen de usted que va a dejar el Parlamento para volver al Puerto de Vigo.

No, no. De eso no ha nada y conmigo nadie habló del tema. Yo estoy muy centrada en mi trabajo en la Mesa del Parlamento y la presidencia de la comisión quinta y ahí estoy contenta. Es muy cómodo trabajar con Miguel Santalices y con gente con la experiencia y el nivel de Pedro Puy. Y conozco a muchísimos parlamentarios, de todos los grupos, con los que tengo un trato estupendo.

De todas las cosas que fue en política, ¿con cuál se queda?

Creo que ser alcalde de tu ciudad te da una proximidad con el ciudadano inigualable, pero como a mí me gusta mucho al gestión pura y dura, mi etapa en la Autoridad Portuaria de Vigo también fue muy intensa, porque me hizo conocer la otra parte de la ciudad, la empresarial. Y claro, el mundo social es la niña de mis ojos: yo monté la primera Consellería de Asuntos Sociais, otra etapa de muchísima ilusión. Y fue senadora, presidenta del CES, estuve en la Diputación… Son situaciones todas distintas y momentos distintos, pero si pones ilusión y te involucras de todo sacas algo. Cuando volví a Vigo de delegada de la Xunta, me reencontré con unos ciudadanos que siempre me quisieron y me respetaron.

En política es clave estar cerca de los ciudadanos porque ellos te dan las claves para acertar; no puedes desconectarte

Pero la política también tiene sinsabores, ¿no?

Claro que sí. Y tiene situaciones injustas. Pero yo siempre fui dialogante y creo que se adelanta más cediendo en un momento determinado que encerrándote en lo que tú crees que es tu razón.

A usted le tocó lidiar en Vigo con un hueso duro de roer como Abel Caballero. ¿Qué tal se llevan?

Es una persona que no se para ante nada y que es capaz de mentir, inventar y de saltarse todas las reglas de la ética para derrotar a un enemigo y conseguir su objetivo: un puñado de votos. Yo me llevé bien con todos los exalcaldes de Vigo y de todos los colores, nunca tuve ningún problema. Aprobé el PXOM con el BNG y el PG… Pero es que Caballero se salta todas las reglas: es el populismo en persona.

Abel Caballero fracasó en la política autonómica, pero supo reinventarse para triunfar en el ámbito local. ¿Cómo lo explica?

Él se hizo un personaje, con su «viva Vigo, sois los mejores» que va pregonando por las esquinas.

¿Qué le ocurre al PP para haber tocado fondo en Vigo y tener en esa ciudad su mayor lunar electoral?

Creo que el problema fue, sobre todo, que hubo cierta desconexión con la ciudadanía. Y no hablo de personas, porque creo que las había muy valiosas, sino de que se perdió esa cercanía. Y Vigo es una plaza muy difícil, porque todos los días a las doce tenemos a una persona, como el Angelus, atacando de forma permanente a la Xunta y a Alberto Núñez Feijóo. Abel Caballero es el gran opositor a Feijóo porque, en el fondo, quiere ponerse a su altura. Cuando yo llegué al PP de Vigo se empezaron a tomar medidas y en estos momentos se está trabajando muy bien, en contacto directo con los ciudadanos. Estamos siendo más efectivos en ese cuerpo a cuerpo.

¿Y quién será un buen candidato?

Eso no me va a tocar a mí decidirlo. El candidato será la persona más idónea para Vigo cuando llegue el momento. Porque lo cierto es que en esta ciudad hay muchas cosas que arreglar, como el mundo social, que está abandonado, o el cultural, que es inexistente.

Pero sus luces de Navidad…

Yo soy partidaria de poner las ciudades bonitas y en ese sentido Caballero lo que hizo fue copiar el modelo que yo puse en marcha en su momento. Pero es que es el único alcalde de Galicia incapaz de entenderse con la Xunta y con el resto del mundo.

¿Qué tal se lleva con su sobrino, con Gonzalo?

Él no sé. Yo me llevo bien.

Usted ejerce de viguesa pero pocos saben que es ferrolana.

Vivo en Vigo, pago mis impuestos en Vigo, mis hijos viven en Vigo… Esa es la realidad de Vigo, la de los 80.000 vecinos que proceden de Ourense o, como es mi caso, los que vinimos de Ferrol, una ciudad que en 1920 tenía más población que Vigo. Pero esta última creció mucho por toda esa gente que llegamos de fuera. Y yo me enamoré de Vigo, me impliqué… ¡Lo que yo luché por esa ciudad!

"Fraga fue de los mejores políticos de España y Feijóo no tengo duda alguna de que es el mejor"

¿Cambió mucho la política desde sus inicios?

Yo creo que sí.

¿A mejor o a peor?

El "todo vale" a mí no me gusta. No se puede hacer política con las cosas de comer y que hoy en día se usen ciertos asuntos para conseguir un puñado de votos no me gusta nada. El populismo me espanta y me parece un insulto hacia los ciudadanos, ya que los trata de tontos y los manipula. Me horroriza todo lo que esté en esa línea. Antes, cuando yo era alcaldesa, entre todas las mujeres de la corporación de Vigo, que éramos muy poquitas por cierto, conseguíamos ponernos de acuerdo para dejar a un lado la política y sacar adelante cuestiones de aspectos complejos como la igualdad.

Usted trabajó en la Administración Fraga y en la de Feijóo. ¿Son muy distintos o se parecen algo?

Creo que son distintos, pero los dos aportaron mucho. Fraga fue de los mejores políticos que tuvo España y Feijóo no tengo la más mínima duda de que es el mejor político que tiene España.

¿Es optimista con el coronavirus?

No soy optimista ni pesimista, lo que hay que ser en estos asuntos es realista y ponerse en manos de los que saben. En Galicia tenemos un presidente que sabe de sanidad, un conselleiro que sabe de sanidad y que es vigués y un comité clínico que hasta ahora acertó.

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