Chiclé pasó a ser El Chicle

Una vecina de Rianxo aclara que el apodo de José Enrique Abuín debería ir con tilde porque es de su época de mecánico, en alusión a una pieza del carburador

 

José Enrique Abuín Gey, El Chicle. FACEBOOK
photo_camera José Enrique Abuín Gey, El Chicle. FACEBOOK

"El Chicle chámanllo agora, pero en realidade el era coñecido como Chiclé, porque foi mecánico". Lo cuenta la regente de un bar de Rianxo, que no descarta que cuando le hicieron la ficha policial por primera vez quizá quedó olvidado el acento. 

El caso es que José Enrique Abuín Gey es ahora tristemente conocido en todo el país como El Chicle cuando en realidad su apodo tiene que ver con la pieza del carburador que regula el paso del combustible. También es conocido como Landó ("carruaje de caballos de cuatro ruedas con capota") aunque en este caso nadie acierta a explicar el origen del mote.

Opiniones de sus vecinos: "Sempre foi un chisco prepotente e sobre todo ignorante. Non sei como non cantou antes porque é algo bocazas"


Anécdotas al margen, cada vez se van conociendo más detalles sobre Abuín Gey. A quien algunos dibujaban como una persona hermética y fría, otros vecinos no dudan en señalar que "sempre foi un chisco prepotente e sobre todo un ignorante", tal como recoge El Correo Gallego. Y hay más opiniones de gente en esa dirección: "Non sei como non cantou antes, porque sempre foi un bocazas".

Con antecedentes por tráfico de droga, lesiones, furtivismo y una denuncia por agresión sexual a la hermana gemela de su mujer que esta evitó que prosperase prestándole una coartada en su día, José Enrique Abuín —o Kike, como también es conocido— nunca tuvo empleos estables antes de entrar en el terreno de la delincuencia, con robo de combustible incluido. Fue mecánico, carpintero en unos astilleros e hizo pequeñas chapuzas, pero sin continuidad.

Su mujer, con la que salía desde que ella tenía 15 años y con la que tiene una hija preadolescente, sí llegó a trabajar en varias conserveras. En público, la estradense Rosario Rodríguez siempre mantuvo una actitud sumisa, "malia que el podía dicir barbaridades, sobre todo se bebía de máis".