Con dos mochilas y un ukelele

@EUSKAGALEGOSENRUTA ▶ Alexandra López y Lander González se conocieron en octubre de 2017 en el campo de refugiados griego de Nea Kavala, al norte de Tesalonika. Les unen las ganas de empaparse de otras culturas y ayudar a los demás, así que hace dos meses cogieron sus mochilas y lo dejaron todo para emprender la aventura de sus vidas

Lander González y Álex López en Tailandia. @EUSKAGALEGOSENRUTA
photo_camera Lander González y Álex López en Tailandia. @EUSKAGALEGOSENRUTA

Después de estar todo un año ahorrando, Lander González y Álex López, una joven pareja compuesta por un vasco y una pontevedresa, decidieron lanzarse a la aventura a finales del pasado mes de enero. Desde entonces recorren -casi siempre a pie- el sureste asiático con una mochila al hombro y un ukelele. "Dejamos nuestras casas, trabajos y familias para recorrer el mundo", cuenta Álex, una joven funcionaria de Pontevedra que desde hace algunos años trabajaba en Madrid. Lander vive en Hondarribia, su pueblo natal, y tiene empleo en un almacén. Asia no es su primer destino ya que hace dos años estuvo viajando por Latinoamérica. "Fueron diez meses, pero me quedé con ganas de más", explica.

La aventura empezó en Tailandia, hace algunas semanas aunque la idea llevaba fraguándose desde que la pareja se encontró en un campo de refugiados griego adonde habían ido como voluntarios. Fue hace año y medio. Desde entonces comparten el sueño de acercarse a otras culturas y si de paso se puede echar una mano, mejor. "Llevo soñando con esto desde que estaba en la Universidad", cuenta Álex, "pero no había encontrado el momento, siempre priorizaba los estudios, el trabajo... y hace mas de un año decidí lanzarme! Uno retroalimenta los sueños viajeros del otro!", añade.

Su periplo ha comenzado en Tailandia y lo van contando en Instagram, una ventana abierta a su aventura desde la que se pueden contemplar puestas de sol completamente rojas, templos budistas impresionantes, paisajes de naturaleza paradisíaca o en las que se ve a la pareja participando de la cultura local. La idea, dicen, es recorrer el Sureste Asiático durante seis u ocho meses y después saltar a Latinoamérica. "En realidad no hay plan, nos queremos dejar llevar", dice Lander.

Esta joven pareja viaja con dos mochilas de unos 12 kilos cada una. Cuentan con un presupuesto de 25 euros diarios entre los dos. En su camino buscan alojamientos económicos. Duermen en habitaciones compartidas o trabajan a cambio de alojamiento y comida que consiguen a través de la web Workaway. "O dormimos en los sofás de algunas personas a través de Couchsurfing". Además, Lander es un experto del macramé por lo que en la ruta tratan de vender algunos productos artesanales.

Por el momento han visitado Tailandia y Laos y a finales de mes cruzarán Vietnam. "El Sureste asiático es muy ecléctico, la locura de las ciudades, puestos callejeros y bullicio, convive con las zonas mas rurales, de tranquilidad total rodeado de naturaleza salvaje", cuenta Álex. "Nos estamos encontrando con gente muy amable, que siempre está sonriendo", apostilla su compañero de viaje.

LO MEJOR DEL VIAJE. La comunicación con la gente local, relatan, es un poco difícil, pero, confiesan, siempre consiguen entenderse entre gestos y sonrisas. Así, hace algunos días conocieron a otra pareja de españoles con la que permanecieron dos semanas en un colegio rural cerca del pueblo de Kanchanaburi. "Allí enseñamos a los niños, de tres a 12 años, a hacer macramé, a cocinar tortilla y pizza y algo de ingles. Ademas durante cuatro días colaboramos en la construcción de casa de adobe en el colegio, mostrando a los chavales que la permacultura esta al alcance de cualquiera", dice Lander.

"Fue increíble, pudimos conocer la auténtica cultura tailandesa, convivir con ellos y viviendo sus tradiciones", añade su compañera de viaje.

Lo primero que suelen hacer al llegar a un lugar nuevo es buscar donde dormir. Se levantan temprano para ver los lugares y sus alrededores y aunque cuentan que habitualmente se mueven a pie, también han cogido buses locales o tuk tuks y alquilado motos. Y si les preguntan qué es lo mejor del viaje por el momento, no les resulta fácil responder.

"Es una cultura totalmente diferente a la que conocíamos y hay muchísimas cosas que nos sorprenden. Por ejemplo, el budismo tiene un papel fundamental en la vida de las personas. En cada casa tienen un pequeño altar para que vivan los espíritus, se levantan a las 5 de la mañana para darles comida a los monjes budistas en una ceremonia silenciosa llamada Tak Bat", explica Lander.

A Álex, sin embargo, le ha llamado la atención "las puestas de sol y los amaneceres, es muy diferente a lo que vemos en casa, además la luna, en su fase creciente, no tiene forma de D, sino que es como una sonrisa", relata.

"También nos dejó locos saber que en Tailandia la mayoría de la gente no tiene cocina en sus casas, de ahí que haya tantos puestos callejeros de comida, salen a la calle a desayunar, comer y cenar".

Estos días han recorrido Nong Khiaw, la cara menos turística de Laos, y de nuevo se han enamorado de su paisaje y de sus gentes. "Es el Laos que imaginábamos, el de los caminos de tierra", relatan en Instagram. Allí suena ya su ukelele, mientras piensan en su próximo destino.

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