Galicia se libra de los incendios en un verano de condiciones extremas

La Xunta mantiene la posibilidad de ampliar el periodo de alto riesgo más allá de septiembre
Uno de los múltiples incendios que tuvieron lugar en 2017. RAFA FARIÑA
photo_camera Uno de los múltiples incendios que tuvieron lugar en 2017. RAFA FARIÑA

Galicia se libra en lo que va de verano de la lacra de los incendios forestales, en un verano de condiciones extremas que incluyen máximas por encima de los 40 grados pero que no están afectando al norte peninsular. 

Así las cosas, 2019 se mantiene como un año con un número reducido de fuegos en el monte gallego si se compara con otros ejercicios, pese al gran incendio forestal que quemó más de 1.100 hectáreas a finales de marzo en los ayuntamientos coruñeses de Dodro y Rianxo. Las llamas entonces estuvieron provocadas por una chispa de una torre de electricidad. 

En cualquier caso, pasado ya el primer tercio de agosto, la campaña de alto riesgo contra los incendios (que empezó en julio) avanza sin grandes cifras de superficies calcinadas. 

Las 149 hectáreas ardidas en el municipio lugués de Quiroga (40 de monte arbolado y 109 de monte raso) en la víspera y durante el propio Día de Galicia y las poco más de 21 hectáreas arrasadas en Cualedro (Ourense) el pasado domingo 4 de agosto son los únicos números que muestra la web que utiliza la Consellería de Medio Rural de la Xunta para dar cuenta de los fuegos en esta temporada de alto riesgo (solo informa de los que superan las 20 hectáreas). 

Sindicatos como la CIG denuncian "falta de medios humanos" en el dispositivo, con una "mengua" que atribuyen a la "no cobertura de bajas, vacaciones ni permisos del personal"

Este escenario se une al pronóstico de la Agencia Estatal de Meteorología de un agosto que seguirá cambiante en Galicia y en el que la última semana ha estado marcada por lluvias de intensidad y constancia más habituales en otras épocas del calendario. 

El plan de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia (Pladiga) de 2019, como ya ocurriera en 2018, contempla la posibilidad de "un periodo adicional de aproximadamente un mes en función de las condiciones meteorológicas y de riesgo" más allá de septiembre. 

Y es que en la memoria todavía están las imágenes de la ola de incendios de octubre de 2017, que ocasionó cuatro muertes y cercó numerosos núcleos de población en un fin de semana en el que ardieron unas 50.000 hectáreas. 

A raíz de ese fin de semana, los grupos políticos con representación en el Parlamento gallego constituyeron una comisión de estudio que, entre otras conclusiones, señaló a la necesidad de un servicio de extinción más estable.

La Xunta tampoco aporta por el momento un balance de lo que lleva ardido en lo que va de año

OPERATIVO "CON MEJORAS", SEGÚN LA XUNTA. Al respecto, fuentes de Medio Rural consultadas por Europa Press reivindican que "en total son más de 7.000 las personas implicadas en el operativo", al contabilizar las de la Xunta, de la administración central y de los ayuntamientos. 

También aluden al personal fijo-discontinuo, que, destacan, "permanecerá desplegado a lo largo de cinco meses" este 2019, en lugar de cuatro, como fue el caso de 2018. 

Por su parte, sindicatos como la CIG denuncian "falta de medios humanos" en el dispositivo, con una "mengua" que atribuyen a la "no cobertura de bajas, vacaciones ni permisos del personal". Hay, según la central nacionalista, brigadas con "un solo componente" y casetas de vigilancia "cerradas". 
Frente a esto, la consellería defiende un operativo "muy semejante" al de años anteriores, "pero con mejoras, especialmente de carácter técnico". 

Así, aluden a novedades "destacadas" como el empleo de drones para apoyar las tareas de vigilancia y detección y para el apoyo en la extinción e investigación de los fuegos. Son aparatos que incorporan cámaras de vídeo y térmicas, sobre todo para actuar de noche. 

Otra de las nuevas medidas implementadas en 2019 es el número de teléfono específico y gratuito para "denuncias anónimas", del que el departamento que dirige José González no aporta datos por ser "confidencial" y "por seguridad". 

Con base en esas mismas recomendaciones, la Xunta tampoco aporta por el momento un balance de lo que lleva ardido en lo que va de año, para evitar el efecto llamada y que no aumente la actividad incendiaria, ante un ejercicio al que le quedan todavía cuatro meses y medio por delante.