Lindano: la amenaza silenciosa

 

Una excavación en O Porriño dejó al descubierto restos de este pesticida cancerígeno. Ya no se usa pero sus residuos no se destruyen. Se entierran y pueden contaminar acuíferos

 

 

Varios vecinos de Torneiros crearon una coordinadora de afectados. EL CORREO GALLEGO
photo_camera Varios vecinos de Torneiros crearon una coordinadora de afectados. EL CORREO GALLEGO

No se ve ni se huele, pero está presente en el aire, agua y alimentos. El lindano es una de esas sustancias con las que convivimos y que, como el monóxido de carbono, las ondas de telefonía o la radiación, tiene efectos impredecibles en la salud aunque a priori no pone la vida en peligro. Al menos que se encuentre en concentraciones muy elevadas, como en Torneiros, donde los valores detectados superan nada más y nada menos que mil veces el índice máximo admitido.

La alarma saltó hace un mes, en plena polémica por la moratoria de la UE al uso del glifosato,  cuando la apertura de una zanja en esta parroquia de O Porriño dejó al descubierto un compuesto blanquecino que resultó ser lindano. En cuestión de horas se selló el boquete y se prohibió el consumo de agua en los pozos de la zona, pero lo cierto es que los 4.000 vecinos de este núcleo llevan décadas bebiendo, respirando y pisando el pesticida y el daño en su salud, de haberlo, ya está hecho.

¿Qué es el lindano?
Es un pesticida altamente tóxico que se utilizó como insecticida en agricultura, para el tratamiento de piojos y sarna en humanos, y contra parásitos en ganado hasta mediados de los años noventa.

¿Qué peligros tiene?
La exposición al lindano entraña un grave riesgo para la salud con consecuencias inciertas. Si el contacto es breve puede causar irritación en los ojos y las mucosas, sarpullidos y otras alergias cutáneas y mareos y dolores de cabeza, como relatan haber sufrido algunos habitantes de Torneiros cuando se destapó la zanja y, por ende, aumentó la concentración del veneno en el aire. En cuanto a los efectos de una exposición prolongada, los médicos advierten de dolencias en el hígado y en los pulmones, e incluso pronuncian la palabra más temida: cáncer.

¿Es realmente cancerígeno?
Sí, según determinó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2015. A diferencia del glifosato —sobre el que difieren los estudios realizados—, el lindano ha puesto de acuerdo a la comunidad científica para afirmar que las personas expuestas tienen un 60% más de posibilidades de padecer un linfoma —tipo de cáncer que afecta al sistema inmunológico—. Eso sí, aunque es cierto que los vecinos de Torneiros estuvieron expuestos a largo plazo lo hicieron a concentraciones relativamente bajas hasta que se destapó la zanja y el pesticida afloró a la atmósfera. Los más alarmistas aluden a que precisamente O Porriño aparece marcado en rojo en los llamados ‘mapas del cáncer’ en España, si bien la versión dada desde el Ayuntamiento es que este hecho se debe al gas radón —también cancerígeno— que liberan las numerosas minas a cielo abierto del municipio, y no al lindano.

¿Cuándo y por qué se prohibió?
La Unión Europea prohibió terminantemente la producción de lindano en 2008, si bien las sospechas sobre sus efectos carcinógenos aparecieron mucho antes y en España se dejó de procesar a principios de los años noventa. El problema viene con los residuos —la creación del pesticida generaba diez toneladas de deshechos por cada una de producto final—, que se enterraron en distintos puntos de la geografía, muchos de ellos sin identificar a día de hoy.

¿Cómo afecta a Galicia?
Que Torneiros sea la zona cero del lindano en la comunidad no es casual. En esta parroquia se ubica desde 1939 la planta de la farmacéutica Zeltia —que hoy se especializa, entre otros ámbitos, en tratamientos contra el cáncer—. Estos laboratorios, según consta en los registros de actividad de la época, produjeron lindano entre 1947 y 1964. Se desconoce el destino de todos los residuos sobrantes de Zeltia —se calcula que unas 1.000 toneladas—, pero se sabe que una parte de ellos acabaron soterrados en una parcela municipal en Torneiros sobre la que, ya en los setenta, se construirían viviendas. Y aquí el problema se multiplicó, porque ajeno a la peligrosidad del pesticida, el propio Concello utilizó el lindano que obtenía en las excavaciones de las obras para asfaltar carreteras, tapar baches o donárselo a los vecinos para que lo usasen a modo de plaguicida.

¿Qué áreas concretas están contaminadas en O Porriño?
Por la circunstancia antes mencionada, puede decirse que el lindano está extendido por todo Torneiros y puede que por más zonas de O Porriño. Sobre todo se deposita en el suelo y, lo más peligroso, en acuíferos que abastecen a viviendas y sirven de riego a huertas e invernaderos. En el último mes se han identificado 21 pozos envenenados. Fue un particular el que alertó del "olor a lindano" en la zanja y desató la psicosis.

¿Qué medidas se han tomado?
La respuesta no se hizo esperar y entre el Concello y la Xunta sellaron la zanja donde apareció el pesticida y los pozos contaminados, que surtían de agua potable a varias viviendas que ahora están abastecidas por cisternas provisionales. Paralelamente, Sanidade, que desaconseja consumir «alimentos cultivados en la zona»,  estudia los casos de 14 vecinos que presentan alergias cutáneas para descartar males mayores. Al margen de soluciones de choque, el Concello insiste en elaborar un estudio sobre la presencia del lindano en el municipio para poder mantenerlo enterrado de forma segura, ya que de momento los avances científicos no permiten extraerlo de forma segura. Asimismo, un grupo de vecinos ha creado una coordinadora de afectados con el fin de que la Administración les proporcione información de primera mano sobre los emplazamientos contaminados y velar por que el veneno siga bajo tierra.