El PP de Galicia se desangra en el asfalto

Los de Feijóo se dejan cerca de 75.000 votos con respecto al PSdeG en las siete ciudades y apenas ganan en las áreas metropolitanas y las villas medias. Los socialistas le arrebatan el primer puesto a los populares en 99 ayuntamientos

Ambiente de júbilo en los escaños de la izquierda en el Parlamento gallego. PEPE FERRÍN
photo_camera Ambiente de júbilo en los escaños de la izquierda en el Parlamento gallego. PEPE FERRÍN

Las elecciones generales del domingo certificaron que el Partido Popular de Galicia es incapaz de encontrar un antídoto contra la sangría de votos que sufre en los entornos más urbanos de la comunidad: las ciudades y sus áreas metropolitanas y las grandes villas que funcionan a modo de cabecera de comarca. Y aunque no es un fenómeno nuevo, ya que el mal comenzó poco después de las exitosas elecciones municipales de 2011, sorprende que el PPdeG no sea capaz ya no de pararlo sino siquiera de frenarlo.

El domingo, el PSOE le ganó en las siete ciudades, donde los de Alberto Núñez Feijóo se dejaron la friolera de 74.039 votos con respecto a los socialistas, más de un tercio de los que cedió ante la izquierda constitucionalista en toda Galicia. Es una cifra que coincide, más o menos, con la ventaja final que logró el PSdeG sobre los populares en el conjunto de la comunidad: 77.282 votos.

En este viaje por las siete grandes urbes gallegas es parada obligatoria Vigo, donde el PP no consigue desactivar el efecto Caballero. Allí, los socialistas aventajaron a los populares en 32.988 votos y lo relegaron incluso a tercera fuerza. En A Coruña fueron 18.129 más y en Ourense, 7.289. En Lugo y Pontevedra la ventaja socialista superó los 4.500 votos en ambos casos y en Ferrol se quedó en 3.800. Solo en Santiago el PP se aproximó a su rival: se quedó a 2.452.

Un fenómeno que no fue exclusivo de las ciudades. A su alrededor, el mapa se tiñó también de rojo en los municipios más poblados, como Redondela, Nigrán, Mos y O Porriño en Vigo; Oleiros, Arteixo, Culleredo o Cambre en A Coruña; Teo, Ames y Oroso en Santiago o Boborás en Ourense. La excepción fue Pontevedra, ya que el PPdeG salvó su honor en Marín; o ya a menor escala, Outeiro de Rei en el área lucense.

En este panorama, el Partido Popular reduce sus triunfos urbanos a localidades medias como Verín y O Carballiño (Ourense), Ribeira (A Coruña), Vilalbal y Chantada (Lugo) y Marín, A Estrada y Lalín (Pontevedra).

MAPA MUNICIPAL. En este escenario, el PSOE le arrebató el primer puesto al PP en 99 ayuntamientos de toda Galicia. Los resultados electorales supusieron también para el PP la pérdida de 107 mayorías absolutas en toda Galicia con respecto a los comicios generales de 2016. Con todo, los de Núñez Feijóo conservan 42 mayorías absolutas -una en Pontevedra, tres en A Coruña, treinta en Ourense y ocho en Lugo-, pese a que el margen electoral se reduce.

El PSOE, por su parte, consiguió ser la fuerza más votada en 117 ayuntamientos de los 313 que hay en Galicia -46 en A Coruña, 25 en Pontevedra, 21 en Ourense y 25 en Lugo-.

Estas cifras dan un vuelco al mapa salido de las urnas en las generales de 2016, cuando el PP había ganado las elecciones en todos los municipios menos en 14 y había logrado 144 mayorías absolutas, el 45% del total.

Así, aunque la extrapolación de resultados de unas generales a unas elecciones locales es una práctica de riesgo por su falta de rigor, el castigo sufrido por el PPdeG en la Galicia urbana este domingo, que se sumaría al de los comicios locales de 2015, le dibuja un panorama complejo de cara a la cita con las urnas del próximo 26 de mayo.

Las grandes ciudades siguen siendo, al menos en apariencia, coto privado para las mayorías del Partido Popular, que tendrán que fiar buena parte de su éxito a la posiblidad de sumar gobiernos con otras fuerzas, ahora que se amplía su abanico de posibles socios, que durante muchos años estuvo limitado a pequeños partidos de corte independiente o escindidos y cabreados de otras fuerzas.

Y sin los votos del asfalto, también se complica sensiblemente el ambicioso plan de reconquistar alguna de las diputaciones que están en manos socialistas.

OTROS RESULTADOS. La candidatura de En Común-Unidas Podemos, encabezada por el támden Yolanda Díaz y Antón Gómez-Reino, fue tercera fuerza política en Galicia y obtuvo su mejor resultado en clae mnicipal en Cangas do Morrazo, donde se quedó a solo cien votos de situarse como primera fuerza política.

Mientras, Ciudadanos, que en toda Galicia fue cuarta y obtuvo dos diputados por A Coruña y Pontevedra -Marta Rivera y Beatriz Pino, respectivamente-, consiguió como principal hito a nivel local convertirse en tercera fuerza en Lugo en un total de 17 ayuntamientos de los 67 de la provincia.

Por su parte, el BNG de Ana Pontón consiguió su mejor resultado en el ayuntamiento coruñés de Moeche, como ya había logrado en 2016, al situarse como segunda fuerza política, mientras que En Marea de Luís Villares, que quedó por debajo de Vox en el cómputo de Galicia, fue tercera fuerza política en Manzaneda, donde gobernó varios años el ahora diputado de la formacion rupturista Davide Rodríguez.

Lo que también dejó claro el 28-A es que en Galicia, desde las elecciones de 2016, se reforzó el bipartidismo frente al a nueva política, ya que PP y PSOE consiguieron entre los dos 19 de los 23 escaños en juego, mientras que en 2016 sumaban 18.