Los últimos rugidos del único zoo de Galicia

Abel Caballero anuncia el cierre del parque animal de Vigo para convertir el terreno en un "aula de naturaleza"
El oso pardo es uno de los animales más confinados en el zoológico de A Madroa respecto al espacio vital que necesita. ADP
photo_camera El oso pardo es uno de los animales más confinados en el zoológico de A Madroa respecto al espacio vital que necesita. ADP

El zoo de Vigo tiene sus días contados. Después de medio siglo siendo una atracción para visitantes y familias de toda Galicia, el alcalde Abel Caballero anunció este jueves su clausura inminente. El motivo es que hacer un entretenimiento humano de la observación de animales en cautividad era la norma en 1971, cuando se inauguraron las instalaciones, pero en 2020 no se concibe que un ser vivo disfrute viendo a otro a través de unos barrotes.

Paradójicamente, el cierre de la puerta del zoo supondrá abrir la de las jaulas que confinan criaturas tan exóticas como osos pardos, tigres, leones, monos, canguros y un sinfín de reptiles, incluida alguna tortuga que ha sido testigo de toda la trayectoria del parque animal, situado en las faldas del monte de A Madroa, a solo unos metros de otro de los principales entretenimientos de la ciudad: el campo donde entrena el Celta.

"La ciudad no quiere animales presos, porque es una crueldad absoluta como están ahora", dice el alcalde

Pero el fin del zoo tal y como se conoce, con sus altos muros dividiendo a la fauna según su familia, no supone que las instalaciones vayan a quedar vacías. Algunas especies, casi siempre las más singulares, serán trasladadas a otros hábitats más adecuados, pero otras seguirán en A Madroa, porque el Concello "convertirá la zona en un aula de promoción de la naturaleza", según anunció el alcalde. Esto es, un área donde los animales convivan en semilibertad, algo parecido a lo que sucede en el parque de Marcelle, en Outeiro de Rei, que cuenta con especies tan llamativas como osos, pitones, iguanas o antílopes, que al contrario que tigres o leones pueden morar sin barrotes de por medio sin suponer un peligro.

Cuando la piqueta derribe los muros del zoo, algo para lo que aún no hay fecha, "Vigo disfrutará de un lugar de encuentro con la naturaleza suave y tranquilo", explicó el regidor, que reveló que el consistorio presentará una licitación de unos 106.000 euros para "instituciones que se hagan cargo de organizar visitas, campamentos y voluntariado medioambiental" en el terreno que hoy ocupa el zoo.

"Estamos en pleno siglo XXI y la ciudad no quiere animales presos, porque es una crueldad absoluta como están ahora", observó el alcalde. Con él coinciden decenas de reseñas en la página del zoológico en Google. Alguna critica los "rugidos de lástima del oso". La esperanza es que todavía le queden muchos fuera de su jaula.

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