Cambio de objetivos

A ver si el año y la década que abrimos trae el reconocimiento en forma de estrella Michelin para algún restaurante de la provincia de Lugo. Opciones con posibilidades hay como la recordada aquí del Nito, en la playa de Cobas, en Viveiro. A ver si se impone la calidad en la oferta del Camino de Santiago en este año santo compostelano. Que haya más de una Parada das Bestas, como la de Pidre, en Palas. A ver si potenciamos el conocimiento de esas buenas casas de comida, de esos restaurantes que sin pretensiones de lujos ni reconocimientos ofertan el buen producto y el buen hacer de una cocina basada en la tradición. Como el Mesón de Pallares, en Guntín. Hagamos la ruta de esas excelentes mesas que hay en el país, aunque no aparezcan con la estrella, que bien merecerían, como el Galileo, en la salida de Ourense hacia Trives. Y, en fin, ojalá se concrete en realidad esa apuesta por un hotel y un restaurante dentro de la organización Relais&Chateau que anunciaron para Santiago, por iniciativa del restaurador del Pasaje, uno de los excelentes lugares para encontrarse con la mesa en la capital compostelana.

A ver si llega la promoción global y para un turismo de calidad de la Ribeira Sacra, en base a su paisaje y su silencio, que hay que respetar incluso por las grandes empresas, el románico, el golf, las buenas bodegas, la buena mesa y los catamaranes. Las buenas opciones hoteleras ya las tiene. A ver si llega algún avance en la Mariña luguesa para que se hagan realidad  opciones de ocio complementarias  que llamen a visitar y permanencer a quien busca el mar, pero no tostarse en la playa. Parece como si hubiese miedo a crear un campo de golf en una comarca que por naturaleza, clima y paisaje, debería contar con él. A plantear apuestas con la hípica, que sirvan de llamada y de instrumento de promoción en los medios.

Tampoco es cuestión de que formulemos aquí un programa pero sí que reivindiquemos una filosofía de la búsqueda y el fomento de la excelencia en la gastronomía, del fomento de inversión y creación  de infraestructuras para actividades de ocio que atraigan un visitante con poder adquisitivo.

Capítulo independiente merece Mondoñedo, a un paso del mar, con historia, con encanto, que va perdiendo población y que debería ser lugar de peregrinación obligada para gallegos y foráneos. Pasear por aquellas rúas, recordar a Cunqueiro, entrar en su catedral, dejarse ir por los alrededores de la ciudad. Mondoñedo es un decorado único que está pidiendo con urgencia acción para rentabilizarlo al máximo. La apertura de la autovía del Cantábrico es la gran oportunidad para que la maquinaria de la administración pública se active y la iniciativa privada se anime.

Pero quizás sigamos con doscientos malos folletos de promoción, con otras tantas entradas pobres en internet y mandando fuera a los jóvenes que se han formado como nunca para este negocio.

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