Premio a la mejor loncha de jamón

Cortar jamón requiere maestría, hasta el punto de que puede ganar mucho un producto normal y perder en sabor otro de calidad superior dependiendo de la mano que lo transforme en finas lonchas, cuanto más finas mejor.

Y eso lo sabe muy bien Emilio Calo, de la Bodeguilla del Huerto de Santa Cristina (A Coruña), que este martes se ha proclamado ganador del Primer Concurso Autonómico de Cortadores de Jamón Serrano de Galicia.

La competición, a la que acudieron ocho cortadores profesionales, se celebró en Expolugo y fue muy disputada. Además, entre los miembros del jurado se encontraba, por ejemplo, Nicolás Jiménez, cinco veces campeón del mundo en esta especialidad.

Fernando Blanco 'desenvaina' el cuchillo

El pistoletazo de salida de la prueba lo dio el conselleiro de Innovación Industria, Fernando Blanco, quien cuchillo jamonero en mano se animó a cortar unas lonchas ante los participantes.

El jurado estuvo presidido por José Manuel Torre Núñez, director general de Torre de Núñez, la empresa impulsora del evento. Los premios fueron entregados por la concejala de Servicios Xerais del Ayuntamiento de Lugo, Luisa Zarzuela, y la técnico de Turismo de la Diputación de Lugo, Beatriz Valcárcel, que actuaron en nombre de la vicepresidenta tercera de la Diputación Provincial, María José Vega Buján.

Dura competición
Emilio Calo tuvo como competidores a José Manuel Míguez, de la Bodeguilla de San Lázaro (Santiago), que quedó finalista; Amancio Moya Iglesias (del Restaurante Villarrica (Pasteriza, A Coruña); Luis Añil, del Hotel Hesperia Finisterre (A Coruña); Eduardo Anillo, del Restaurante España (Lugo); Carlos Lorenzo Fernández, cortador de jamón (Pontevedra); Ricardo Vales, de Casa Piezas (A Capela, A Coruña); y Ángel Sánchez Caamaño de Casa de los Peces (A Coruña).

Torres de Nuñez, patrocinadora del concurso, lleva 40 años dedicándose a la producción de servicios cárnicos.

En febrero de 2007 consiguió la certificación Especialidad Tradicional Garantizada Jamón Serrano, que asegura al consumidor que la elaboración del producto se hace reproduciendo los métodos tradicionales de fabricación, al tiempo que se cumplen las normas de calidad establecidas por la Comunidad Europea. El resultado es un producto con unas condiciones de calidad óptimas.

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