A Laxa exhibe su buena mano para la caza

Restaurante A Laxa / SEBAS SENANDE
Platos de caza y una fuente de raxo de A Laxa (Foto: SEBAS SENANDE)

La sencillez no está reñida con la calidad. Así lo demuestra Raxería A Laxa, un establecimiento situado en el barrio de A Milagrosa que prepara con sabiduría distintos platos de la cocina tradicional gallega. Hasta Reyes celebra unas jornadas de la caza que ganan adeptos con el discurrir de los años, junto a su carta habitual. Después comenzarán las jornadas del cocido, que se prolongarán hasta la finalización del Entroido.

Conejo de monte, liebre, corzo, jabalí y perdiz eran las opciones a elegir para esta buena comida, en buena compañía. Me incliné por el corzo, acompañado de patatas cocidas. La carne, pese a que la textura más bien seca que la caracteriza, estaba apetitosa. Este factor habla por si mismo de la lograda elaboración del plato, con unos grelos que suavizaban la contundencia de la carne. También probé el conejo de monte, realmente sabroso. Se servía con patatas fritas, al igual que las perdices. Todas las raciones venían en cazuela de barro, para conservar el calor.

Entre los entrantes me sorprendió la finura de las croquetas caseras de merluza. Las zamburiñas a la plancha y el revuelto de setas también nos dejaron satisfechos.

Las setas con jamón de la carta son uno de los platos con mayor tirón de este negocio situado en la calle Eduardo Pondal, al igual que el raxo y el pulpo, que son su señal de identidad. Los callos son el gran reclamo de los martes. Una cita obligada.

Una comensal optó por el pescado, una merluza fresca de Burela, de buen tamaño e inmejorable aspecto. La brocheta de rape con puré casero y las distintas preparaciones del bacalao -a la plancha, a la gallega y al horno- son otros opciones con tirón en el apartado de los pescados.

En este local, donde se come muy bien y en un ambiente familiar, ofrece otro producto tótem de la gastronomía lucense: la anguila. El verdadero arte está siempre en su punto de fritura. Tienen que estar crujientes, pero no quemadas. De aperitivo, mientras tomábamos un vino en la barra, probamos tripas fritas, que se ven muy poco en los locales hosteleros. A ver si un día de estos organizan en A Laxa unas jornadas dedicadas a este producto.

POSTRES

Como postre es aconsejable la tarta de zanahoria y coco, sobre una base de bizcocho, con un contraste de sabores. Los mousses de limón y de castaña y la tarta casera de queso completaban la propuesta.

No faltó tampoco en la mesa un buen queso, en este caso curado y hecho en Taboada. Ya sea gallego o de Castilla, este manjar debe estar siempre presente en los establecimientos donde se rinde tributo al pulpo.

Para regar la comida optamos por un Don Bernardino, un tinto de la subzona de Amandi, en la Ribeira Sacra. La carta de vinos tiene otras alternativas interesantes de distintas denominaciones de origen.

En el Mesón A Laxa se puede comer también un económico menú del día, así como los apetitosas menús especiales los fines de semana.

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