Os Pendellos o la memoria de los sabores

Comensales en Os Pendellos de Chantada (Foto: EPL)
Comensales en Os Pendellos de Chantada (Foto: EPL)

Hay casos en los que la hostelería no se limita a la prestación de un servicio, sino que responde a una filosofía, a una forma de hacer que le da personalidad propia a un proyecto. El restaurante Os Pendellos, que regenta el chantadino Roberto Iglesias, tiene ese sabor de recuperación de la tradición. Ubicado en los restaurados alpendres del campo de la feria de Chantada, mantiene vivo el espíritu ferial. El pulpo á feira es el plato estrella, aunque también degusta en otras preparaciones, como a la plancha y encebollado. Llaman también la atención las croquetas de pulpo y de jamón.

El cefalópodo se prepara a la vista del cliente, en ollas de cobre. Los ejemplares, de gran tamaño, se descongelan y después se lavan en una hormigonera, donde la presión continua del agua les saca la arena a esas piezas procedentes del caladero marroquí.

La carne ao caldeiro, servida con tiras de pimiento y un chorrillo de aceite, es otro plato muy demandado, junto a la carne richada. La oferta tradicional se completa con el bacalao al estilo ribeirao. El pescado lleva un sofrito de cebolla, pimiento y ajo. El local está incluido en la ruta del vino de la Ribeira Sacra, por lo que la elección es obligada, aunque entre las 70 referencias de la carta hay caldos de otras denominaciones gallegas e incluso algunos extranjeros.

La tarta casera de queso al horno, la tradicional de almendra o el brazo de gitano de una panadería local son tres exquisitas opciones para rematar una comida a la antigua usanza.

Os Pendellos comenzó ya la temporada de los cocidos. Lo que más me llamó la atención, además del sabio reparto de productos en las bandejas, es la inclusión en el menú del ‘chourizo ceboleiro’ junto al convencional, y de la castaña de Chantada, cuyo sabor ligeramente dulce contrasta con el salado de la carne. Son castañas comercializadas por la firma chantadina Naiciña. En vez de butelo, Roberto Iglesias opta por la androlla.

Os Pendellos tiene las mesas corridas, con capacidad para diez comensales. Es un lugar ideal para las familias, ya que está rodeado por una amplia zona verde donde pueden jugar los más pequeños, mientras los mayores disfrutan de la sobremesa.

Su apuesta gastronómica atrae los fines de semana a gentes de Lugo, Ourense y del vecino municipio de Lalín que buscan la autenticidad de sus platos.

Roberto Iglesias repite una fórmula similar en la cafetería Capitol, que pretende ser un espejo del antiguo Café Capitol, uno de los referentes de la vida chantadina de los años 50 y 60. El nuevo local invita al ambiente de tertulia y una atención detallista. Es un espacio agradable para tomar un vino, un chocolate o disfrutar de la carta de helados de la casa.

El establecimiento, restaurado en madera, se amplió hace dos años con el local de una vieja ferretería anexa. Los antiguos cajones de carpintería, el mostrador y algunas piezas que lo adornan le dan a este espacio un aire de museo. Para completar el proyecto, Iglesias promovió la empresa de turismo activo Que nin Diola, expresión muy usada antaño cuando nos preguntaban si lo habíamos pasado bien. Es una fórmula ideal para practicar senderismo, kayak o bicicleta de montaña y, de paso, incluir en el paquete una visita a la Bodega Vía Romana, una degustación maridada con vinos o una suculenta comida.

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