Para entrecot de buey a la piedra: O Pozo

Javier García, del restaurante O Pozo

AUNQUE sea de noche y llueva, como aquel sábado, siempre es un placer acercarse a Meira para comer un entrecot o un chuletón de buey a la piedra en el restaurante O Pozo de Meira. Ambas sugerencias encabezan la atractiva oferta carnívora de este local. El entrecot lo sirven fileteado en láminas, preparadas por los comensales en la propia mesa. Basta con un rápido vuelta y vuelta, como corresponde a la fina textura del manjar. A modo de aderezo se pasa por la piedra un pequeño taco de grasa del propio animal para reforzar el sabor. El chuletón, por el contrario, se presenta en toda su soberbia dimensión.

Para acompañar estas carnes es aconsejable escoger un vino potente, a poder ser de reserva, aunque los caldos de la Ribeira Sacra también casan bien.

O Pozo completa su oferta de carne a la brasa con una ternera exquisita y un logrado churrasco. La clientela prefiere el de ternera al de cerdo, según comenta Javier García, que se encarga de la parrilla y regenta el local con su hermano José Ángel. El churrasco es una de las propuestas habituales en el menú del día de este acogedor restaurante, con sus mesas de madera, algunas de ellas con bancos corridos, y su decoración rústica. En medio del comedor se encuentra el pozo que le da nombre al establecimiento. Este es de verdad, no un mero elemento decorativo.

ENSALADA DE JAMÓN

Como entrante tuve ocasión de probar unas apetitosas zamburiñas, aunque la oferta se amplía también a las navajas, el pulpo á feira y una sabrosa ensalada de jamón, con cebolla y aceite. Es uno de los platos originales de O Pozo. Hay otro que tengo ganas de probar y del que me han hablado maravillas. Se trata del queso italiano provolone a la parrilla, que no solo despierta curiosidad, sino que convence a los comensales.

No faltan pescados en la carta de O Pozo. El bacalao a la brasa, muy sabroso, es uno de los fijos, algo consustancial a cualquier parrillada que se precie. A la hora de elegir pescado fresco, los propietarios del negocio suelen contar con un par de opciones de calidad, siempre dependiendo del mercado. Esta semana te mostraban unas lubinas de seis y cuatro kilos, ideales para hacer a la sal o a la espalda, que harían la boca agua al más sibarita. En verano trabajan mucho el bonito, un pescado que se adapta muy bien a la parrilla, pero exige buena mano por parte del cocinero para que no se quede seco.

La tarta de queso al horno, bien fría bien con mermelada, son opciones recomendables a la hora de elegir un postre. En este apartado, el rico flan de café compite con una original tarta de tres chocolates y con la tarta de la abuela, con chocolate y galleta.

La relación precio calidad, junto a las buenas viandas, es una razón más que suficiente para acudir a comer a O Pozo y también para repetir.