José Luis Jiménez: "A más tiempo y con más gente en interiores, más riesgo de infección"

Este ingeniero zaragozano, profesor en la Universidad de Colorado, ha dedicado su carrera al estudio de los aerosoles. Es uno de los más de doscientos científicos que han reclamado a la OMS que los reconozca como principal vía de transmisión del covid-19
José Luis Jiménez.EP
photo_camera José Luis Jiménez.EP

Es un experto mundial en el campo de la contaminación atmosférica y, desde hace unos meses, el principal divulgador en español de la transmisión aérea de la infección por coronavirus.

¿Qué son las gotas y los aerosoles? ¿Cuál es la diferencia?

Las gotas balísticas son las gotas de saliva que salen de la boca al toser, al estornudar, a veces al hablar y con las que me puedo contagiar si se pegan a los ojos, la nariz o la boca. Si no lo hacen, se caen a una distancia de entre uno o dos metros porque pesan. Los aerosoles son gotitas minúsculas de saliva y de fluido respiratorio, que se encuentra en nuestras fosas nasales, garganta y boca y expulsamos todos al respirar y hablar. Más si hablamos fuerte, al gritar, al cantar... La diferencia es que las gotas salen y o dan a alguien o se caen. Los aerosoles son lo suficientemente pequeños para quedar suspendidos en el aire, donde pueden estar, dependiendo de su tamaño, entre 20 segundos hasta varias horas, y los podemos respirar. Algunos entran y se pegan a la garganta, a la traquea, a los pulmones y el virus comienza a multiplicarse.

Y así nos infectamos.

Las infecciones son de dos tipos. Suelo usar la analogía del humo porque no vemos los aerosoles respiratorios pero sí el humo. No hablo de infectarnos con el humo de un fumador con covid, lo uso como ejemplo porque así es más fácil de visualizar. Un tipo de infección es por proximidad: estamos frente a otra persona que está fumando, expulsando delante de nosotros humo y nosotros respiramos ese humo más concentrado al estar cerca de ella. Lo mismo ocurre con el aire que va exhalando una persona que tenemos enfrente, que tiene poca dilución. Otro ejemplo en este caso sería el de alguien que ha comido ajo. Cuando hablas con él eres capaz de oler el ajo porque inhalas aire que estuvo en su interior, ese olor sale de su interior. Los aerosoles en proximidad funcionan igual. Las gotículas se producen solo si tose y estornuda y te impactan. Hay otra forma de infectarse. Imaginemos ahora que estamos en una habitación con un fumador que está lejos de nosotros, a más de cinco metros. Ese chorro de humo no nos impacta directamente pero el humo nos acaba llegando, lo respiramos igualmente, como ocurría antiguamente en el interior de los bares cuando estaba permitido fumar. Por ese motivo en un interior te puedes infectar aunque se mantengan las distancias y cuantas más personas haya al mismo tiempo en ese lugar, respirando y hablando, más posibilidades hay. Esto lo vimos claramente en un caso de superpropagación que estudiamos durante el ensayo de un coro, en el que un miembro contagió a otras 52, incluso a las que se encontraban detrás de él. Es imposible que las gotas balísticas llegaran a alguien que está detrás de él, pero sí los aerosoles. Se trataba de un coro muy disciplinado en el que solo se hizo un descanso de 10 minutos, durante el que cada miembro habló con otras dos o tres personas, pero el caso índice no habló con nadie. No tuvo a nadie delante para infectar con gotas.

¿Para que se produzcan casos así, como el del coro que cita, u otros que se han dado en mataderos o cruceros, tiene que coincidir una persona con capacidad para contagiar a muchos, un superpropagador, con otra gente en un lugar cerrado y poco ventilado?

La figura de los superpropagadores es muy debatida aunque hay estudios que efectivamente los confirman. Un caso así depende de muchas cosas porque, por ejemplo, había quien creía que las personas infectadas contagian de forma homogénea, como si siempre emitiesen la misma cantidad de agentes infecciosos en el aire, cuando en realidad no es así, sino que hay momentos en los que emiten muchos y otros no. Esto era un argumento que expertos de la OMS usaban en contra de la transmisión por aerosoles, aludiendo a casos de infectados que habían sido ingresados en el hospital y en contacto con otras 50 personas no habían infectado a nadie. Pero es que no funciona así.

¿Cuánto tiempo pueden permanecer los aerosoles en el ambiente de un sitio cerrado? En un ascensor, por ejemplo, o en una sala de reuniones o en un aula sin ventilar.

Depende de factores como el tamaño, puede ser minutos, una hora o dos... Hay tres razones por las que los aerosoles dejan de ser infecciosos. La primera es porque se van afuera, se ventila, se cambia el aire y se marchan. La segunda es porque caen al suelo. No son como las gotas que caen inmediatamente si no encuentran obstáculo pero acaban cayendo con el tiempo. La tercera es porque el virus pierde infectividad. Me escribe gente y me pregunta qué pasa si entra en una habitación una hora después de que se vaya alguien infectado, o si por la mañana en la oficina se puede infectar por los aerosoles de las personas que trabajaron la tarde anterior... El problema se produce con la gente con la que compartimos tiempo y empeora cuanto más gente hay y más tiempo pasamos porque hay más posibilidades de infección.

"Una manera efectiva de cambiar el aire es abrir las ventanas continuamente. No llega con 5 minutos cada hora"

¿Cómo puede uno protegerse en interiores, trabajando o en clase?

Lo mejor es teletrabajar pero si es imprescindible ir a la oficina se pueden usar una serie de capas de protección. Hay quien piensa en la mascarilla como la panacea y no es así. Esa es una capa y muy importante pero no la única. También hay que llevarla bien puesta, que cierre bien. Para las gotas balísticas la mascarilla es un parapeto contra el que chocan, pero para los aerosoles tiene que estar bien sellada sobre la cara. Pese a todo, no es suficiente. Como se producen más aerosoles hablando que respirando, el silencio ayuda pero en la oficina no podemos estar callados todo el rato. Se debe intentar no levantar la voz. También hay que mantener las distancias y, en general, estar el menor tiempo posible con el menor número de gente posible. Si no todo el mundo puede teletrabajar se pueden hacer turnos para que no coincidan muchos trabajadores a la vez. Finalmente, hay que ventilar. Ventilar quiere decir quitar virus del aire, cambiar el aire, no mover el aire con un ventilador. Una forma barata y efectiva es abrir las ventanas. Abrirlas continuamente. No funciona con cinco minutos cada hora. Si se trata de un sitio en el que hace mucho frío o de una oficina o aula sin ventanas se pueden colocar filtros Hepa portátiles, que es un tipo de filtro por el que pasa el aire, lo ‘limpia’ de virus y devuelve el aire. El problema es que pueden ser caros.

Usted defiende a menudo que se dé clase presencial en el exterior. ¿Qué se hace con el frío?

Sí, creo que debieran hacerse las clases en el exterior. Ha habido, y en algunos medios se están reproduciendo esas imágenes, brotes muy duros de tuberculosis en el pasado en ciudades como Boston o Nueva York, donde hace muchísimo frío en invierno y se daba clase fuera. Los profesores decían entonces que los niños estaban más despiertos. Mi hermana es profesora en Teruel, un sitio frío, y en su centro han preparado tres clases para darlas en el exterior.

"Hay prejuicios para admitir que una enfermedad se transmite por el aire. Pasó con la tuberculosis"

Más de 200 científicos pidieron a la OMS que reconociera la transmisión por aerosoles del covid-19. Por otra parte, el CDC estadounidense la admitió para, al poco tiempo, eliminar esa alusión de su web. ¿Por qué hay tantas reticencias?

Por un lado nos encontramos con los prejuicios históricos que hay a admitir que una enfermedad se transmite por aerosoles. Cuando se observó que aumentando la distancia se reducían los contagios, se eligió expresamente decir que enfermedades como la tuberculosis se transmitían por gotas, porque se pensó que si se decía que venían por el aire no habría forma de que la gente mantuviese las distancia. Eso se mantuvo durante décadas aunque los grandes brotes se veían en coros, en bares, en barcos, en lugares con poca ventilación... Tuvo que pasar ese tiempo y aportar mucha evidencia científica para que finalmente se admitiera que solo se transmite por el aire. Por otro, como se ha demostrado que enfermedades que eran muy contagiosas, como el sarampión, se transmitían por el aire hay quien piensa que si el covid se transmitiera por el aire también sería muy contagioso. Confunden un error histórico con una ley de la naturaleza, lo que es absurdo. Otras enfermedades, como la gripe o el SARS, también se transmiten por el aire pero se ha estudiado menos esa vía.

Comentarios