Blog | Barra libre

#JeSuisJuanBravo 

Los lucenses viajan ahora al despacho del presidente de Adif igual que si fueran a ver a Gayoso al Luar

Juan Bravo. AEP
photo_camera Juan Bravo. AEP

ESTO ES un grito de "Basta ya".  No estoy dispuesto a que mi silencio se convierta en cómplice de una de las situaciones de acoso más duras e injustas que hemos vivido por esta parroquia en los últimos años, la que que se está ejerciendo contra Juan Bravo, presidente de Adif. Lucenses, basta ya, por favor, dejen vivir a este hombre. #JeSuisJuanBravo. 

A estas alturas, en todo Lugo debemos de quedar seis o siete que no nos hayamos reunido con el presidente de Adif para hablar sobre ese nuevo y revolucionario medio de transporte destinado a cambiarlo todo que se llama tren. No hay colectivo que no haya organizado su excursión a Madrid para echar una parrafada con Juan Bravo, transmutado en un remedo de Gayoso. La gente va a verlo como se va al Luar, casi como una tradición. Como esto no se corte, pronto en las programaciones anuales de todas la asociaciones políticas, empresariales y vecinales de la provincia se incluirá como una de las citas inexcusables: taller de rehabilitación de muebles subvencionada por el Centro de Artesanía de la Diputación, clases de pilates para jubilados a cuenta de Servicios Sociais, comida de confraternidad seguida de la asamblea anual y baile con el dúo Acordes y viajes a Luar, a Valença do Miño y a la sede de Adif en Madrid. 

Así que menos reuniones cosméticas y más voluntad política y trabajo
 

Este pobre hombre lleva todo enero sin pegar un palo al agua, nada más que recibiendo delegaciones de lucenses: del PP primero, que todavía hay clases; luego del Concello, pura cortesía; y esta semana de esa plataforma informe llamada Lugo, non perdas o tren. El tal Juan Bravo debe de conocer ya a más lucenses que algún diputado o algún senador de la provincia. 

Me preguntó qué pensará de los lucenses, aunque supongo que algo muy próximo a aquello de Asterix y Obelix, "¡están locos estos romanos!". Porque a ninguna de las caudalosas delegaciones les ha dicho otra cosa que lo ya sabido y mil veces anunciado, aunque cada una de ellas ha salido vendiendo su papel en la reunión como la mejor negociación desde el Tratado de Utrecht, en la escenificación perfecta de aquello sobre la estupidez intrínseca de repetir una y otra vez el mismo experimento esperando obtener resultados diferentes. Pero es que, además, no podría ser de otra manera, porque difícilmente puede pensar nadie que, primero, el director de Adif le iba a enmendar la plana al ministro de Fomento y, segundo, que iba a cambiar de planes, proyectos y plazos de un día para otro y según con quién estuviera hablando.

Así que hay lo mismo de siempre: la alta velocidad ferroviaria no llegará a Lugo, aunque los del PP se empeñen en prometer velocidad alta, en un alarde dialéctico de escuela de teletubbies; la estación intermodal, por muchas reuniones que acuerde la alcaldesa, es un proyecto magnífico para cuando sea posible, que en política es un espacio temporal indeterminado entre "para ya" y "en la puta vida"; y que vale que lo del tren y la estación va para muy largo, pero a cambio nos dejan unos solares libres al lado para hacer un aparcamiento, que parece ser que era una importante aspiración de los colectivos vecinales y empresariales largamente acariciada aunque los demás no hubiéramos oído de ella. 

Perdón, sí que sabemos además otra cosa: para arreglar el trayecto entre Lugo y Ourense y conectar así la provincia con el Ave, que es el proyecto propuesto por el Eixo Atlántico y el que finalmente se llevará adelante, como sabíamos, se necesitan previamente unos estudios de impacto ambiental que se suponía que estaban hechos de alguna de las anteriores veces que se prometió esta obra, pero que habrá que hacer de nuevo porque ha pasado tanto tiempo que ya no sirven. Es decir, hemos vuelto al punto de salida. Justo en el punto en el que deberían estar los 700 millones de euros que cuestan las obras, que de momento siguen siendo un simple propósito de año nuevo. 

Basta ya. Los únicos interlocutores válidos de las administraciones, lo mismo Fomento, que la Consellería de Infraestruturas, que Adif, son los boletines oficiales, y los únicos proyectos prioritarios son los que tienen consignación en los presupuestos. Así que menos reuniones cosméticas y más voluntad política y trabajo. Hasta ver, dejemos un poco tranquilo al pobre Bravo, que los presidentes de Adif también son personas.

Comentarios