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A negociar a Cangas

Ponte de Rande. SALVADOR SAS (EFE)
photo_camera Ponte de Rande. SALVADOR SAS (EFE)

NUESTRO PAÍS ES uno de los mayores productores de electricidad de todo el Estado español. Eso es porque tenemos dos elementos fundamentales, aire y agua, pero pagamos una tarifa eléctrica tan cara como Madrid o Murcia, que no saben de dónde sale un kilovatio. Hace cosa de un año, PP y PSOE renunciaron a votar a favor de una tarifa eléctrica gallega, pues sería "insolidaria con el resto de España". Pues igual de insolidario es que los murcianos nos vendan sus pimientos sin descuento o que empresas madrileñas nos vendan esa misma electricidad que producimos como si fuera suya.

Cuando alguien desde fuera se refiere al gallego como un pueblo "riquiño", lo que viene diciendo es que somos tontos y tontas. No somos un pueblo, desgraciadamente, combativo, lo siento. Hemos renunciado a tantas cosas a lo largo de los siglos que acabamos aceptando que nuestro acento es ridículo, nuestro idioma es un dialecto, nuestras casas son feas y nosotros un pueblo paleto, dócil, sumiso. Lo peor que podemos hacer es convivir con esa imagen que nos han impuesto de nosotros mismos. Si no hay orgullo, nos pisotean.

Mire usted lo de la AP -9, que es una vergüenza. Una autopista construida, salvo pequeños tramos, entre los años setenta y los ochenta, y por tanto amortizada tiempo atrás. Pero como somos riquiños, ir de Vigo a Pontevedra cuesta cuatro euros. Los gallegos no sólo pagamos los rescates de las autopistas quebradas o los peajes que se ahorran en media España, donde son gratis. Es que además pagamos los peajes más caros en nuestra propia autopista, que va de Ferrol a Tui, una infraestructura que nos conecta de norte a sur y que es tan vital para Galiza como cualquier servicio público, pero que está en manos de unos golfos apandadores, entre los que hay emporios españoles y fondos de inversión extranjeros.

El Parlamento gallego aprobó por unanimidad pedir la transferencia de la AP -9, pero ni el PP ni el PSOE ni Podemos llevaron el asunto a Madrid. El BNG fue el único que sacó el tema desde que tiene a Néstor Rego. Eso es porque somos riquiños, tan riquiños y riquiñas que vamos por la vida acomplejados, pidiendo perdón por todo. En cuanto pasamos el Padornelo y alguien nos pregunta por la vaquiña sonreímos y seguimos la gracia, en lugar de sacarle la factura de los kilovatios que le regalamos.

Audasa, empresa concesionaria de la AP -9, tenía licencia hasta 2023, pero el Gobierno de Aznar la amplió hasta 2047 a cambio de construir un par de tramos que perfectamente podíamos pagar nosotros. La propia Ana Pastor, siendo años después ministra de Fomento, renegó de aquella prórroga indecente. Al menos consiguió una rebaja en los peajes entre Pontevedra y Vigo para quienes viajan a diario, pero desde entonces nadie ha hecho nada de nada.

Si el PP gallego está a favor de que se le transfiera a la Xunta la AP -9, que lo chille en Madrid. Lo mismo digo del PSOE , que al parecer va a gobernar allí. Y de Podemos, que también va a gobernar. No tenemos por qué sufrir agravios comparativos que nos dejan en ridículo frente al resto del Estado. Pagamos la luz de los demás, los peajes de los demás; el Ave se retrasa un año cada año que pasa. Nos fundieron sectores vitales como el lácteo, el ganadero, el naval, el forestal o el pesquero, y para cuatro cosas que nos quedan, nos las cobran como si fueran suyas. Eso es porque son suyas, supongo. Nos las han quitado o se las hemos entregado.

Pagamos la luz de los demás, los peajes de los demás

Los únicos que han dado ejemplo son los pueblos de O Morrazo, gente seria que no necesita que las instituciones les resuelvan sus problemas. Cuando se ponen, se ponen. Un buen día decidieron que no iban a pagar el peaje a Vigo. Empezaron a pagar en monedas de uno o dos céntimos y a exigir que se contaran por si estaba mal. Las colas fueron monumentales hasta que se decidió dejarles pasar sin pagar y hasta hoy. Esa gente, con dos barricadas y un poco de imaginación consigue más que usted y yo votando mil veces. Entienden que los derechos no se imploran, ni se exigen ni se negocian: se toman, mejor por las buenas, pero se toman.

Haga usted la prueba, si no me cree. Váyase a Cangas o a Bueu, escoja a alguien al azar y dígale que volverá a pagar peaje para ir a Vigo. Comprobará de inmediato lo que se siente cuando un par de kilovatios del país atraviesan su espina dorsal. Por algo son la capital del heavy metal gallego, la cuna de Astarot, porque son muy riquiños hasta que empieza el guitarreo y entonces es mejor hacerles caso.

En Galiza no sabemos lo que nos conviene. De saberlo, montaríamos una comisión en O Morrazo para que nos negociara los temas importantes. Que quiere usted comprarnos energía, a chorar a Cangas; que quiere subirnos los peajes, a chorar a Cangas. Cangas bien pudiera ser la villa que nos llevara estos temas en adelante. En asuntos técnicos, diplomáticos o burocráticos pueden no ser los mejores, pero ya le digo yo que si nos llevan la luz y las autopistas, con cuatro neumáticos inflamados y muchas monedas de un céntimo nos arreglan la vida.

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