Claves del juicio del crimen de Ana Enjamio

Todas las pruebas apuntan a César, sin embargo él niega los hechos
César Adrio, presunto asesino de Ana Enjamio. SALVADOR SAS
photo_camera César, presunto asesino de Ana Enjamio. SALVADOR SAS

El crimen de Ana Enjamio, la ingeniera de 25 años que recibió una treintena de puñaladas en el portal de su casa en Vigo el 17 de diciembre de 2016 al regresar de una cena de empresa, está rodeado de varios interrogantes que el juicio que acoge estos días la Audiencia de Pontevedra trata de resolver.

Quién la abordó y la cosió a puñaladas y cuál fue el arma homicida son las dos cuestiones capitales que un jurado popular, compuesto por cinco hombres y cuatro mujeres, deberán esclarecer en su veredicto.

Pero hay más, como si efectivamente hubo acoso y hostigamiento, físico y telemático, por parte del único acusado, César A.O., a raíz de que la víctima rompiera la relación sentimental que mantuvieron varios meses, tal y como sostienen la fiscal y las acusaciones particular, ejercida por la familia, y la popular, por la Xunta.

También se dirime en este juicio si el sospechoso del crimen sustrajo el móvil de la víctima, tras supuestamente coserla a cuchilladas, y se deshizo del mismo, igual que del arma del crimen, que la Policía no pudo hallar, así como las prendas que llevaba puestas aquella noche.

César A.O. niega haber matado a Ana y sus defensa esgrime que no hay ninguna prueba que lo inculpe del crimen. Además, su abogado, ha apuntado que durante esas fechas se investigaban varios asaltos sexuales por la misma zona y que no hay que descartar a ningún supuesto sospechoso.

La ropa de Ana Enjamio contenía ADN de César A.O.

Sin embargo, hay una serie de indicios que apuntan a César A.O.. El testimonio presencial de la guardia civil delante del portal de Ana con un hombre de la misma complesión que César, el ADN de César en la ropa de Ana y la grabación de una cámara de seguridad de una gasolinera minutos previos del crimen donde aparece el coche del acusado son algunas de las pruebas que tiene el jurado para dar un veredicto en los próximos días.

Pese a todas las pruebas incriminatorias, Cesar A.O. se sigue mostrando seguro e inocente. Alega que tras la cena y dar una vuelta con varios compañeros, incluida Ana Enjamio, se fue a casa de sus padres, adonde llegó sobre las 5.30 horas, aunque en el juicio contó que no se acordaba de la hora; y que al no poder dormir se duchó y fue a buscar a sus dos hijos a Vilagarcía, donde vive su exmujer, para dar un paseo con ellos. Sus padres, por contra, declararon a la Policía que César llegó a casa a las 7.00 horas, 90 minutos más tarde de lo que aquel sostiene. Además, una amiga y compañera de trabajo de víctima y acusado testificó que éste se marchó con prisa, después de preguntar dónde había aparcado el coche en el que iba a llevar a Ana a su casa.

Ya las alegaciones hacen pensar que César miente, pero hay más. La Policía Científica localizó restos de sangre de Ana Enjamio en el salpicadero y en el pulsador de la luneta térmica. Sin embargo, La defensa esgrime que ambos habían mantenido relaciones sexuales en ese coche incluso cuando ella tenía la menstruación. 

Además, la víctima mantenía una conversación con su exnovio, con el que había reiniciado la relación, que se cortó en esos instantes al ser bloqueado desde el teléfono de ella. La llamó varias veces pero le dio como apagado o fuera de cobertura. Luego recobró la actividad pero conectado a una antena diferente a la que habitualmente le daba cobertura cuando estaba en su domicilio, situada en la avenida de Madrid pero ya en un tramo más alejado, coincidente con la trayectoria del vehículo registrado por las cámaras de seguridad de una gasolinera cercana.

La ruptura de la relación por parte de Ana generó una obsesión por parte del acusado

La última prueba incriminatoria hacia el sospechoso es la nota de suicidio que dejó en casa de sus padres. El instructor de la investigación policial declaró en el juicio que la nota de despedida que dejó en casa de sus padres fue el indicio que les faltaba para considerarlo el principal sospechoso del crimen. Dedujo que la carta la escribió pasadas 30 horas del crimen, cuando "ya tenía consciencia de la verdadera magnitud" de sus actos, y que al pedirle perdón a la víctima por cosas que "en vida ya no le podía perdonar" lo hizo para "aliviarse".

La obsesión que tenía con la víctima tras la ruptura por parte de ella de la relación sentimental fue uno de los aspectos centrales del juicio. César A.O. admitió que la siguió a través de una aplicación telefónica, que le sustrajo el móvil en un viaje a Portugal, que le envió mensajes y fotos de ambos al exnovio de Ana, y que se presentó en su casa y donde tenía aparcado el coche. Eso sí, sostiene que ambos mantuvieron su relación hasta el día en que ella fue asesinada, "clandestina" a partir de que trascendió en la empresa donde ambos trabajaban, y que no la hostigaba ni ella estaba atemorizada.

Sin embargo, sus amigas, y también su exnovio, han dicho que estaba "agobiada" y "atemorizada", y que les confesó que en la cena César se encerró con ella en el baño pero no había "conseguido lo que quería", algo a lo que el acusado se refirió como "un escarceo" sexual.

Todas las pruebas apuntan a él. Testigos lo aclaran y ahora el jurado tendrá que decidir sobre el futuro del crimen de Ana Enjamio.