Opinión

Competición

Pudiendo ser una apreciación subjetiva, refería hace algunos días cómo los telediarios elaboran con más morbo que ponderación todo lo que atañe al coronavirus, agitando el miedo o recreando la fatalidad, en vez de transmitir el sosiego que se necesita. Precisamente, el escritor Javier Marías, en un artículo que titula Entusiastas del pánico, viene a coincidir. Describe también como los conductores de informativos están a favor del pánico, "como si temieran que nuestro país se quedara atrás en la desgracia". Y añade: "Si hay una calamidad mundial", parecían estarse diciendo, "no vamos a ir a la zaga, como una nación sin importancia". Este tono exultante me provocaba estupefacción, y, siendo benévolo, lo achacaba al viejísimo lema de que "sólo las malas noticias son noticia", y a que, por lo tanto, la prensa las necesita hasta llegar a desearlas, y de ahí a celebrarlas no hay más que un paso. No entiende tampoco Marías como al reseñar el número de muertos exclaman las cifras como si fuesen medallas en unos juegos olímpicos. Es probable que haya quienes aplaudan el tratamiento competitivo, invocando el derecho a la libertad de expresión. Pero una cosa es no censurar y otra atizar el fuego.

Comentarios