Lúpulo: del experimento al negocio

Desde hace unos cuatro años, en el Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo (CIAM) rescataron el cultivo del lúpulo, un cereal que proporciona el característico sabor amargo a la cerveza. Esta especie tuvo sus años dorados a mediados del siglo pasado, sobre todo en la comarca coruñesa de As Mariñas, pero su cultivo se abandonó totalmente en 1982.

En el 2006, con motivo del centenario de la empresa cervecera Estrella Galicia, se intensificaron los contactos entre la fabricante, Hijos de Rivera S.A., y el CIAM. Y el lúpulo pasó del campo a la cerveza 'Estrella de Navidad', una edición limitada y numerada que salió al mercado para celebrar el aniversario.

Debido al éxito que según el jefe del departamento de pastos y cultivos del centro, Juan Piñeiro, tuvo la experiencia, al año siguiente decidieron repetir y poner en marcha un proyecto de investigación, financiado por la Consellería de Medio Rural, a partir del que probaron nuevas técnicas de producción relacionadas con la mecanización del proceso y la busca de las variedades más rentables.

Proyecto pionero
En el centro de Mabegondo trabajan con la vista puesta en el futuro, ya que pretenden que el cultivo de esta planta se extienda a toda la comunidad. Piñeiro ve posible que se implante como un cultivo alternativo a los tradicionales debido a su alta rentabilidad. La flor de lúpulo, que se vende según su calidad medida en grados alfa, puede alcanzar un valor bruto de 9.000 euros por hectárea al año al llegar a los 12 grados.

Las campañas desarrolladas hasta el momento permitieron comprobar la ''buena aceptación'' de la industria. Además, las condiciones actuales del mercado permiten vislumbrar un futuro prometedor, ya que en el conjunto del Estado sólo se produce cerca del 50% de la demanda. La otra mitad llega a través de la importación, fundamentalmente de Alemania, con los costes que esto supone.

Ahora mismo hay plantadas en toda España unas 600 hectáreas, la mayoría de ellas en la provincia de León. De esta forma, el responsable de pastos y cultivos del centro coruñés cifra en 200 las hectáreas que se podrían plantar en Galicia, de las que 40 pertenecerían a Galicia.

Ampliar cultivos
Teniendo en cuenta esta premisa, desde el CIAM trabajan en el aumento de la superficie cultivada, lo que permitirá alcanzar un rendimiento óptimo. Así, en la campaña de 2008, se obtuvieron alrededor de 1.400 kilos de flor, lo que permitió embotellar 160.000 litros de 'Estrella de Navidad'.

En septiembre de este año se recogerá el producto, del que prevén alcanzar una cantidad entre 1.800 y 2.000 kilos, en una superficie de una hectárea, lo que supone multiplicar por siete la extensión de la que disponían inicialmente.

Y para el año que viene sembrarán otra hectárea más, destinada fundamentalmente a la experimentación con nuevas variedades y diferentes métodos de cultivo.

Limitaciones
Pero no todo reluce alrededor del llamado 'oro verde'. La falta de maquinaria para procesar y transformar la flor lastra la viabilidad de las plantaciones. El año pasado, la cervecera adquirió una máquina peladora, ya antigua, que compró en León. El centro habilitó un secadero, pero según Piñeiro, se encontraron con problemas para conseguir la autorización de funcionamiento debido a las estrictas condiciones higiénicas que debían reunir.

De todas formas, aún tienen que enviar la cosecha a las instalaciones de la Sociedad Española del Fomento del Lúpulo, ubicadas en la localidad leonesa de Villanueva del Carrizo, para hacer el proceso de compresión de la flor en pellets, lo que incrementa los costes de la materia.

Piñeiro confirma que no prevén adquirir más máquinas en un futuro próximo, ya que se necesita una inversión fuerte. Además, en España no hay fabricantes de este tipo de maquinaria, por lo que tendrían que importarla de Alemania, donde están más desarrolladas todas las aplicaciones relacionadas con el lúpulo, debido a la antigüedad de las plantaciones.

El investigador confía en que sea desde el ámbito privado de donde lleguen las apuestas para poner en marcha la recuperación del lúpulo de forma integral.

Iniciativa privada
La implicación de la iniciativa privada es fundamental para consolidar este cultivo. Y, en principio, parece que ha respondido bien. El año pasado se constituyó la cooperativa Lúpulo Tecnología de Galicia (Lutega), que cuenta con cuatro socios. Su gerente, Antonio Lage, explica que apostaron por la planta como una ''alternativa de negocio'', para el que buscan estabilidad, ''que perdure en el tiempo'' y, como fin último, rentabilidad.

La cooperativa dispone de cuatro hectáreas plantadas, de las que recogerán la flor a principios de septiembre. En estos momentos buscan financiación privada para comprar las máquinas y ubicarlas en unas instalaciones apropiadas, ''lo más cerca posible de las tierras''. Cuentan con tener todo preparado antes del momento de la cosecha y para eso necesitan una inversión próxima a los 2,2 millones de euros.

Desde Lutega están totalmente dispuestos a aprovechar la oportunidad que se presenta, por eso Lage confirma que ya tienen previsto plantar en otra finca nueve hectáreas más, pero el objetivo final es alcanzar las 30. Además, pretenden intercalar el lúpulo con otros cultivos de como la coliflor, el repollo o el espárrago, ya que consideran que tener tierra sin producir durante el invierno, cuando descansa el lúpulo, es un modelo demasiado caro.

Negocio asegurado

También buscan nuevos socios, hasta llegar a los 10. El gerente anima a agricultores e inversores a participar en el proyecto, del que asegura tendrá una rentabilidad ''muy alta'', pese a que se necesitarán entre tres y cinco años para alcanzar un nivel de producción que aporte beneficios.

Uno de los puntos que tienen a favor es que ''no vamos a tener problema para vender'', confirma Lage, porque la demanda nacional es mucho más alta que la producción. Comenta que Estrella Galicia tendrá la ''tranquilidad de contar con un provedor a la puerta de casa'', algo que le permitirá ahorrar, ya que la materia que importa es más cara y a veces ocurre que las variedades que recibe no se adpatan a los gustos de los consumidores españoles.

El socio de Lutega afirma que los productores nacionales podrían cubrir un nicho de 900.000 toneladas dentro del país ''sin tener miedo a saturar el mercado''.

Abrir fronteras

Aún teniendo comprador asegurado, Lage considera que ''no hay que cerrarse'' y apunta a la investigación de nuevos mercados para sobrepasar fronteras. Indica que hay que estudiar las oportunidades de negocio que se presentan en EEUU, Alemania o Irlanda, gran consumidor de cerveza pero que importa todo el lúpulo que utiliza.

Tampoco cierra puertas en cuanto a la localización de las plantaciones en la comunidad. Inicialmente comenzaron en el concello coruñés de Abegondo, pero apunta a la comarca del Deza y a la de Ferroltera como posibles ubicaciones futuras de fincas de cultivo.

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