Fernández-Couto: "El plan forestal no es solo madera, es acabar con el 'ti vai facendo'"

Tras dos décadas al frente de la política forestal a las órdenes de siete conselleiros, Tomás Fernández-Couto afronta uno de sus mayores retos: aprobar el plan forestal que ponga fin a toda una vida de barra libre en los montes de Galicia

 

 

Tomás Fernández Couto-Juanas (Ferrol, 1960). PEPE FERRÍN (AGN)
photo_camera Tomás Fernández Couto-Juanas (Ferrol, 1960). PEPE FERRÍN (AGN)

El nuevo plan forestal es sin duda uno de los grandes retos de la Consellería do Medio Rural. ¿Qué plazos manejan para su aprobación?

Queremos aprobarlo antes del verano. El borrador se presentó a finales de año, pero desde antes ya se fue tratando con los distintos agentes del sector.

La industria de la madera se queja de que nadie les consultó nada.

No es que fuera o no consultada, es que la base del plan fue un procedimiento de consultas en sí mismo. Tenemos claro que un plan forestal debe ser algo consensuado, pero con todas las partes, no solo con algunos actores. Toda la vida defendí las producciones de madera, pero forestal no equivale solo a eso sino que se refiere a cualquier aprovechamiento del monte: madera, pasto, castañas, setas, resinas... Consensuar es ceder todas las partes y nosotros estamos dispuestos a hacerlo.

La filosofía del plan es cortar más madera sin aumentar la superficie forestal. ¿Significa eso que nuestro monte está infraaprovechado?

No, no. Los datos de cortas, distribución y precios nos dicen que el monte está respondiendo bien y en cada inventario aparece más superficie arbolada. Pero aunque la producción de madera es fundamental para nuestra economía y el rural, en Galicia tenemos dos millones de hectáreas de monte que hay que repartir. Y ahí el plan forestal lo que dice es que se acabó el aplicar la filosofía del «ti vai facendo» y que debemos planificarlo todo de forma consensuada y equilibrada entre sector, propietarios y las demandas que toda la sociedad tiene para el monte.

La sociedad está en contra del desorden urbanístico, pero parece que al monte nunca le aplica ese mismo criterio

¿Y cómo se consigue eso?

El plan forestal debe recoger todos los usos del monte y ser sostenible, porque afecta a dos terceras partes del territorio de Galicia. A partir de ahí nuestro planteamiento, que se puede rebatir, dice que de dos millones de hectáreas vamos a dedicar a la producción sostenible de madera 1.050.000, cuyas especies variarán en cada momento según la demanda. Por otro lado están los espacios abiertos, que se asocian erróneamente a zonas improductivas; ahí defendemos que sean 450.000 hectáreas de estas áreas de pastizal, franjas costeras, Red Natura y discontinuidades que tiene que haber en el paisaje. Y el tercer y último elemento es el arbolado autóctono, esas carballeiras y fragas que deben ocupar otras 450.000 hectáreas. A partir de aquí, dos consideraciones: el plan debe atender a la biodiversidad, garantizando espacio para toda nuestra fauna, y prevenir los incendios. Aunque tenemos la tercera parte de los fuegos de hace diez años, los datos nos dicen que cuando las condiciones son extremas, y cada vez lo son más, la actividad incendiaria se dispara, como se vio en octubre. Nosotros tenemos que planificar el territorio teniendo en cuenta esta nueva realidad, hacerlo lo más resistente posible a las llamas. Los pastos o las frondosas caducifolias, que tienen más humedad y resisten mejor al fuego, cumplen con esa función fundamental de defender el millón de hectáreas que se dedicará a la madera.

De hecho, el plan apuesta por la creación de nuevos pastos.

Hasta 200.000 hectáreas ampliables. Vemos potencial en el silvopastoreo, pero el aprovechamiento ganadero, para ser efectivo, hay que hacerlo bien: ganado cercado y densidad suficiente para mantener controlada la vegetación.

La pregunta del millón. ¿Llega el eucalipto que tenemos hoy?

En este momento el monte produce más de la demanda y con las plantaciones de estos años aún se incrementará. Hay cosas que no se entienden, como que el monte gallego son dos terceras partes del territorio gallego y tiene que cumplir muchas funciones, no solo producir madera. Tenemos esas 1.050.000 hectáreas que en cada momento se irán dedicando a lo que la industria necesite, pero esta debe ser consciente de que esa es nuestra superficie para ese fin y hay que optimizarla. ¡Claro que sería más fácil seguir en la carrera desordenada de plantar donde sea! El plan forestal es a 20 años así que está vivo y esa superficie de producción forestal irá evolucionando hacia donde deba, jugando con la especies que sean más productivas. ¡Si la demanda de eucalipto es alta pues a lo mejor se tiene que plantar todo con él!

Defiendo la industria maderera, pero es que lo forestal es algo más que eso; incluye los pastos, castañas, setas, resinas...

De hecho, dicen que el comercio online está disparando la demanda de cartón para embalajes.

Es cierto. Pero nuestra industria pastera se caracteriza por su buena calidad para papeles de alto valor; no sé hasta que punto podemos competir en papeles de baja calidad con Brasil o Chile, donde hay empresas que ellas solas gestionan más de un millón de hectáreas, superficie que aquí pertenece a 700.000 propietarios.

¿Mantienen el veto al eucalipto en Ourense y 19 concellos de Lugo?

No es un veto, sino cortar con la filosofía del "ti vai facendo".

Esa especie se asocia a dinero rápido y fácil, pero parece que una hectárea de castaño de fruto puede rendir más que una de eucalipto.

Una persona en la comisión parlamentaria de incendios dijo días atrás que las castaña era un bluf y que quien invertía en ella era para blanquear y eso es falso. Una plantación de castaño de fruto bien hecha empieza a producir a partir del quinto o sexto año y desde los 15 un souto genera 6.000 euros por hectárea a los precios actuales, cuatro veces más de lo que produce un eucalipto por año. Tomás Fernández Couto-Juanas (Ferrol, 1960). Lo que ocurre es que el eucalipto vale para casi todo el territorio y el castaño no. Pero desde el punto de vista forestal, yo en una hectárea donde puedo tener castaños para fruto pierdo dinero, mucho dinero, si planto eucalipto.

La idea es repartir dos millones de hectáreas con una mitad para áreas abiertas y para frondosas y la otra, para tener madera

¿A qué otras especies le ve potencial en el monte gallego?

Partamos de la base de que de nada vale tener 100 hectáreas de una especie si no hay comercio ni transformación para ella, porque la sierra de eucalipto no vale para pino, ni la de pino para o roble. Las producciones deben orientarse hacia aquellas especies para las que hay líneas de transformación y valorización. Sin duda el castaño, el nogal o el cerezo son interesantes para serrar. Muchos terrenos que se plantaron ilegalmente con eucalipto se podrían dedicar a árboles con buenos rendimientos. No creo que hoy haya que plantar eucalipto en zonas agrícolas; y no lo dice un enemigo de esa especie sino un entusiasta del eucalipto como yo. Quiero que la gente entienda el valor y la riqueza que genera; pero debe estar en su sitio.

¿Mandarán arrancar esas plantaciones ilegales?

Se hará un esfuerzo. Las plantaciones de eucalipto ilegales son como construir una casa en un sitio prohibido. Siempre estamos en contra del desorden urbanístico, pero parece que al monte no aplicamos el mismo criterio. Sea sincero.

¿Es optimista sobre un consenso político alrededor del nuevo plan forestal?

Soy optimista. El reparto del territorio que proponemos nos parece equilibrado y sostenible, conjuga los intereses de los propietarios y lo que demanda la sociedad para esas dos terceras partes de Galicia a nivel paisajístico, etnográfico, cultural, patrimonial... La directriz respecto a la madera es mantener la superficie si hay demanda y si no, intentar reducirla y sobre el ecualipto plantea 100.000 hectáreas más. En general es realista, así que hay una base importante para el consenso. Si algo aprendí tantos años aquí es que lo que hagas en el monte no sirve de nada si no lo haces de forma estable, pacífica y asumida por todos.

Si planto eucalipto en una hectárea en la que puedo tener castaño de fruto estaré perdiendo dinero, mucho dinero

El sector forestal se queja de que tiene un exceso de burocracia en su actividad del día a día.

Estamos en un mundo muy garantista, con normativas europeas, estatales y autonómicas y con una burocracia que creamos entre todos y en todos los ámbitos. El monte no es solo forestal sino que incide en dominios públicos como ríos, costas, carreteras, patrimonio... La ley de activación económica que aprobó la Xunta incluye una línea importante para eliminar burocracia dentro del sector: para cortar pinos y eucaliptos donde no haya afecciones ya no se necesitará autorización sino que bastará con una declaración jurada, lo que es un cambio de filosofía brutal. Y donde haya afección estamos trabajando en un listado de buenas prácticas para que, si es asumido, también sirva una declaración para cortar. Y por otro lado trabajamos con organismos del Estado como las confederaciones hidrográficas, Carreteras o Costas para firmar convenios que nos permitan agilizar las autorizaciones, rebajándolas de los 6 o 7 meses actuales a 5 días. Casi la mitad del esfuerzo de esta casa está hoy centrado en este aspecto.

¿Es el minifundismo el talón de Aquiles del monte gallego?

Es nuestra fortaleza y uno de nuestros problemas. Fortaleza porque el hecho de que tantos gallegos tengan propiedades forestales significa que la riqueza se reparte mucho en la sociedad; pero desde el punto de vista organizativo y productivo es algo que hay que superar, porque la rentabilidad de las pequeñas explotaciones es hoy muy difícil. Ya no estamos en el antiguo régimen de autoconsumo sino que vamos a un modelo en el que el que no se mecanice no será viable. Y para mecanizar desde el punto de vista forestal una corta y que las cuentas salgan hay que cortar del orden de 10 hectáreas a la vez. La propiedad media de Galicia es de 2 o 3 hectáreas por propietario repartidas en 20 fincas y muchas veces las partijas no están hechas dese hace varias generaciones. Así que necesitamos un cambio de estructura y en ello trabajamos de forma intensa.

¿Cómo?

Tenemos 12 Sofor constituidas o en los últimos pasos a nivel notarial que agrupan 2.000 hectá- reas u cientos de propietarios. La previsión es que a finales de 2019 pueda haber unas 30 con 30.000 hectáreas, así que no entiendo las críticas a estos instrumentos. Y tenemos en proceso de concentración otras 75.000 hectáreas.

Critican a la Xunta por no sacar a tiempo la madera quemada del monte en octubre. ¿Es cierto?

Es una crítica injusta para todos los funcionarios. Ardieron 48.000 hectáreas y en dos meses y medio organizamos, pagamos, valoramos y preparamos trabajos por 7 millones de euros. Sacamos a subasta toda la madera quemada de valor comercial y aunque había un compromiso de esfuerzo para comprarla, yo no lo vi porque la mayoría fue para Portugal y otra quedó desierta.

"Lo de octubre, con 130 fuegos, es penoso y siento vergüenza"

¿Fue el fin de semana de octubre el peor de su carrera?

He vivido momentos muy duros y no podría decir que fue el peor, pero no recuerdo otro peor, que es una forma gallega de decirlo. Lo más duro fue ver como a estas alturas, en condiciones extremas, se generan 130 incendios, 60 de ellos por la noche. Me parece penoso y siento vergüenza como gallego de que esto se produzca. Nos perdemos en zarandajas hablando de si hay tramas o no, pero lo relevante es que son fuegos intencionados, un delito con componente homicida porque el fuego mata.

¿Se sintió perseguido?

Te sientes el centro de la polémica y lo entiendo, pero es algo artificial, porque el tema de los incendios en Galicia no está empeorando. Al contrario, pasamos de 15.000 fuegos al año a 3.000.

¿Pensó en dimitir?

No. He llegado a tener mucha presión y a plantearme si vale la pena vivir con esa presión y ese nivel injusto de crítica, pero también recibí el apoyo de mucha gente y pienso que no se debe escapar cuando las cosas están mal.

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Tuve mucha presión y me planteé si valía la pena vivir con ella, pero no pensé en dimitir; recibí el apoyo de mucha gente

¿Hay un negocio del fuego?

Probablemente. Yo llevo aquí muchos años, hay quien dice que muchos [ríe], tengo a las espaldas como director xeral más de 120.000 incendios y la mayor causa de incendios hoy es la de eliminar gratis la vegetación, que es delito. A quien le queman un pastizal en aprovechamiento es un damnificado, pero el que lo tiene con matorral hasta el muslo, le arde y en tres meses tiene pasto, es alguien a quien el fuego le mejora y beneficia económicamente; por eso digo que hay una economía del fuego, pero pequeña y a nivel del entorno. Si hubiese otras cosas raras quemarían en zonas donde no tenemos concentrados nuestros medios; y en realidad arde donde suele arder siempre.

Las brigadas municipales se asocian al clientelismo político. ¿Son un mecanismo efectivo?

La Xunta tiene la competencia para apagar incendios forestales en el monte y hasta 400 metros de él, por lo que no tendría que ir a defender casas y zonas habitadas. Pero Galicia tiene la mitad de los núcleos de población de toda España, así que cualquier fuego que se extienda algo ya amenaza casas. Así que aquí no preguntamos, apagamos y tenemos que participar todos. Por eso las brigadas municipales son fundamentales y no comparto que se hable de ellas de forma peyorativa.

¿Hay dejadez de los concellos con las distancias de seguridad?

En Galicia tenemos un problema brutal de concienciación. Todo el mundo llama cuando ve humo o cuando ve las llamas cerca de su casa, pero la ley no dice que tiene que ser el Concello sino el propietario el que debe limpiar los 50 metros alrededor de núcleos poblados. Hay dejadez, pero de los que la ley dice que tienen que hacerlo. Otra cosa es el debate sobre si hay o no medios para hacer cumplir y dentro de ese ámbito hay ayuntamientos más y menos implicados, pero debemos mentalizarlos todos. Es tan importante mantener las franjas de seguridad limpias como recoger la basura o dar agua a las casas.

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