Los forenses afirman que la brida fue el arma homicida en el crimen de Diana Quer

Los expertos no hallaron signos de agresión sexual en el cuerpo de la joven, aunque recuerdan que el cuerpo estuvo 496 días en un medio acuático

Los tres forenses que participaron en el levantamiento del cadáver de la joven madrileña Diana Quer han explicado en la octava sesión de la vista oral que lo que les parece más "razonable, con mucho", a tenor de las lesiones detectadas, es que la brida fue el arma homicida empleada para la asfixia y que ésta no fue accidental.

Fernando Serrulla, Einés Monteagudo y Alberto Fernández –quien ha dado todos los detalles en sala, un relato apoyado por un vídeo que han podido visionar tanto las partes como el jurado– descartan ese homicidio involuntario porque una persona tarda entre 20 y 30 segundos en perder la consciencia, justo el tiempo que el encausado dijo que había apretado.

Pero "para morir necesita varios minutos de compresión, mínimo cinco" y aparte "es muy complejo, muy difícil, romper accidentalmente un hioides (un hueso muy flexible que Diana tenía roto). Para romper hay que ejercer una presión en esa zona", de delante a atrás en un caso como éste, por su juventud, pues apenas contaba con 18 años.

Al igual que ocurre con esta teoría, también han rechazado que Diana Quer fuese atropellada, la primera versión que dio el único encausado, José Enrique Abuín Gey, el Chicle, antes de contar que la había ahogado al sujetarla del pescuezo con sus dedos y sin darse cuenta de la fuerza que estaba ejerciendo.

"No hay lesión en las piernas", ha remarcado el forense Alberto Fernández al rechazar el mencionado arrollamiento con un vehículo, y ha precisado que en cambio el cuello sí es una zona traumatizada por el efecto de un amarre.

Estos tres profesionales han corroborado que en todo momento ha sido respetada la cadena de custodia de esa cinta. La defensa, en cambio, pone en cuestión su llegada al laboratorio y defiende que el Chicle no la empleó para la sofocación.

Y, como demostrar que el Chicle violó a Diana, más allá de los indicios periféricos (fue localizada desnuda y con las piernas extrañamente abiertas), es para las acusaciones algo fundamental, porque de ello puede depender que la condena sea la de la prisión permanente revisable, al respecto han afirmado que las posibilidades de encontrar ADN "eran ínfimas" y hubiese sido un "milagro".

De todas maneras, han hecho especial hincapié en aclarar que "si hallamos algo, tenemos que pensar en algo; y no hallarlo, no excluye nada".

Han comentado que hay mujeres que en caso de esas agresiones optan por la lucha activa y otras permanecen quietas y han añadido que "un gran desgarro" sí lo hubiesen visto, "pero normalmente no se producen", sí entre adultos y menores, pero no entre adultos, pues "entre adultos solo hay desgarros sutiles si los hay, incluso siendo una víctima viva".

Y con Diana, al haber estado 496 días en un medio acuático, un silo cilíndrico de 1,14 de ancho y diez metros de profundidad, los "desgarros pequeñitos no se habrían detectado".

"Con la salvedad de los efectos de la saponificación (la grasa corporal se convierte en un compuesto similar al jabón), hicimos la autopsia genital. Se extrae en bloque y se va diseccionando por planos para estudiar todos los músculos, desgarros, infiltrados o cualquier cosa que nos invite a pensar en una lesión. No lo hallamos. No hallamos restos genéticos, lo que no significa nada", han subrayado.

La defensa trata de desmontar los indicios periféricos y juega la baza de la inexistencia de vestigios biológicos que acrediten este abuso.

Corroboran la versión de la entomóloga
Los forenses han corroborado además en su exposición la tesis de la entomóloga que ha testificado en este juicio, pues las pupas de mosca halladas con su ciclo vital completado demuestran, y así se desprende de su examen, que las áreas en las que se desarrollaron han tenido que estar al menos veinte días en superficie.

Por eso pudo haber un primer lastre, que se soltase y que el Chicle regresase días más tarde a la antigua fábrica para comprobar; o bien que metiese a Diana en el agujero de la nave de Asados sin contrapesado e hiciese el mismo después.

"Si lo llega a lastrar el primer día, no hubiesen aparecido las moscas", han asegurado, y han apostillado que finalmente los adobes que lastraron el cadáver de Diana "eran tremendos, habrían lastrado tres cuerpos".