Opinión

Ley para todos

LA LEY es ley para todos. Lo dijo el rey Juan Carlos en un discurso de Navidad cuando estalló el caso Noos. Ahora, cuando Iñaki Urdangarín, cuñado del Rey, ha de ingresar en prisión condenado por varios delitos, lo recuerda un monárquico de larga trayectoria como Luis María Anson. Esta sentencia, como las que se conocen en los últimos días sobre la corrupción en el ejercicio de la política y del poder, pueden y deben contribuir a generar y afianzar un estado de confianza en el funcionamiento del sistema. Los defectos, los excesos por acción u omisión, no deberían borrar realidades como la de que un cuñado del Rey, y yerno de Rey, sea condenado. Los privilegios en un sistema de libertades se enfrentan a contrapoderes legales, reglados, que recuerdan y muestran en casos como este que la ley es para todos. Incluso para descubrir, condenar y corregir los propios fallos de quienes tienen la responsabilidad en cualquier ámbito de que el sistema funcione. No es cuestión de sacralizarlo, de taparle los defectos y los fallos, pero no se conoce en la experiencia real otro que garantice mayor justicia.

Reponer un busto

El Concello de Vilalba repuso el busto de Fraga que fue robado en la Alameda de la capital chairega. Pasado más de medio año del suceso, y sin noticias del paradero del busto sustraído, entra en la lógica la actuación que realizó quien gobierna Vilalba: reponer el busto de una destacada figura local. Con independencia de ideologías y simpatías políticas, e incluso de la trayectoria política, lo condenable es el vandalismo que se practicó reiteradamente con ese busto. No hay "memoria" que pueda justificar actuaciones por libre frente a lo que no gusta en el espacio público. Manuel Fraga, además de ministro con Franco, fue democráticamente presidente de la Xunta de Galicia y senador en representación de la comunidad autónoma. Es, en luces y sombras, la historia del país.

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