María Uve, ilustradora y fotógrafa

"No creo en el príncipe azul"

Compartía con sus 300.000 seguidores de Instagram su trabajo. Penguin Random House la llamó. Ahora publica 'Nosotros'

Autorretrato de María Uve, en realidad Victoria González (Vigo, 1984)
Autorretrato de María Uve, en realidad Victoria González (Vigo, 1984)
 

"Pipiola, enclenque, gafotas, cejijunta". ¿Pero qué forma es esta de empezar un libro?

Mira, eso sí que es un poco autobiográfico, aunque el libro no lo sea exactamente. Prácticamente todos tenemos experiencias de bullying y esta es la mía. Seguía siendo la pequeñaja, flaquita, gafotas y cejijunta de mi clase, cuando todas mis amigas empezaban a tener formas de mujer, a desarrollarse, como se suele decir. Y yo nada. Seguía siendo una canija.

¿Buscaba entonces empezar golpeando directamente al lector con algo tan personal?

No lo sé... No fue algo premeditado, la verdad. No fui muy consciente de lo que estaba haciendo cuando decidí empezar así. Quizás tenga que ver con esto mi inexperiencia como autora. Me gustaba empezar de esta manera para dejar claro que tampoco iba a ser un libro muy serio y que iba a ser algo muy natural, con el sabor de la calle.

¿Pero cuánto hay de autobiográfico en Nosotros?

Hay algo. Tiene partes de mi historia personal y tiene partes que no. O más bien, lo que hay son detalles de experiencias propias que he llevado al límite, exagerándolas un montón.

¿Por qué aparece tachado el título del libro, Nosotros? ¿Son las suyas historias de amor o de desamor?

Tacho Nosotros porque es una palabra que ha acabado por tener un significado apropiativo, de posesión y no me gusta. El amor no es eso. El amor tiene que estar relacionado con el concepto de libertad. Tú quieres a una persona libremente y ella te tiene que corresponder igual, libremente. Esa idea de acabar siendo uno, de agruparse de forma obligatoria es lo que tacho: el concepto de propiedad.

¿Qué es una astilla?

Sí, lo utilizo en el libro. Una astilla es algo que se te queda clavado y tiene que ver con algo que crees que deberías haber hecho en alguna situación o con cómo crees que deberías haber actuado en alguna circunstancia y no lo hiciste. Se te queda esa astilla clavada.

¿Y una chincheta?

Claro, es que luego ya me dio por seguir con el tema de la metáfora con los objetos (ríe). Es algo que te pincha, pero que tampoco te hace tanto daño.

Usted empezó publicando sus ilustraciones en Instagram. ¿El libro las recopila o es material inédito?

Es una historia original. Está escrita y dibujada para el libro. Yo publicaba mis cosas en Instagram cuando la editorial me llamó y me propuso hacer un libro. ¡Yo no había escrito nada en mi vida! Pero dije que sí. Solo hay dos ilustraciones y tres o cuatro textos que se habían publicado.

Su caso se parece un poco al de otras autoras jóvenes que comenzaron compartiendo tiras y dibujos sobre su vida en las redes sociales y acabaron publicando libros: Sarah Andersen (Sarah's Scribbles) y sobre todo Raquel Riba Rossy (Lola Vendetta). ¿Se siente cercana a ellas o para nada?

Creo que ellas, a pesar de que son más jóvenes que yo, llevan en esto mucho más. Tienen ya una trayectoria. Yo, la verdad, hace bastante tiempo que estoy intentando dedicarme a la ilustración, trabajando en ello, pero este es mi primer libro. Sí que me siento cercana a ellas y creo que tenemos historias parecidas. Lo que pasa es que ahora la gente busca identificarse con cosas cotidianas, cosas que pasan de verdad, le gusta verse reflejada en estos personajes. Lola Vendetta, por ejemplo, es muy real, cualquiera rapidamente se siente identificado con ella. Mi opinión es que es algo general que se nota hasta en la publicidad: cada vez se ven más personas normales en ella y gente menos idealizada. A todos nos gusta reconocernos en los demás, sentir empatía.

Usted utiliza el sentido del humor, como casi todas estas autoras, pero se diferencia de ellas en los dibujos sexuales, más explícitos y naturales. ¿Le interesaba ese retrato concreto del sexo?

Sí, sí que está buscado. Mis dibujos intentan desexualizar las relaciones de pareja. O más bien: deserotizarlas. Quiero decir que tienen algo de educación sexual, de mostrar que el sexo tiene que ser algo bueno y placentero para todos los participantes. Mi intención era mostrarlo de una forma lo más natural y clara posible.

¿Es el suyo un libro feminista?

La verdad: no estoy segura. Desde mi punto de vista, que es feminista, sí lo es. Pero desde el punto de vista del feminismo, tal y como se entiende hoy, así en general, probablemente no lo sea. Quiero decir que no es un libro combativo ni reivindicativo explícitamente. Es seguro un libro femenino, hecho por una mujer bajo el punto de vista de una mujer, pero en el que los dos géneros están incluidos y en el que el tema central es la lucha por ser uno mismo. De hecho, hay muchos hombres que están comprando el libro y se sienten muy identificados.

¿Y si le digo que tiene algo de libro de autoayuda?

¡Ojalá! Yo lo escribí para ayudarme a mí misma. Y la idea es esa: que la gente que lo lea y se haya sentido mal por alguna situación parecida pueda sentirse mejor.

¿Cree usted en el amor romántico? ¿O es todo una gran mentira?

Yo creo que el concepto de amor está cambiando como están cambiando muchos otros conceptos y que lo que pasa es que nos está costando un poco asimilarlo. Creo que hay diferentes tipos de relaciones y que hay que aprender a reconocerlas y aceptarlas. Así que no, no creo ni en el amor romántico clásico ni en el príncipe azul. Para nada.

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