Opinión

Notre Dame, al revés

El refranero popular es un variado compendio de reflexiones no alejadas de la franqueza y la veracidad. Por ejemplo, "no hay mal que por bien no venga", expresión que transmite una visión optimista de la realidad, cuando de una contrariedad se puede extraer algo bueno, que puede tener resultados favorables. Lo apreció Franco por el asesinato de Carrero. Ahora mismo seguimos lamentando el desastre causado por el fuego en Notre Dame, pero al margen de la fatalidad y la ruina que supone para el patrimonio cultural, artístico o arquitectónico, aparte de los sentimientos y emociones de cada cual, hay quienes ven también el lado positivo de la desgracia, sin que la apreciación responda a otro aforismo: "quien no se consuela es porque no quiere". La célebre catedral parisina era (es) sin duda uno de los monumentos más admirados y concurridos del mundo, por motivos y consideraciones diversas, y algunos versados en turismo y comportamiento de masas presienten que la afluencia de visitantes no decaerá. Es más, justo al revés, creen que será mayor. Lo mismo sucede con otras catástrofes en las que el morbo juega un papel fundamental para que el público disfrute con la adversidad en vez de padecerla.

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