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Paletos

Media España es ya solo paisaje y sus habitantes, parte del decorado de un fin de semana bucólico

España pintoresca. AEP
photo_camera España pintoresca. AEP

*Artículo publicado en la edición en papel del domingo de El Progreso

Hoy vamos a salir en televisión. En los informativos, digo. Por unos cuantos minutos, hasta vamos a tener la sensación de que existimos. Pero es mentira, no existimos. Lo que pasa es que es domingo, hay pocas noticias y demasiada precampaña, y que a los de la capi siempre les ha parecido muy pintoresca nuestra manera de protestar y de manifestarnos. Les hacen gracia y les provocan un poco de ternura nuestros tractores en fila india, seguro que además a alguien se le ocurre llevar un par de ovejas o unas gallinas, quizás vaya alguno con una sulfatadora y se coreen cosas de paisanos ocurrentes y lapidarias, como aquel señor tan peculiar al que le preguntaron por el tiempo una vez que fueron a pasar un día a un pueblo de la sierra.

Damos muy buenas imágenes para rellenar un rato de informativo, en plan "mira los paletos estos que bien se lo pasan por Madrid, para una vez que salen del pueblo...". Ellos nos ven como a nuestros pueblos, simple paisaje, reservas bucólicas para ir un finde con los compis del curro a hacer senderismo y comerse unos huevos fritos que manchen el plato. Nada serio, puro decorado.

Pero los que se manifiestan hoy en Madrid no han ido a llenarles las despensas de alcachofas y chorizos caseros, han ido a ciscarse en su condescendencia urbanita y en su ignorancia de modernos de coche eléctrico y dieta paleogilipollas. Es la España que se muere, que se están dejando morir como si no fuera la suya, como si la que ellos creen la real y única fuera capaz de sobrevivir sin esta.

Han ido a ciscarse en su ignorancia de modernos de coche eléctrico y dieta paleogilipollas

Son más de ochenta las asociaciones de 22 provincias las que han convocado esta "revuelta de la España vaciada". No acabo de entender por qué Lugo no se ha sumado; digo yo que será indolencia, porque aquí sobrados no vamos de nada. Es la España que, poco a poco, se va quedando sin servicios y sin inversiones en favor de las grandes urbes, y al final sin gente: es más del 50% del territorio, en el que habita apenas un cinco por ciento de la población, pero en el que residen sectores económicos vitales a los que se ha decidido dar la espalda y dejar como rehenes de los intermediarios. Es la riqueza externalizada y deslocalizada.

No hace falta mirar a otro lado, lo tenemos aquí mismo, lo sufrimos bien cerca. El proceso empieza con la despoblación paulatina de las aldeas y los pequeños municipios, pero avanza ya hacia las capitales comarcales y, más pronto que tarde, hacia las capitales de provincias como la nuestra. La coartada es la ausencia de gente, pero la causa es la ausencia de voluntad para que esas personas no tengan que marcharse: primero se traslada la pequeña industria, luego se dejan de atender las infraestructuras, luego desaparecen el colegio, el pediatra, unos años después el médico... al final solo quedan los viejos y llegados a esas, ¿para qué vamos a hacer ya nada?

De vez en cuando, cada cierto tiempo, algún dirigente político saca el tema de refilón, para presentar otra de esas engañifas que ahora llaman "estrategias" para frenar la despoblación y resucitar el mundo rural. Pero es solo eso, palabrería sin contenido que sirve para poco más que para crear una agencia de desarrollo en la que colocar al correligionario de turno. Solo paparruchas, ni un euro para cambiar el rumbo.

Ahora, si desde Madrid les dejan, lo volverán a poner de moda en campaña nuestros aspirantes a diputados y senadores, aquellos que en teoría deberían representar nuestros intereses allí donde se hacen las leyes y se manejan los presupuestos. Pero son también mentira, se han convertido en otros intermediarios más como los que sacan enormes rentabilidades de los productos que se producen en el rural con márgenes de miseria. Ellos intermedian con nuestros votos, pero se deben a sus partidos, no a quienes les hemos votado. Sus iniciativas en favor de los territorios y ciudadanos que representan son nulas y sus votos siempre están al servicio de la maquinaria de su partido, que siempre pesca e invierte en el caladero electoral más grande, en las grandes urbes.

No estaría de más que sacáramos algo de tiempo para hablar en campaña de asuntos como este, más que nada porque el futuro de la mayoría de nosotros no se alimenta de esteladas ni rojigualdas, porque a lo mejor aún estamos a tiempo.

Ellos ya nos han dejado claro que no basta con ser necesarios, hay que ser rentables, así que quizás haya llegado el momento de que los paletos aprendamos a rentabilizar nuestros votos, de dejar de ser paisajes.

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