PACTAR O NO con Vox en Andalucía es un dilema para PP y Ciudadanos. Es una decisión con consecuencias electorales claras, parece, en el resto de España. Probablemente en Andalucía la prioridad sea desalojar después de casi cuatro décadas al PSOE. Las consecuencias de un pacto con Vox, sobre todo para la marca Ciudadanos, serán muy diferentes en el resto de España. Ahí está en Barcelona Manuel Valls diciendo que no puede darse ese pacto. La derecha y la izquierda en Francia marcaron cinturón sanitario a la extrema derecha xenófoba y nacionalista. Tampoco está claro que sea ese el freno para el crecimiento de estos movimientos. Es esa misma línea roja que desde Madrid y Sevilla pide el PSOE con Vox. Si fuese sincera tal petición, pasaría por el sacrificio de retirarse los socialistas como aspirantes a ocupar la presidencia en Andalucía. No es difícil de entender que por regeneración democrática tienen que dejar el poder después de 36 años. Pero no sucederá que Susana Díaz o Pedro Sánchez faciliten una alternativa que pueda prescindir de los apoyos de Vox. Falta decisión y firmeza ante el ruido de la izquierda populista en la calle.
¿Qué pueden hacer el señor Rivera y su centrismo liberal para no desteñirse y para que no le interroguen en Europa por pactar con la extrema derecha que saluda Marine Le Pen? La distancia para el encuentro entre el sector del PP que representa Pablo Casado, que no es todo el PP, como señala Fernando Jáuregui, y Vox no exige esfuerzos: vienen de la misma cuna madrileña, con biberón de Esperanza Aguirre y clases particulares en la Faes de Aznar. Desde el primer momento hicieron todo lo posible para desalojar a Mariano Rajoy del poder en el PP. ¿Cuál fue la traición de Rajoy a la derecha aparte de no tomar decisiones con el secesionismo catalán en tiempo y forma? Nunca entendieron la España plural y estarían dispuestos a convertir el San Isidro o el Rocío en la fiesta nacional. Santiago es "patrón de las Españas", según el himno que se oye en la catedral compostelana.
