El mercado laboral gallego perderá 95.200 activos de aquí a 2032

El Ige proyecta una Galicia con una tasa de actividad reducida al 50% y con más mujeres trabajadoras o en busca de un empleo que hombres   
Trabajadores en una conservera. ADP
photo_camera Trabajadores en una conservera. ADP

Con el impacto económico de la pandemia por cuantificar, la dinámica demográfica ya hace que los próximos 12 años se vislumbren complejos para el mercado laboral español, un pilar esencial para la sostenibilidad de los servicios públicos. Con una ratio de mayores de 65 años que ya superaba el 25% de la población en 2019, en Galicia el panorama se presenta sombrío. Así lo refleja el estudio publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (Ige), según el cual en 2032 el número de potenciales trabajadores por cada jubilado mayor de 65 años habrá caído del 1,905 actual a 1,537, lo que tensionará todavía más el sistema público de pensiones, que sigue pendiente de reforma.

Esto será consecuencia del desplome de la población activa, pues los pronósticos apuntan que Galicia pasará de contar con 1,24 millones de ciudadanos mayores de 16 que trabajan o están en disposición de hacerlo a tener poco más de 1,14 millones (-7,7%). El retroceso será especialmente notorio entre los hombres, pues habrá un 11% menos de activos en 2032, mientras que la bajada será del 4% entre las mujeres. Esto derivará en una feminización de las plantillas, pues si ahora ellas son el 48% de la población activa, en el próximo decenio, aunque por los pelos, serán mayoría. Habrá 573.300 con 16 o más años trabajando o en busca de empleo frente a 572.500 varones. 

La caída de los activos será más pronunciada que la de la población en general, pues si las políticas demográficas no varían, Galicia tendrá unos 122.000 habitantes menos en 2032, con lo que la pérdida será del 4,5%. 

En el próximo decenio, la fuerza de trabajo peinará más canas. De los 1,14 millones de activos, los mayores de 55 años se acercarán al 30%

Las proyecciones del Ige, fundamentales para orientar el diseño de políticas públicas, indican que, poniendo en relación la población total con la fuerza de trabajo disponible, la tasa de actividad descenderá del 53,1 al 50,2%
Como consecuencia de la caída de la natalidad y del envejecimiento galopante, el descenso de este indicador se notará sobre todo en el grupo de edad que va de los 16 a los 24 años. En esta cohorte, la tasa de actividad descenderá un punto porcentual, hasta el 28%. En cambio, los efectos del retraso de la edad legal de jubilación, que en 2027 alcanzará los 67 años, se percibirán entre los grupos de mayor edad. Así, entre los 55 y los 64 la ratio de activos sobre el total de población se disparará del 58,5 al 68% y, entre los que superan los 65 se elevará en 2,5 puntos, hasta el 4,8%.

La radiografía del Ige deja claro que, en el próximo decenio, la fuerza de trabajo peinará más canas, una tendencia que deberá incidir en la acción de gobierno. Y es que, de los 1,14 millones de activos, los mayores de 55 años se acercarán al 30% (28,7%), cuando en 2019 rozaban en 19. En paralelo, el peso del colectivo de 35 a 54 años se recortará en diez puntos, hasta el 48%, en tanto que los efectivos de 16 a 34 años se mantendrán más o menos estables en el 23,3%. 

SOSTENIBILIDAD. Otro dato de interés es el índice de sostenibilidad global, que compara el número de potenciales trabajadores con el de jubilados, niños y personas con discapacidad absoluta. En 12 años seguirá sin haber un activo para sustentar la cobertura pública de cada persona inactiva y la situación será incluso más delicada. Y es que la ratio pasará de 0,864 a 0,813.

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