Los percebeiros avisan de una escasez del marisco rey sin precedentes en décadas

Unos ven en el cambio climático la causa y otros creen que la acción de quien esquilma el recurso es el primer motivo

Un percebeiro desafía las olas. EP
photo_camera Un percebeiro desafía las olas. EP

Rocas que antes daban buen percebe están ahora prácticamente "peladas". Así explican quienes arriesgan a diario sus vidas para coger uno de los más cotizados mariscos la creciente escasez de este recurso en Galicia, donde se dice que crece el mejor del mundo anclado a piedras donde el mar descarga toda su fuerza. Profesionales con años de experiencia y muchas mareas a sus espaldas alertan de la peor situación en décadas, aunque sin una opinión unánime sobre las causas. 

Unos piensan que es exclusivamente un daño colateral del cambio climático, por fenómenos como la subida de la temperatura del agua que hacen más difícil que el percebe se pegue a las rocas. Otros creen que el peor enemigo de la especie son los propios percebeiros, los furtivos pero también aquellos que tienen permiso e incumplen las reglas del juego. Y los hay que apuntan además a los inviernos menos duros de los últimos años, pues si el tiempo ayuda se extrae más marisco. 

Sea como sea, quienes se dedican a este trabajo certifican que cada vez resulta más difícil vivir de él y describen una situación sin precedentes en mucho tiempo. "Para min é o ano de máis escaseza desde que comecei na actividade de forma profesional a finais dos 70", cuenta Antonio Tojeiro, un cedeirés de 59 años que sigue desafiando las olas en busca del oro negro de la costa gallega.

"Cada ano é peor", constata tras diez años saltando piedras envuelto entre olas gigantescas su vecino Jorge Bouza, que esta semana volvió al mar tras más de un mes sin salir un solo día. En la antesala de la Navidad, ha cambiado Cedeira —donde tienen permiso más de un centenar de percebeiros y no existen vedas— por Cariño, pues allí son menos y se abrieron recientemente zonas que estuvieron vedadas unos meses. Aún así, "non había gran cousa". "A xente de alí contoume que antes saltaban nesas pedras e non sabían a que darlle, estaba todo cheo", relata.
 
Desde Corme, donde está el famoso percebe de O Roncudo, el patrón mayor de la cofradía y percebeiro, Roberto Vidal, estima que puede haber "un 50% menos" de recurso que cuando comenzó en este mundo hace 17 años, con 16. "Cada vez temos máis percebe mediano e do bo apenas hai. É como se lle custara medrar e necesitara máis tempo de veda", dice.

COMERCIALIZACIÓN. Las cifras sobre ventas de percebe en las lonjas gallegas encajan en ese escenario que describe el sector, pues los en torno a 275.000 kilos del crustáceo comercializados en lo que va de año suponen el volumen más bajo registrado entre los meses de enero y noviembre desde 2003, hace 15 años.

Las ventas del percebePor ellos se pagaron casi siete millones de euros, con un precio medio por kilo de 25,5 euros. Los datos de la Consellería do Mar revelan que el importe más caro desembolsado por el percebe desde el inicio de 2018 —al menos dentro de los canales legales— fueron 133 euros en Cariño, aunque ese máximo puede batirse de cara a la Navidad, pues hay bolsillos dispuestos a pagar elevadas cantidades de dinero para que no falte en el menú de Nochebuena o Fin de Año este bocado de mar.

 ¿Será difícil encontrar este marisco en el mercado ante su escasez? La situación no es tan extrema como para temer un desabastecimiento, aunque su presencia en lonjas, plazas, pescaderías y cartas de restaurantes dependerá en buena medida de si el tiempo facilita el trabajo de los percebeiros y acompaña para poder acceder a zonas complicadas, de mar muy batido, aquellas que al estar menos explotadas albergan más recurso y de mejor calidad por reunir condiciones propicias para la cría.

Pendientes del parte meteorológico, en Corme apuntan ya a un hándicap, el de las mareas, que no favorecerán la actividad el 17,18 y 19 de diciembre, días previos a Nochebuena. Con ese telón de fondo, algunas cofradías han solicitado  poder faenar el sábado 22. 

Todo esto condicionará además los precios, que por las fiestas navideñas llegan a triplicarse. Antonio recuerda años en los que el kilo cotizaba a 300 euros, y también Jorge, que a inicios de semana vendió  7 kilos «do mellor» a 103 euros.  

A este percebeiro, los veteranos le cuentan que hace 50 años volvían a tierra "con 70 ou 100 quilos dous homes todos os días". Ahora incluso tienen dificultades para cubrir unos topes muy inferiores a esas cantidades, de 10 kilos por persona al día en Cedeira, cuya lonja encabeza las ventas en Galicia al concentrar en torno al 18% del total. En Corme, tanto los mariscadores a pie como en embarcaciones pueden coger un máximo de 5 kilos por jornada.

MENOS INGRESOS. Aun jugándose la vida para poder sacar dinero con la venta de uno de los mariscos más caros del mercado, los profesionales del oficio coinciden en que la situación actual del recurso hace que sacar un sueldo con esta actividad resulte cada vez más difícil.

"Hai que estar bastante en forma e arriscar moito, meterse onde ninguén se mete, para coller o mellor material posible", sostiene Jorge. Con ese telón de fondo, algunos percebeiros alternan la raspa y el traje de neopreno con la captura de otras especies. E incluso hay quien "ten outro traballo complementario en terra".   

A la hora de señalar motivos de esa escasez de percebe, Tojeiro apunta, además de al cambio climático, a quienes esquilman el recurso, y aclara que no solo son los furtivos. "Tamén os hai entre os que temos documentación", refiriéndose a prácticas como la de extraer el crustáceo durante el fin de semana, algo que está prohibido.

En cambio, Bouza sostiene que aunque esa lacra desapareciese por completo no se solucionaría el problema. "Houbo furtivos toda a vida e había percebes igual", señala, convencido de que "algo pasa nas pedras" para que estén cada vez menos pobladas.

Más vedas, menos cupo en épocas de mayor actividad como el verano... desde el sector citan posibles medida para frenar la pérdida de recurso sin posturas unánimes ni nada claro sobre por qué ocurre y cómo evitar que este marisco —sin ojos ni corazón— mengüe más en la costa gallega. 

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