Robots y otras innovaciones tecnológicas se cuelan en las explotaciones gallegas

Cada vez más granjas apuestan por los automatismos para mejorar la gestión, facilitar el trabajo y reducir la mano de obra

 

Mensajes de aviso Smartbow en el móvil de José Manuel.EP
photo_camera Mensajes de aviso Smartbow en el móvil de José Manuel.EP

SANTIAGO. Robots que ordeñan las vacas sin necesidad de que el ganadero esté presente; sistemas de vigilancia que acechan cada movimiento de las reses en el establo para alertar a sus dueños si están enfermas o es el momento óptimo para inseminarlas; amamantadoras automáticas de terneros que ahorran tiempo, y dispositivos que acercan el alimento a los comederos sin que nadie tenga que mover una paja. Son las innovaciones tecnológicas cada vez más presentes en explotaciones lácteas de Galicia. Un sector que también se ha subido al tren de la revolución digital y vive en la era 4.0.

La imagen del paisano con boina extrayendo la leche de la ubre a mano sentado en una banqueta forma parte del pasado. Las granjas se han ido modernizando con el tiempo, y hoy, decenas de ellas cuentan con diversidad de automatismos que facilitan el trabajo, ayudan en la gestión y reducen la necesidad de mano de obra. Se encuentran sobre todo en explotaciones de cierto tamaño y profesionalizadas, que se ven capaces de asumir una fuerte inversión de dinero para avanzar hacia un futuro —no muy lejano— en el que la selección natural irá dejando por el camino las granjas más pequeñas y sin relevo generacional.

Quizás si no fuese por el precio de estas tecnologías, el grado de implantación sería mayor, pero un robot de ordeño, por ejemplo, cuesta unos 120.000 euros, un desembolso de dinero que no está al alcance de todas las explotaciones. ¿Cuántas lo tienen en Galicia? Las cifras que se manejan desde el sector apuntan a que se está llegando a los 100, en una comunidad en las que hay activas algo más de 8.100 explotaciones lácteas. Eso evidencia que el uso de la robótica «non está xeneralizado»
y que se trata de una apuesta «incipiente», como la define César Resch, investigador del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo y coordinador del primer grupo de trabajo creado por la Comisión de Agricultura de la Unión Europea para mejorar la competitividad de las explotaciones.

MANO DE OBRA. ¿Por qué introducir máquinas en lugar de contratar personal para realizar todo el trabajo que requiere este tipo de negocio? Muchos ganaderos ven difícil encontrar gente comprometida con la tarea que va a asumir y mínimamente preparada para confiarle sus animales, por lo que eligen valerse de automatismos.

Habrá quien piense que con un robot el ganadero ya no tiene que estar todos los días y durante muchas horas al pie del cañón en el establo, algo que niegan los propios titulares de las explotaciones más tecnológicas de Galicia. Puede que su horario sea más flexible y el trabajo menos esclavo, pero siempre tienen que estar pendientes de los animales y alerta ante cualquier problema que se presente.

Ante una tendencia que se espera que vaya a más en los próximos años, César Resch llama a evitar que, con tanto avance, el ganadero se convierta «nun coidador de robots» que se deje manejar por la tecnología. «Debe seguir xogando un papel clave na explotación e tomando as decisións», señala.

César Resch
Investigador agrario

"En Galicia hai case 100 robots de ordeño e 8.100 granxas. Existe unha aposta polos automatismos, pero aínda é inaceptable"

Juan Freire
Asesor de explotaciones

"O problema polo que se recorre a robots é a falta de man de obra e de condicións laborais razoables nas granxas"

Tampoco se muestra partidario de dejar la gestión de la cuadra y el cuidado de las reses en manos de máquinas y sistemas innovadores Juan Freire, asesor de explotaciones en la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña y responsable de la organización del trabajo en Granxa O Cancelo. Considera que el problema de fondo está en la falta de personal preparado para realizar este tipo de actividad y de disposición de los titulares de las granjas a ofrecer condiciones laborales que supongan un incentivo para trabajar en ellas.

Con los pasos dados por explotaciones gallegas en innovación, ¿qué lugar ocupa la comunidad en esta materia a nivel europeo? «Isto non é Suecia ou Dinamarca», responde Resch sobre el grado de penetración de la robótica de ordeño, en el que destacan los países nórdicos y otros como Holanda o Bélgica. Lo relaciona en parte con el hecho de que allí el coste de la mano de obra sea más elevado, «prohibitivo» en algunos casos, por lo que la carga económica de contratar personal sería demasiado elevada para los titulares de las explotaciones. Aquí es más bajo, pero faltan candidatos capacitados.

La era 4.0 aún está despegando y la revolución tecnológica no se detiene, así que quién sabe cómo serán las explotaciones del futuro. Solo hay que ver lo que han cambiado en las últimas décadas para pensar que todo es posible.

"O sistema ten a vaca monitorizada como se fosen os meus ollos"
Los ganaderos José Manuel y Juan Varela de la explotación Casa do Rei de Santa Comba saben en todo momento como se encuentran sus vacas dentro del establo sin tener que estar pegados a ellas. Un innovador sistema de monitorización mediante GPS sigue cada movimiento de los animales y, en cuanto localiza algo fuera de lo normal, avisa a los dueños a través de una aplicación informática. Detecta los celos, interpreta si una res está enferma por su comportamiento e incluso alerta cuando está próxima al parto. «Este programa actúa como se fosen os meus ollos cando non estou», señala José Manuel, cotitular de la granja junto a su hermano desde hace 14 años.

La suya es una historia de relevo generacional al frente de la explotacíón que sus padres pilotaron durante medio siglo. Cogieron las riendas con 50 cabezas de ganado para crecer y esa cifra se multiplicó por más de tres en doce años, hasta alcanzar las 180. Mucho trabajo dentro y fuera de la cuadra para dos personas que solo contaban con la ayuda a tiempo parcial de su madre. Pensaron en contratar a una persona que se centrase en vigilar a las vacas mientras ellos realizaban las tareas en el campo, pero no encontraron lo que buscaban y pensaron: «nos tempos que corren ten que haber algunha tecnooloxía que nos diga como vai todo no establo sen estar alí»

Valoraron la posibilidad de poner cámaras, pero debían estar siempre atentos o visualizar las grabaciones. También sopesaron instalar un sistema de podómetros, con el hándicap de que solo controla al animal durante el ordeño. Pusieron entonces la vista en un localizador vía GPS empleado en Francia que cumplía su objetivo, pero no se adaptaba a sus instalaciones. Y fue por casualidad, en youtube, como dieron con el sistema que tienen implantado desde hace algo más de un año y que importaron de Austria, convirtiéndose en la primera granja española que usa Smartbow.

¿En qué consiste? Cada animal lleva un pendiente en la oreja que actúa como localizador y, a través de un sistema de antenas, se recoge la actividad de la vaca. La información queda registrada en un programa informático que lanza un señal de alerta cuando algo se sale de la rutina. Detecta los celos porque en esa situación las reses están inquietas y dejan de comer. Si están enfermas, además de no tener apetito, pasan más tiempo tumbadas. Y cuando se acerca el momento de un parto, el dolor de las contracciones hace que los animales no prueben bocado y la aplicación informa de que algo va mal.

Satisfecho con la ayuda e información que aporta esta tecnología, José Manuel explica, con todo, que no por ello están más liberados de trabajo. «Ao contrario, estamos máis pendentes» dice, y cuenta entre risas que a veces no le hacen caso porque les manda avisos a las tantas de la madrugada. «O malo que ten é que non
sabe cando é de día ou de noite». 

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