Los CSI buscan vestigios de Sonia entre las muestras recogidas en San Mauro

Los trabajos de laboratorio se prolongarán varias semanas y no se prevén nuevos registros

 

Agentes trasladan en maletines las pruebas recogidas en la finca de San Mauro. JAVIER CERVERA
photo_camera Agentes trasladan en maletines las pruebas recogidas en la finca de San Mauro. JAVIER CERVERA

El espaldarazo que ha recibido la investigación del caso Sonia Iglesias ha entrado en una fase menos mediática pero de gran relevancia para los resultados finales, por cuanto las tareas se centran ahora en examinar minuciosamente todas las muestras recogidas en la finca de la casa de San Mauro que compartieron la joven desaparecida y su entonces pareja, Julio Araújo, hace 16 años.

Durante las jornadas del martes y el miércoles, agentes de la Policía Científica de Pontevedra y de la Comisaría General de Madrid participaron activamente en el examen de la amplia parcela, en estrecha colaboración con sus compañeros de la Unidad de Subsuelo: mientras unos buscaban posibles vestigios con el georradar y catas en el terreno, los otros recogían numerosas muestras, que fueron cuidadosamente depositadas en maletines y trasladadas al laboratorio de la Comisaría Provincial para su posterior clasificación y análisis. También se están empleando sofisticados equipos técnicos desplazados desde la capital de España.

El objetivo es tratar de encontrar algún rastro, bien orgánico bien textil, que se pueda relacionar con Sonia Iglesias. Para ello los investigadores no han tenido reparo en hacer acopio de todos los restos que han considerado interesantes, de ahí la extensa labor desarrollada durante dos días bajo el más absoluto de los mutismos.

Sin embargo, fuentes policiales han precisado que no será una labor fácil. En primer lugar, por el prolongado margen de tiempo (casi ocho años) que la vivienda ha permanecido abandonada, lo que ha permitido todo tipo de contaminaciones del terreno: basura arrojada por los okupas que vivieron unas semanas en su interior, huesos de animales fallecidos, restos de ropa y calzado totalmente ajenos a sus antiguos inquilinos...

Por otra parte, la dificultad de encontrar algún vestigio en buen estado que pueda proporcionar una información fiable. En este sentido, cabe recordar que los 'CSI españoles' recogieron numerosas muestras en sus visitas a San Mauro, muchas de origen orgánico, y ahora se encuentran en el momento más delicado de la investigación: analizar y clasificar esos restos, descartando los irrelevantes y examinando a conciencia los que pudieran tener relación con el caso.

Las fuentes consultadas insisten en la complejidad de estas labores pero recuerdan el alto grado de preparación de estos profesionales, "que han conseguido éxitos importantísimos en situaciones en las que nadie tenía esperanza de lograr ya ningún avance".

ASÍ TRABAJAN. Un portavoz de la Comisaría General de la Policía Científica reconocía este viernes el doble efecto que las series de televisión —tipo CSI Las Vegas— han tenido en la mentalidad popular. El positivo es el respeto que se ha ganado esta faceta de la Policía; el negativo, que la ficción suele distar mucho de la realidad y lo que en un episodio se resuelve en apenas una hora, en la vida real lleva semanas o meses conseguirlo.

Salvando las grandes diferencias de tiempo, la metodología y los protocolos son bastante similares: los expertos llegan a la escena del crimen, toman todo tipo de muestras, fotografían su estado y localización originales y las trasladan al laboratorio, donde serán milimétricamente inspeccionadas a través de una compleja y costosa maquinaria.

Una de las técnicas más empleadas es el análisis del ADN, merced a la fiabilidad de esta prueba. De hecho, estos informes han sido claves para resolver el 10% de los casi 400.000 delitos investigados en 2016 por la Policía Nacional y la Guardia Civil.

En el caso concreto de Sonia Iglesias, no se prevén nuevos registros y los trabajos se centran ahora en filtrar los restos orgánicos seleccionados para intentar conseguir alguno que se pueda vincular con la joven desaparecida en agosto de 2010. En ese supuesto, se sometería a distintas pruebas (entre ellas la de ADN) para verificar su identidad. Pero todo esto llevará tiempo, que nadie espere resultados inmediatos.

Comentarios