El trueno de Lugo

Este mes se cumplen 25 años de la muerte del piloto lucense Juan Manuel López Mella
Mella
photo_camera Juan Manuel López Mella, en una carrera de Superbikes. EP
El 10 de mayo de 1995, cuando viajaba rumbo a unos entrenamientos que debían comenzar el siguiente fin de semana en el circuito tarraconense de Calafat, el coche que conducía el piloto motociclista lucense Juan Manuel López Mella sufría un acuaplaning a la altura del kilómetro 160 de la autovía de Levante, en la provincia de Albacete. Tras salirse de la carretera y dar varias vueltas de campana, Lugo perdía a uno de sus deportistas más ilustres, aquel que había paseado el nombre de la ciudad por los mejores circuitos de velocidad de medio mundo.

Juan Manuel López Mella (Lugo, 12 de abril de 1965) se inició en la competición motociclista practicando motocross, aunque pronto se pasó al asfalto, donde a nivel nacional debutó en el año 1985 en la copa Ossa F3 250.

En fórmulas de promoción como el Criterium Solo Moto, las Motociclismo Series o la Copa Yamaha RD350, el piloto lucense siempre fue cada temporada uno de los más serios candidatos al triunfo, aunque la precariedad de medios con los que contaba siempre le hacía salir en clara inferioridad técnica frente a sus rivales.

lopez mella1 Juan Manuel López Mella. EP

Esa capacidad de lucha a pesar de tener todo en contra, su extraordinario pundonor encima de una moto y su tremenda humildad cuando se bajaba de ella hicieron que el lucense se convirtiese enseguida en uno de los pilotos más queridos y valorados por la afición.

‘El trueno de Lugo’, titular con el que una revista especializada encabezó la crónica de una de sus victorias, se convirtió en un apodo perfecto para aquel piloto que, a pesar de las dificultades que por aquel entonces suponía viajar desde Lugo a cualquier circuito de velocidad de España cumplía en el año 1987 su sueño de debutar en una prueba del Mundial de 250 centímetros cúbicos.

Tras estar a punto en varias ocasiones de fichar por equipos oficiales, la falta de un patrocinador fuerte que lo respaldara le obligó siempre a correr con una gran carencia de medios. Aún así, logró debutar en el año 1989 en el Mundial de 500 centímetros cúbicos, la máxima categoría del motociclismo que, hasta aquel entonces, parecía vetada a pilotos españoles, cuyos grandes triunfos siempre se habían producido en cilindradas inferiores.

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La última moto con la que competió es una de las que se puede en el museo dedicado a su honor en Lugo.

En 1990 da el salto al Mundial de Superbikes y, patrocinado por Nivea, en 1991 gana el título nacional de la categoría y se convierte en el primer piloto español en subirse a un podio de una carrera del Mundial. En 1992 gana su segundo título nacional y en 1993 regresa al Mundial de 500 centímetros cúbicos, acabando la temporada como mejor piloto privado. El apoyo de la afición fue fundamental para que pudiera competir en 1994, acabando varias veces en posiciones de puntos. En la última carrera del año es, además, elegido para sustituir al mítico Kevin Schwantz a lomos de la Suzuki oficial.

En 1995 competiría en el Thunderbike Trophy. Su debut en la nueva categoría se saldó con un cuarto puesto en Jerez. Fue tres días antes del fatal accidente.

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